NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

La aventura de recorrer el mundo

Charly Sinewan: "Cuando estoy viajando en moto no busco nada"

Este madrileño, conocido como Charly Sinewan entre los moteros, no ha dudado en cambiar su vida “medianamente cómoda” en España por recorrer el mundo en moto.

Charly Sinewan sobre su compañera de viajes.
Charly Sinewan sobre su compañera de viajes.Carlos Martínez

Carlos García Portal, de 38 años, vivía “cómodamente” en Madrid, pero decidió cambiar de aires. Ahora va en moto por el mundo y demuestra que las de las cebras no son las únicas rayas que se ven en África. Es tan rojiblanco que viaja con camisetas de su Aleeeti...

—Lo de ‘con IVA o sin IVA’ lo sabíamos, ¿pero lo de ‘con Ewan o sin Ewan’?

—En 2009 hice mi primer gran viaje en moto, a Australia. Ponían en la tele ‘El mundo en moto con Ewan McGregor’, un documental muy famoso. Intenté que fuera el viaje de mi vida y creé un blog. Me dije: ‘este es el mundo sin Ewan McGregor’.

—Fue entonces cuando sonó el ‘clic’ en su cabeza y decidió lanzarse a la aventura...

—Arrancó el 30 de agosto de 2009. Yo había viajado mucho con mochila y quería fusionar las dos cosas en un gran viaje en moto. Salí de Madrid hacia Sydney. En esa aventura de ocho meses encontré una vocación en contar las cosas, en que la gente te lea, vea tus fotos y tus vídeos.

—¿Y tras ese viaje?

—Volví a España y pasé unos días muy contento comiendo jamón y cocido, pero pronto me dio el bajón. Decidí hacer África por etapas, lo compaginé con mi trabajo. Llegué hasta Ciudad del Cabo. Cuando volví hablé con mis socios en el trabajo, debía tomar una decisión: o estoy o no estoy. Me tomé una tregua, este último viaje de cuatro meses; en Cataratas Victoria paré en seco, reflexioné y decidí que quería dedicarme a esto.

—Hubo separación de pareja, usted se vino a Madrid y la moto ¿dónde se quedó?

—Volví a Johannesburgo y la dejé en Touratech, mi patrocinador junto a BMW. Es una GS 800.

—¿Siempre le acompañó?

—-No, a Sydney fui en una Honda Varadero, un pequeño error porque es muy grande y pesada. Con la de ahora estoy encantado, llevo 25.000 kilómetros en África.

—El viaje le anima. ¿Nada le hizo pensar en dejarlo?

—No, la única duda es el plan de futuro, pues tenía una situación medianamente cómoda en Madrid. Pero la balanza se ha ido escandalosamente hacia el otro lado. Aquí no soy feliz y allí sí. ¡Tooodo el rato!

—El que busque aquí dinero se equivoca...

—Lo que intento es que no me cueste. Tengo un proyecto a tres años: terminar África en 2014; España-Siberia en 2015; y Alaska-Ushuaia en 2016.

—En ese errar por el mundo, como usted dice, supongo que alguna vez ha pasado miedo.

—Muy pocas veces. He tenido dos sustos serios, en Irán y en Burkina Faso. Cosas de los policías corruptos.

—Estando fuera echa de menos el jamón ibérico; y estando aquí, ¿qué extraña?

—Casi todo. Sonreír continuamente, que cada día sea diferente. Hay un escritor argentino, Martín Caparrós, que tiene un párrafo de esos que al leerlo cabeceas, que dice que “viajar es la única forma de engañar al tiempo”. De alargarlo. Y es cierto, seis meses en Madrid se pasan volando y seis meses viajando es una vida entera.

—¿Qué gente es la más abierta que se ha encontrado?

—El país más hospitalario y con diferencia es Irán. Son persas, están acostumbrados a recibir gente. También me sentí así en Nigeria, Angola...

—¿Las mejores carreteras?

—La costa croata es espectacular, 600 km de curvas con el Adriático abajo. De Ciudad del Cabo hasta Cabo de Buena Esperanza, mar turquesa y asfalto perfecto. De Buena Esperanza al Cabo de las Agujas. La Great Ocean Road, en Australia... El Himalaya indio se disfruta mucho. Y las mejores pistas, en Nepal, a 3.700 metros. Algo similar me ha pasado en Lesoto.

—Y si preguntamos a la moto, ¿por cuál no querría volver?

—La moto y yo volveríamos, porque nos gusta la caña, pero lo pasé muy mal en la arena de Botsuana. Caí en un laberinto de arena y tardé siete horas en hacer 100 km. Fue duro.

—En lugar de colgar el ‘The End’ a esta película, acabamos con una pregunta: ¿El reto merece la pena?

—Sí, disfruto conociendo gente, viendo la vida desde ángulos que aquí no te planteas. Hay una sensación definitiva: cuando estoy viajando no busco nada. Y aquí no haces más que buscar planes de futuro: apúntate al gimnasio, qué hago el fin de semana... Y no me llena.

La batería falló, había elefantes, leones, de todo...

Miedo, miedo, Charly dice no haber tenido, aunque... Muy tranquilo no estaba cuando la batería le dejó “tirado en un parque nacional africano”. “Había leones, elefantes, de todo... Era de noche, no veía nada pero oía ruidos. Reaccioné bien, hice un fuego, al que no se acercan los animales. Fue un momento de nervios, porque un animal es sigiloso y rápido y no sabes qué te puede pasar”, dice Sinewan.

África se hace del Atleti a golpe de camiseta

Hubo atléticos que parecían ir en moto, ahí están Ayala o Futre, y otros que realmente... van en moto. Como Charly. Además de viajar “evangeliza”, como él dice, al cambiar camisetas del Atlético de Madrid por las del Barcelona o Real Madrid. “Me lo agradecen no sólo los atléticos, sino la Humanidad”, bromea Sinewan. “Soy atlético de toda la vida, aunque socio sólo dos años, los dos de Segunda, porque había que estar ahí. La gente demuestra una gran bondad, cambian su camiseta impoluta de Messi o Cristiano por la del Atleti. Y lo hacen con una sonrisa”, dice Charly, que hace cantar a los nuevos atléticos el ‘ole, ole, ole, Cholo Simeone’ o el ‘illa, illa, illa, Villa maravilla”. Vídeo en AS.TV. www.sinewan.com facebook: el mundo en moto sinewan twitter: @charly sinewan youtube: charlysinewan