Red Bull no arrasó con su nuevo doble difusor

La Fórmula 1 en pleno esperaba ansiosa el debut de los Red Bull con el doble difusor. Entre otras cosas, porque necesita que algún equipo le haga de verdad sombra a los Brawn. A este paso el Mundial se puede venir abajo en tres carreras. Sin embargo, su debut fue menos espectacular de lo que se creía, con Vettel sexto y Webber duodécimo. Mónaco no es el circuito ideal para aprovechar todas las ventajas de la pieza. En Turquía puede ser otra historia.

La puerta del habitualmente poco transitado box de la escudería austriaca apareció ayer repleta de fotógrafos, cámaras de televisión e ingenieros. Los primeros buscaban la bien pagada imagen espía del difusor, que acompaña estas líneas, mientras que hombres de Toyota o Ferrari analizaban el diseño del mago Adrian Newey. En su diseño han tenido que elevar los brazos de la suspensión (una de las grandes ventajas de la primera versión del monoplaza) y modificar el diseño del cambio para hacer hueco a un segundo plano superior. El camino del RB05 es opuesto al de Brawn. En lugar de basarse en hacer agujeros superiores a la pieza, han mantenido el carenado y han alargado la parte trasera inferior del coche. Ahora el difusor dispone de unas pequeñas salidas de aire superiores que consiguen que el aire salga hacia arriba a más velocidad y se genere una mayor carga aerodinámica.

El nuevo diseño generó algunas dificultades a los mecánicos del equipo de la bebida energética, tal y como contó el alemán Vettel: "Lamentablemente tuvimos un fallo de motor por la mañana que nos costó un valioso tiempo en pista. Los chicos lograron solucionarlo, y eso que fue complicado porque algunas piezas llegaron en el último minuto. Estamos en una situación decente, pero siempre es preferible estar en lo más alto".