Watch Dogs Legion
- PlataformaPS48.3XBO8.3PC8.3STDPS5XBS
- GéneroAventura, Acción
- DesarrolladorUbisoft Toronto
- Lanzamiento29/10/2020 (PS4, XBO, PC, STD)10/11/2020 (XBS)12/11/2020 (PS5)
- TextoEspañol
- VocesEspañol
- EditorUbisoft
Watch Dogs: Legion, análisis. La revolución de las masas
Watch Dogs: Legion cumple sus grandes promesas. Analizamos el nuevo trabajo de Ubisoft en el género del mundo abierto. Es hora de reclamar Londres.
Ubisoft ha demostrado en la presente generación su dedicación por empujar los límites del mundo abierto. Desde Assasin’s Creed: Odyssey, la mejor entrega de la saga hasta el momento, hasta Far Cry 5, que seguía envolviéndonos en ese entorno hostil de locura marca de la casa. A la compañía gala no se le puede achacar el compromiso por la creación de nuevas marcas, de identidades frescas en todos los sentidos. En ese escaparate se encuentra Watch Dogs, con el que hemos viajado prácticamente de punta a punta de los Estados Unidos. Es el típico mundo abierto con el que dejarte llevar, porque sabes que el tiempo invertido en él se traduce en diversión, la siempre buscada (y deseada) meta de cualquier producto de entretenimiento.
Tal y como explicaba Clint Hocking, director creativo del proyecto, a esta casa, con Watch Dogs: Legion han dado un paso hacia delante en innovación. Es real. Las dos últimas sesiones preview indicaban que sus grandes promesas se habían cumplido. “La ciudad son las personas”, decía Hocking. Ubisoft Toronto ha capturado el espíritu de Londres. Encontramos una urbe diversa, atractiva de explorar. Es un punto de encuentro donde confluyen multitud de culturas, historias, rostros… en definitiva, vidas. Tras 40 horas frente a él, encontramos que el propósito de esta tercera entrega no ha sido el de evolucionar la fórmula, sino conseguir ampliarla.
Interactúa, recluta, lucha
Abramos el melón cuanto antes. Sí, la mecánica Play as Anyone ha cumplido sus grandes promesas. Es real. Puedes reclutar a cualquier persona con la que te cruces por la calle. Ya sea la recepcionista de un hotel, el barrendero de un portal o la fiscal del distrito. Todos, absolutamente todas las personas de la Londres de Watch Dogs: Legion son potenciales agentes de Dedsec. Está en tu mano elegir quién, cómo y cuándo a través del algoritmo del propio juego.
Tu smartphone permanece como la llave que abre las posibilidades de interacción con el mundo. Su presencia es todavía más importante que en anteriores entregas, aunque al mismo tiempo se elimina su apariencia física, es decir, no habrá aplicaciones, ni gestor multimedia ingame. Simplemente a golpe de LB/L1 utilizarás las acciones disponibles en cada punto de hackeo. Y si lo que quieres es obtener información, simplemente apunta con el stick derecho y mantén pulsado el botón superior izquierdo del mando.
Hasta el momento, el analizador de ctOS era una mera cuestión estética que daba credibilidad a los NPC de nuestro entorno. Funcionarios, jugadores, taxistas… Incluso alguna vez teníamos la oportunidad de saquear sus cuentas, pero hasta ahí. Aquí es todo lo contrario. Necesitamos nutrirnos de esa información, necesitamos encontrar aquella pieza que encaje en nuestro plantel y ofrezca el salto de calidad que deseamos.
La idea de jugar con quien quieras funciona desde el primer instante, como si de un metajuego de la franquicia Assassin’s Creed se tratara. ¿Cómo debo componer mi equipo? ¿En qué flaquea? ¿Cuáles serán mis activos titulares? Debes hacerte un esquema mental sobre la escuadra que quieres formar. Aunque el número de perfiles sea diverso, podemos englobarlos en dos grandes grupos: quienes cuentan con un oficio principal, los que destacan por sus rasgos, y los oficios cotidianos, que pueden tener la misma relevancia que los primeros pero influyen en tu equipo de un modo secundario.
