Crivillé: "Hubo un antes y un después con el título de 500"
"Tengo que estar muy orgulloso de haberlo conseguido, pues abrió las puertas a muchas cosas, pero en particular a la categoría reina, por entonces inaccesible", dice.
El 24 de octubre de 1999, Álex Crivillé alcanzó uno de los ochomiles que le quedaban por conquistar al deporte español: el título mundial de 500cc. Se cumplen ahora 20 años de aquella gesta rematada en el GP de Río, en el circuito de Jacarepaguá, y le coincide al bicampeón, porque también ganó un título de 125cc en 1989, en el circuito de Phillip Island, donde comenta las carreras para DAZN. Hablar con el noi de Seva siempre es agradable y, hacerlo para rememorar aquel hito, aún más.
-Nunca se cansa uno de recordar tu título de 500cc en 1999, el primero en la clase reina...
-Lo recuerdo mucho. Ha pasado mucho tiempo, pero llegan recuerdos inolvidables y lo mejor es que la gente lo recuerda con mucho cariño. Creo que hay un antes y un después en las motos en nuestro país, ya que ese título marcó mucho. Creo que tengo que estar muy orgulloso de haberlo conseguido, pues abrió las puertas a muchas cosas, pero en particular a la categoría reina, que por entonces parecía inaccesible, complicada y luego vimos que trabajando se podía conseguir.
-¿Imaginaba entonces que veinte años después se iban a conseguir para España nueve de los diez últimos títulos de la clase reina como ha sucedido?
-Ni yo ni nadie. Era impensable el dominio que estamos teniendo en la categoría reina, impensable, ya que en aquellos momentos era muy difícil, era un terreno y una categoría de los yankees y los australianos. Yo estaba ahí, pero no habían aparecido los Lorenzo o el Márquez de hoy en día...
-¿Qué fue lo más difícil para llegar a esa cima?
-Lo más difícil era la perseverancia. Estaba claro que estaba en un entorno más pensado para Mick Doohan, pero también estaba claro que le estaba apretando las tuercas y que tenía tantas opciones él como yo, ya que los tiempos en la pretemporada de ambos eran iguales. Lo difícil fue la perseverancia, no tirar la toalla y luchar hasta el final.
-¿Es de celebrar este tipo de fechas?
-Estoy muy orgulloso y contento. La verdad es que hay que estar orgulloso y valorarlo como lo está valorando todo el mundo, sobre todo la afición. Me siento muy querido por todos.
-¿Es consciente de que derribó esa barrera y que tiene el respeto de los pilotos actuales?
-Sí, siento el respeto de todos, pero evidentemente de la afición de aquellos tiempos y de nuestros días. Los de hoy no sabían que estaba Crivillé y Doohan, pero quizás han hecho un reset para conocer todo aquello y eso ya es algo que te llena muchísimo.
-¿Cree que con el paso del tiempo su gesta ha crecido en dimensión por lo que representó entonces y ahora?
-Creo que sí, cuando ganamos fue brutal la imagen que dejamos y con el tiempo pareció que se iba difuminando un poco y se iba quedando ahí, pero luego otra vez aparecemos. Es un título de 500cc y fuimos los primeros. Estuvimos todos ahí, ganar un título entonces era ganar mucho más de lo que inicialmente podría representar.
-¿Y su relación con Doohan es tan peliaguda ahora como entonces?
- Sí era peliaguda, sí. Ahora es una buena relación, es cordial. Estuvimos el año pasado cenando en un evento en Madrid, cosa impensable hace unas temporadas después de lo que vivimos, sobre todo en Australia, en Eastern Creek (le tiró en la última vuelta), o en Jerez cuando hubo la invasión de pista del público. Fueron momentos muy tensos, de mucha tensión, y aunque no había muro entre nuestros boxes es como si estuviera. Luego, cuando se lesionó, él vino a darme el soporte, a ayudarme, pero ahora ha pasado el tiempo, que ha borrado todo lo malo y nos quedan los recuerdos buenos.
-¿Cree que hizo algo mal entonces?¿Cambiaría algo?
-Ostras. Creo que tengo que estar muy orgulloso pues hice las cosas bien, conseguimos un campeonato del mundo de 500, un subcampeonato. Yo creo que no puedo quejarme. Me retiré joven y quizás hubiese alargado algo más mi retirada, pero por problemas físicos no pude, pero hay que ser conscientes de que hicimos mucho y hay que estar orgullosos de lo que conseguimos.