Michael Jordan nunca olvidará su visita al GP de Valencia. El mito del baloncesto y del deporte mundial exprime su estancia en España, tanto de día como de noche, y ayer culminó la jornada volando con la Ducati biplaza a 280 km/h en la recta del circuito Ricardo Tormo. Le costó echar a andar porque la Desmosedici se le caló dos veces saliendo de boxes, pero una vez en marcha se dio cuatro vueltas en compañía de Sete Gibernau, Colin Edwards y los hermanos Roberts (Kenny y Kurtis). Al bajarse de la moto estaba sudoroso, pero Air mostraba en su rostro una sonrisa de felicidad comparable a las que le dejaban sus victorias en la NBA con los Chicago Bulls.

El mismo Jordan relató la experiencia en primera persona: Ha sido divertido, pero sólo he metido hasta la cuarta marcha. No puedo imaginar lo que debe ser abrir gas con esta máquina a fondo y en sexta. La rectas no supusieron ningún problema, pero en las curvas estuve buscando la trazada adecuada, mientras los pilotos me iban guiando o se ponían en paralelo conmigo dándome toques en la pierna con la mano. Estos aparatos tienen mucha potencia. Yo he tratado de seguir la rueda de ellos, pero al final era demasiado arriesgado y me limité a ir detrás. Lo único que puedo decir es que necesito más tiempo de rodaje para poder usar tanta potencia. La experiencia ha sido fantástica. He tenido problemas para salir porque es muy distinto arrancar una moto de calle que una moto de gran premio.

La Ducati Biposto es una Desmosedici del año pasado con la que Randy Mamola pasea habitualmente a los invitados de Marlboro. El ex piloto se lo propuso a Jordan hace unos días y éste le dijo que si lo hacía sería pilotando él mismo la moto, pero no se concretó nada. Fue estando ya en el circuito cuando accedió a la invitación. Sete me animó a hacerlo, dijo después. El célebre 23 se subió a la moto perfectamente equipado, provisto de un mono Alpinestars talla XXXL en el que se veía a la espalda su logo (Jumpman23) y su apellido, de un casco Arai y de unas botas del número 50. Sólo faltó un detalle para que todo fuera perfecto: que la máquina luciera el dorsal 23 en vez del 2.

El dato de la velocidad a la que voló Jordan lo desvelaron sus compañeros de viaje. Edwards dijo de él: Tiene buen estilo y le gusta correr. Sete y yo hemos abierto gas con fuerza y se ha puesto en paralelo con nosotros. Al final de recta ha debido llegar a 280 por hora. Sete confirmó la cifra y contó algunas curiosidades: Me he puesto en paralelo con él en una curva y le he dado con la mano para que tirara. Conocer a Jordan impresiona y cuando supe que estaba aquí quise hacerlo. Rodar a su lado ha sido emocionante porque es un mito. En algunos sitios iba a tope y creo que habrá alcanzado los 280. Me ha caído muy bien y me ha dicho que ha apostado por mí para la victoria.

Por si hubieran sido pocas emociones fuertes, Jordan se subió a continuación a un BMW M5 de 507 CV cuyo conductor era el mismísimo Valentino Rossi, que pisó gas a fondo. Al bajarse del automóvil, el ex baloncestista le dijo con cara de susto al italiano: No sabía que también sabías pilotar tan rápido un coche.