Un ingeniero llamado Sainz
Al igual que hizo en el Mundial de Rallys, el ‘Matador’ ha hecho campeones a los coches con los que ha competido: Volkswagen, Peugeot y ahora Mini.
Sus dotes de ‘ingeniería’ eran bien conocidas en el Mundial de Rallys. En cuantas marcas trabajó, dejó el sello de la casa, convirtiendo a casi todos los coches con que compitió en campeones. Bien lo saben en Toyota, Subaru o Citroën. Algo que ha transferido a su segunda juventud en el Dakar. Carlos Sainz ha hecho ganadores al Volkswagen, el Peugeot y ahora el Mini.
En la firma alemana el español salvó todas las barreras que le pusieron los responsables teutones para fichar a Jean-Claude Vaucard, el que fuera padre de los Peugeot y Citroën de rallys y el Dakar. Carlos aprovechó que se acababa de jubilar en el grupo francés para reclutarlo como consultor externo, y juntos convirtieron al Touareg en un vehículo ganador en 2009, 2010 (con el propio Sainz) y 2011.
Al llegar a Peugeot intentó la misma maniobra, pero no pudo por rencillas pasadas entre el responsable técnico y Vaucard. Eso sí, tras el desastre del primer año en el Dakar les convenció. No duró mucho el veterano ingeniero, que tras una semana dijo que se iba al seguir latentes sus discrepancias con su ‘colega’. Pero fue un tiempo suficiente para que hiciese una lista de 30 cosas que había que mejorar…lista que se guardó Sainz y puso en práctica para convertir al coche del león también en triunfador en 2016, 2017 y 2018 (segunda victoria del madrileño). Además, en esa etapa diseñó de su puño y letra un neumático específico para los buggys, que es el que aún sigue dando victorias a BF-Goodrich.
El ‘master’ en esta carrera de ingeniería sin pasar por la facultad lo ha culminado con el Mini. Su aportación, sobre todo en el apartado de las suspensiones, ha sido fundamental para convertir un coche que hace un año hacía aguas por todos lados, en el ganador de esta última edición de la prueba, ahora ubicada en Arabia.