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Cine

El compositor de ‘Oppenheimer’ se mete con los videojuegos al recoger su premio Oscar

Ludwig Göransson no pasó más de un minuto sobre el escenario y aún así le sobró medio para infravalorar a otra industria.

Oscars

En pleno siglo XXI, en una sociedad que si de algo presume es de ser abierta de mente y de no etiquetar a los demás, cabría esperar que ciertos prejuicios sobre los videojuegos no se repitieran más. Quizás fueron unos ingenuos, pues el debate entre la alta y la baja cultura es aún más viejo que la propia palabra, pero lo último que se esperaban los fans de esta industria que se quedaron a ver la gala de los Oscar era una nueva pulla hacia su hobby. Una nueva broma en la que se anteponían éxito y videojuegos como si fueran cosas incompatibles, como si fueran una pérdida de tiempo y como si carecieran de valor artístico.

Todo ocurrió cuando Ludwig Göransson, el compositor de ‘Oppenheimer’ subió a recoger la estatuilla al escenario del Dolby Theatre de Hollywood. Ganador del premio a la mejor banda sonora del año, Göransson, quien ya tenía uno por ‘Black Panther’, no se prodigó en agradecimientos y fue de lo más escueto. Mencionó a Christopher Nolan y el resto del equipo antes de soltar una única... ¿consigna? ¿Un chascarrillo? “A mis padres que están ahí arriba, gracias por darme guitarras y baterías en lugar de videojuegos”.

Por más que fuera en broma, bien podría haberse ahorrado Göransson el mal gusto de meterse con otra industria ante la atenta mirada del mundo. Y bien podrían habérselo dicho algunos de los compañeros con los que compartió nominación. Laura Karpman, por ejemplo, candidata por ‘Los asesinos de la luna’, es la responsable de la banda sonora de videojuegos como EverQuest II o Guardianes de la Tierra Media. ¿Qué pensaría ella desde su butaca?

Lo peor de estos casos es pensar que Göransson seguramente sea de los que remarca que no se dice “ver una película, sino ver y escuchar una película”. A menudo, para curar catetadas semejantes sólo hay dos caminos. El primero es apuntarse a un club de stand up, en lo que resulta difícil orientarle. El segundo es culturizarse y aprender un poquito de la historia de un sector que ha acogido algunos de los mejores compositores de la historia reciente. En eso quizás sí sea posible echarle una mano:

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