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MOTOCICLISMO | EL PERFIL

Voluntad y esfuerzo para una pionera rompedora de récords

Ana Carrasco lleva toda su vida luchando por derribar barreras en el motociclismo y está acostumbrada a lograr hitos en las dos ruedas.

Francia
Ana Carrasco con el casco de Kato, uno de sus ídolos.
Ana Carrasco con el casco de Kato, uno de sus ídolos.

La moto le llamaba la atención más que la bicicleta... y eso que apenas sabía hablar. Ana Carrasco (Cehehín, Murcia) nació hace 21 años con el ADN de la velocidad y las carreras motos adherido en su menudo cuerpo. Hija de un mecánico de José David de Gea, campeón de España de Fórmula Extreme, se subió a la moto de su hermana con tan solo tres años y le picó el gusanillo de la velocidad para toda la vida.

Poco a poco fue rodando más y pronto vio que su futuro tenía que estar vinculado al mundo de las dos ruedas. Debutó y puntuó en el CEV (Campeonato de España de Velocidad) con 14 años y dos más tarde se convirtió en la primera española, y quinta en la historia, en puntuar en el Mundial de MotoGP siendo 15ª en el GP de Malasia 2013 de Moto3.

Después de tres años compitiendo en la tercera categoría de MotoGP, donde llegó a disputar 46 grandes premios y a sumar 21 puntos. La falta de dinero la llevó a volver a competir en el CEV hasta que encontró acomodo en Supersport 300, tercera categoría de las Superbike. En ella, la pasada temporada ya consiguió su primer hito al ser la primera mujer en lograr una victoria en un Mundial de la FIM con la que conquistó en la carrera de Portimao.

Esta temporada siguió sumando éxitos y haciendo historia al ser la pionera el liderar un Mundial FIM para ahora completar el círculo con el título.  Cercana, humilde, reservada y agradecida ahora puede gritar bien alto que es campeona del mundo, la primera de la historia.