Las nuevas MotoGP ya vuelan
Me parece que el objetivo de Ezpeleta y la FIM de bajar la cilindrada de MotoGP de 990 a 800cc para mejorar la seguridad de los pilotos se va a quedar en muy poquita cosa tras lo visto esta semana en los test del circuito de Jerez. Dani Pedrosa ha parado el crono en 1:39.910 con casi un 20% menos de motor, un tiempo extraordinario si tenemos en cuenta que el récord del circuito con las actuales monturas lo tiene Capirossi en 1:39.064 (el último de 500cc estaba en 1:42.421 en 2001). A grandes rasgos, lo que han transmitido los pilotos tras las últimas pruebas es que estas motos son más ágiles, frenan unos setenta metros más tarde, tienen un paso por curva entre 12 y 15 km/h más rápido y que los neumáticos van a aguantar muchos más kilómetros, lo que va a permitir contrarrestar bastante de la velocidad punta perdida (van a ser sobre unos 30 km/h más lentas).
El recurso de frenar las motos limitando la tecnología es una práctica tan vieja como el Mundial y que nunca ha dado el resultado esperado, ya que los ingenieros siempre han ido muy por delante de los tecnócratas. La F-1 también ha capado este año los motores en un 20% (de diez a ocho cilindros y de 3.000 a 2.400cc) y en algunos grandes premios ya se ha ido más rápido. Se pueden mejorar la seguridad de los circuitos o limitar los avances tecnológicos para controlar costes y lograr más igualdad, pero lograr que un piloto de carreras y su marca renuncien a ser los más rápidos se me antoja imposible, algo que ya ha quedado demostrado los últimos 56 años de campeonato.