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FÓRMULA 1 | ENTREVISTA

Daniil Kvyat: "Empecé a correr bajo presión en Red Bull"

El ruso pasó de estar fuera de la F1 a subir al podio en Hockenheim con un Toro Rosso. Habla con AS antes del GP de casa y hace balance de su regreso al campeonato.

Sochi
Daniil Kvyat en el Toro Rosso.
Peter FoxGetty Images

Daniil Kvyat coronó con su podio en Hockenheim los doce meses más inexplicables de su carrera. Fuera de la F1 en 2018, repescado a última hora por Toro Rosso para esta temporada y bañado en champán en Alemania, tercero, un día después de ser padre por primera vez. Con 25 años, el ruso ya parece un veterano de este deporte y experiencias no le faltan. Antes del gran premio de casa, charla con AS sobre su marcha y posterior regreso al 'Gran Circo'.

—¿Cuándo dejó de ser un niño que corre por diversión para empezar a ser un piloto bajo presión?

En el Europeo de kárting ya notas algo de presión, son carreras grandes. Aunque el momento en el que me di cuenta de que mi situación ya era cercana a lo profesional llegó cuando personas importantes me pedían resultados, cuando me uní al programa de pilotos de Red Bull. Cuando mi jefe, Helmut Marko, me llamaba después de cada carrera para decirme 'buen trabajo', o '¿por qué la carrera no ha ido bien?'. Desde entonces corro con presión.

—¿Cómo se gestiona esa situación siendo adolescente?

Debes acostumbrarte muy pronto, no hay tiempo. Tienes que ofrecer resultados desde el primer día y no es nada sencillo pasar del kárting a los monoplazas. Yo no estaba del todo preparado cuando lo hice y tuve que aprender muy rápido, fue un periodo complicado, tienes que sacar esos pensamientos de tu cabeza y centrarte en pilotar, únicamente, al menos eso es lo que yo intenté hacer en mi primer año con Red Bull y funcionó.

—Carlos Sainz decía que aguantaba más presión el año que ganó las World Series, porque si perdía se acababa su sueño, que por ejemplo al llegar a la F1.

Quizás el año de 'rookie' en la F1 no es tan complejo, es bueno para el piloto porque tienes permiso para cometer algún error, la gente entiende que estás aprendiendo y puedes experimentar un poco más con tu pilotaje, mientras que en los últimos años de monoplazas simplemente tienes que ganar porque en caso contrario sabes que tu carrera se puede acabar. Pero eso es el primer año, en la F1 llegan esos momentos después y sabes que te puedes quedar fuera, que debes extraer el máximo de lo que tienes. Cada piloto lo afronta de una forma diferente, los caminos nunca son iguales.

—¿Cómo es un año sabático en la vida de un piloto de F1?

Para mí, 2018 fue un buen año. Me siento más fresco y encontré otros enfoques para mi vida y mi carrera. Es bueno recuperar pasión por el deporte, algo que había perdido, y he vuelto como un mejor piloto y mejor deportista. Y además estaba deseando volver, hice mucho trabajo de simulador para Ferrari pero lo que quería era volver a competir, lo duro era no estar aquí.

—¿Le parecía una posibilidad real volver?

Por momentos pensé que la F1 para mí ya se había terminado, que las puertas se habían cerrado para siempre en 2018. Hablé con algunos equipos y no saqué nada en claro con nadie. Pero Toro Rosso me me dio la oportunidad y la cogí.

—¿Trabajó el aspecto psicológico de alguna manera concreta?

Escuché consejos de gente cercana para mejorar algunos de esos aspectos, la forma física, las energías para volver, y reforcé muchos puntos. Por eso he vuelto renovado.

—Y después de todo, ¿qué se le pasa por la cabeza cuando sube al podio de Hockenheim?

Pensaba en el gran peso que había sobre mis hombros, en el gran resultado que era para Toro Rosso, un equipo sin podios en once años. Era algo increíble para ellos, y para mí también, se juntaron muchas emociones en esos días difíciles de describir.

—Sólo dos pilotos han subido al podio con Toro Rosso y el otro es tetracampeón del mundo. Supongo que esto le debe abrir puertas…

Me da muchísima confianza, es un gran resultado y al final la gente te juzga por eso. Y este año no sólo he tenido un podio, también hubo carreras buenas como Barcelona, Mónaco, Spa, Monza o Canadá. Este año es muy importante para mi carrera.

—En estas circunstancias, ¿pensaba que usted sería el elegido por Red Bull?

Si tiene que pasar, pasará. A mí no me gusta cambiar las cosas a mitad de temporada, hay muchos riesgos en esos movimientos, especialmente teniendo en cuenta que Max está muy fuertemente establecido en Red Bull. Yo ya he estado en ese equipo y sé que eso jugaba contra mí a la hora de escogerme o no. He seguido pilotando, haciéndolo lo mejor que puedo, y el año que viene todo sigue muy abierto en Red Bull.

—¿Cree que le considerarán en el futuro, que existe la oportunidad?

En Red Bull siempre existe la oportunidad.

—¿Y la quiere?

Si llega, sí. ¿Por qué no? Claro que sí, como piloto buscas el coche más competitivo posible, uno que te permita ganar carreras y luchar por podios. Pero si me quedo en Toro Rosso no veo que haya nada malo en ello, me gusta el equipo, la armonía es perfecta. Lo que decida Red Bull, si necesitan o no a otro piloto, estará bien. Mi relación con Max también es buena, así que aceptaré feliz lo que venga.

—Su hija nació un día antes de aquel podio. ¿Ser padre hace más difícil llevar esta vida de vuelos y hoteles?

Ya conocía mi deporte, sabía lo que tendría que afrontar. Pero sí, ahora tengo más razones para estar en casa, sobre todo cuando echas tanto de menos a alguien. Aunque vengo aquí y hago lo que me más me gusta, al final hay que encontrar el equilibrio en la vida.

—¿Ahora frena antes?

No, creo que no (risas), con las últimas carreras demostré que sigo frenando en el mismo sitio.

—Gracias y suerte.

¡Gracias! (En castellano).