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MOTO3 | GP DE LA REPÚBLICA CHECA

Calma tras la tormenta entre Sergio García y Alonso López

Sus jefes les reunieron tras la carrera para pedirles que no cambie la línea de trabajo en equipo. Ambos se dieron la mano y cerraron el asunto como “un lance de carrera”.

BRNOActualizado a
García, López, Carrión y Arquer tras la carrera de Brno.
Mela Chércoles

Había que recoger el testimonio de Alonso López y Sergio García tras la carrera de Moto3 en Brno, en la que ambos se fueron juntos al suelo por culpa de un apurado hachazo del valenciano al madrileño, con el que se tocaron. Luego vino un pequeño empujón del mayor (Alonso tiene 17 y Sergio 16) para recriminarle la maniobra, pero llegó pronto la calma tras la tormenta inicial.

As acudió al camión del Estrella Galicia y dentro de él estaban los dos pilotos con Jordi Arquer y José Luis Carrión, sus jefes directos, que les reunieron tras la carrera para pedirles que la caída conjunta no cambie la línea de trabajo en equipo empleada hasta ahora. La escena era de colegio, como cuando te llama el director para pedir explicaciones, pero sana, con buen ambiente y sin castigos. Tal es así que ambos posaron para este diero dándose la mano y cerraron el asunto como “un lance de carrera”.

El primero en contar lo que pasó fue Sergio García, que dijo: “Estamos bien. Ha sido un lance de carrera y no le doy ninguna importancia. Creo que no es para tanto. Nos hemos caído los dos, pero ya está, no pasa nada. Es un cúmulo de mala suerte. Si pasa con otro no hay tanto ruido”.

La versión de Alonso López era esta: “Me fastidia porque creo que estaba haciendo una muy buena carrera y ése no era el sitio en el que debería estar, porque había bajado unas pocas posiciones, pero mi idea era volver a remontar. En la curva 10 Kornfeil me ha hecho irme un poco largo y en la siguiente curva han venido Sergio y Raúl Fernández y me he ido al suelo. Es un lance de carrera y ya está. En Austria nos irá mejor”.

Al bromear con el madrileño diciéndole que el empujón dado a Sergio fue muy suave por ser quien era, repetía dos veces “puede ser, puede ser”. Y al preguntarle a García qué le habían dicho los jefes, reveló: “Que hay que seguir como hasta ahora y que esto no suponga nada para el futuro”. López corroboraba esa versión: “Nos han dicho que esto no frene nuestra relación como equipo internamente, porque estamos trabajando bien juntos y a ver si lo podemos olvidar para la siguiente carrera”.

Así se solucionan los problemas, dialogando, con humildad, con la mano extendida y con unos jefes que entienden que “son jóvenes”, al mismo tiempo que les guían para ser lo más profesionales posibles pese a su corta edad.