Se cumplen 15 años del debut de Fernando Alonso en Fórmula 1

Miró a Michael Schumacher. Y sonrió. Fue una de las pocas que se le escaparon como una amenaza de felicidad. Es Fernando Alonso una de esas personas en las que se confunden enfado y concentración. Y así estaba en aquellos momentos el asturiano. Pensando, sintiendo, en el que era entonces el mejor momento de su vida, de cuclillas junto al muro, imaginando lo que iba a ser. Frases cortas en las respuestas a las televisiones y al coche. Se había levantado a las siete de la mañana, media hora después desayunaba en el circuito con su equipo, a las ocho reunión con los ingenieros del equipo Minardi, después el warm up que entonces aún se hacía el día de carrera, a las once y cuarto se hizo la foto con el resto de pilotos del Mundial, allí estaba Michael Schumacher y entonces le miró. A las dos de la tarde comenzaría su primera carrera de Fórmula 1, tal día como hoy, hace quince años.

Imagino emocionado a un amigo escribiendo estas líneas en su crónica de aquel día del AS. “Ahora no se le dará importancia, pero tal vez con el tiempo, el 4 de marzo de 2001 se convierta en una fecha histórica para el automovilismo español. Si Fernando Alonso llega algún día a ser campeón, su excelente bautismo de fuego en…”, así comenzaba al día siguiente Carlos Miquel la información de nuestro diario desde Melbourne. Entonces estaba él, estaba AS. Y poco más. Como ahora, casi, en este nuevo comienzo.

Ese día comenzaba la leyenda de Alonso en F-1, el deportista que cambió todo un país, que descubrió un deporte para las masas y que llegó a ser campeón del mundo dos veces y sigue considerado uno de los mejores de siempre.

Aquel día, Alonso terminó dudodécimo con el peor coche de la parrilla, a dos vueltas de Schumacher que ganaría aquel título, pero acabó la primera carrera y ese era el éxito entonces con un monoplaza que terminaron de construir minutos antes de ponerlo en pista. Ese mismo día debutaron otros pilotos que fueron grandes como Juan Pablo Montoya y Kimi Raikkonen. 

“Estoy satisfecho, he hecho lo que tenía que hacer”, dijo después con tranquilidad, esa que se les pone a los que saben que están iniciando el camino de su vida. Ahora, con 34 años, dos títulos, tres subcampeonatos (o cuatro si contamos 2007 empatado a puntos con el segundo), 253 grandes premios, 97 podios, 22 poles y 32 victorias después, tras pasar por Renault, Ferrari y McLaren sueña con volver a ser grande, a las victorias y los títulos. Cuando probó por primera vez un F-1, dijo aquello de “aquí me va a costar ser el jefe”, ahora podríamos decir que le está costando volver a serlo. Pero sigue ahí. En la lucha.