Fórmula 1 | La intrahistoria

Cinco años poniendo "lo que hay que poner"

Imaginen que justo después de hacer un presupuesto en el que llevas horas trabajando el ordenador se apaga y todo el trabajo se pierde. O que después de hacer una pared de ladrillos al poner el último se vinieran todos abajo por un cálculo del arquitecto. Imaginen esos momentos en los que tendrían ganas de gritar de rabia. Pues imaginen ahora a Alonso jugándose la vida en un circuito japonés a miles de kilómetros de casa, donde el día es la noche y que después de hacer todo lo posible y más finalmente sólo pueda ser séptimo. Imaginen que esta situación se repita durante años.

Porque Alonso ayer tras la calificatoria estuvo a punto de estallar. Primero ante las televisiones, después ante la prensa española que hemos hecho el esfuerzo de viajar hasta Japón en estos tiempos inciertos para los medios de comunicación. El asturiano, con más acento asturiano que nunca, se sinceró.

Y es que más allá de cómo haya terminado la carrera, lo cierto es que Alonso es líder del Mundial sin disponer en ningún caso del mejor coche, alguna vez ha sido el sexto, otras el cuarto, alguna el tercero, pero nunca el mejor. Sin embargo el bicampeón español, reconocido por el paddock en su mayoría como el mejor piloto de la parrilla, vive una situación injusta, el equipo Ferrari, el Edén al que todos querían ir no está siendo capaz de proporcionarle las herramientas que merece. Trabajan sin descanso, sí, pero no están a la altura del talento de Fernando. Sus palabras, en ocasiones a mitad de la pregunta de la prensa, lo dicen todo: "Nos cuesta mucho. La vuelta es buena porque ponemos lo que hay que poner, pero mi compañero sólo se ha metido en la Q3 en cinco ocasiones de 15. Cuando digo que en estas circunstancias es un milagro que estemos líderes siendo ocho décimas más lentos que los que hacen la pole, no lo digo por decir. Es un hecho. De todos modos no me preocupa, llevo cinco años así y siempre he peleado por el Mundial. En 2010, Red Bull tenía un coche que nos sacaba al resto un segundo y medio llegamos líderes a Abu Dhabi y casi ganamos".

El fantasma de aquel año en el que Fernando hizo mucho más de lo que se podía imaginar sobrevuela por la carpa de Ferrari, haya pasado lo que haya pasado hoy, el español seguirá líder. Y se va a seguir jugando la vida en cada calificación, en cada carrera para ganar un título que merece, para que el ordenador siga encendido y los ladrillos en su sitio... para que la lucha de tantos años sin el coche que merece al fin merezca la pena. Suerte, compañero.

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