Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

MOTOCICLISMO | EL PERFIL

Andreas Pérez: un fan de Rins que soñaba con el Mundial

El catalán quería emular sus pasos y ha dejado honda huella incluso en el padre de su ídolo: “Era muy alegre y caía en gracia”.

Andreas Pérez, con su equipo.

Se ha ido para siempre uno de los nuestros, Andreas Pérez, un chaval de 14 años (20-08-2003) que soñaba con emular algún día los pasos mundialistas de su gran referente, Álex Rins. Para ello, este catalán que vivía en Mollet del Vallés, casa de la histórica Derbi, ya había iniciado su camino en el exigente Mundial Júnior de Moto3 del FIM CEV Repsol, la mejor plataforma, la antesala del verdadero Mundial y en el que perdió tristemente la vida.

El del Reale Avintia Academy fue arrollado tras una caída en Montmeló. Similar a lo que en su día le pasó a los añorados Tomizawa y Simoncelli. Unos accidentes más de carretera que de circuitos, pero con idéntico fatal desenlace y mucha mala suerte. Otra cosa es que se esté de acuerdo o no en el elevado número de participantes, para muchos 46 son demasiados para una parrilla.

Habrá quien piense que es una barbaridad que un joven de esa edad pueda volar a más de 200 por hora sobre dos ruedas, pero lo han hecho con esos años todos los que luego nos deslumbran en las categorías superiores. Los Márquez, Rossi, Lorenzo, Dovizioso, Rins y compañía no nacen de la nada y la aventura del hijo de Adolfo y Teresa, propietarios de una empresa de artes gráficas, empezó a los tres años, con una KTM off road. A los siete ya competía en circuitos y a los nueve fue campeón de Cataluña de 50cc. Con once ya era uno más en el Nacional y fue sexto en 2015, enrolado precisamente en la escuadra de Rins. En 2017 fue cuarto en la European Talent Cup. Este invierno fue duro para él con lesión de clavícula, pero eso no le detuvo, como tampoco el esguince que sufrió el sábado y que le hizo salir a correr con un pie hinchado como una bota.

“Era un valiente y un sol como persona”

Marc Vidal, director del equipo

“Era un valiente y un sol como persona”, afirma de él aún con lágrimas en los ojos Marc Vidal, director del equipo. Sus otros compañeros del Reale Avintia Academy van por la misma línea, destacando que era un encanto de chaval, bromista, de risa fácil y, por supuesto, con talento. Raúl Romero, propietario de la escudería, afirma: “Era muy cariñoso con sus padres, que vivían por y para él, acompañándole. Daba gusto verles juntos y, además, tenía muy buenas maneras. Estábamos encantados con él y su pérdida ha sido un enorme golpe para todos”.

También le conocía bien Rafa Rins, padre de la estrella de MotoGP. Él le tuvo en su equipo del CEV hace tres años y le recuerda como “un crío muy alegre, siempre sonriendo, educado, caía en gracia desde el primer momento. Su familia era currante y maja. Les recuerdo como gente sana y a Andreas como un piloto que apuntaba y con mil por mil ganas de moto. Descanse en paz”. Amén.