En el primer grupo podemos meter en el saco todos aquellos que habéis visto durante el material promocional, ya sea en formato vídeo o assets estáticos. Espía, sicario, obrero, policía, agente de Albion, médico, operario de dron, hacker, hooligan de fútbol, anarquista, entre otros. Estos suelen tener más ventajas frente al resto de los mortales, ya que su oficio no suele ser común por las calles y destacan por sí solos. Si vamos al otro lado de la balanza, ese segundo grupo se compone de gente corriente, como abogados, bailarines, artistas callejeros, esteticistas y todos los oficios que puedas imaginar.
Para que podáis crearos una imagen de lo que podéis esperar, esto es muy sencillo. Un espía suele venir con un vehículo propio exclusivo, el típico Aston Martin de las películas de James Bond a finales de los años 80. Su capacidad atlética es alta, letal en el uso de armas cuerpo a cuerpo y a distancia. Son fiables tanto para las incursiones en sigilo como para las huidas a todo gas. La relevancia en lo jugable del espía es equiparable a la de un abogado en segundo plano. Si lo reclutamos, el tiempo de detención de nuestros agentes al ser arrestados se reduce considerablemente, e incluso pueden ser liberados instantes después de ser capturados. Lo mismo podemos decir de un médico en el campo de la medicina. Y estos no necesitan ser controlados por el jugador en ningún momento. Como si no los controlas jamás tras ser reclutados. Sirven como habilidades pasivas que mejoran a todo el equipo.
Nunca sabes en qué situación te verás envuelto, ni qué cualidades necesitas de una persona ante la diversa oferta de misiones que tenemos en Watch Dogs: Legion. Puedes reclutar a más de 40 personajes al mismo tiempo. El proceso es muy sencillo. Si ves a alguien interesante por la calle, podrás guardar su perfil para ojearlo más tarde. Dentro del menú Equipo gestionarás tanto los activos en alta como aquellos potenciales reclutas. Una vez localizado debes fijarte en qué opinión tiene sobre Dedsec. Algunos se mantendrán neutrales y serán más propicios a unirse a la causa; por otro lado, una masa social tiene una opinión negativa de tus acciones. Estos últimos necesitan de un plan de ruta más elaborado que los primeros. Debemos convencerlos con hechos, y qué mejor forma que adelantarnos a que nos deba un favor.
Ahí entra en juego el análisis exhaustivo, una opción que convierte al título en una suerte de Sim Life ligero. Accederemos a las rutinas que realiza ese ciudadano en un ciclo de 24 horas. Ir a la consulta de un médico, disfrutar de un paseo con su pareja, participar en mercadillos solidarios, triunfar en la barra del bar… cualquier acción cotidiana que imagines está ahí. Y si tiene problemas con otras personas, también aparecerá. Lo realmente interesante de esta opción no radica únicamente en poder seguir a una persona un día completo y ver que cumple con sus obligaciones, sino que existe un sistema repleto de conexiones entre sí. Un policía puede tener un amigo en el Clan Kelley, y si matamos a ese amigo éste pasará a odiarnos.
Ese ejemplo es uno de los varios que encontramos a lo largo del juego. De hecho, si jugáis con prácticas no letales, veréis que varios hostiles se repetirán e irán sumando sus encuentros contra Dedsec. Llega hasta tal punto que incluso pueden llegar a tomar represalias con nuestros agentes. Volviendo al ejemplo del policía y su amistad en el Clan Kelley, ese amigo puede tejer su venganza secuestrándonos. Ha sido realmente divertido ir exprimiendo la mecánica para conocer hasta dónde puede llegar. Hay ciertas costuras propias de un primer intento, como que una pareja no se reconozca en tiempo real si controlas a uno de ellos frente al otro, lo que afecta a la imposibilidad de cambiar su odio a Dedsec (cuando la opinión de una persona pasa a odiarnos, no encontramos la manera de hacerle cambiar de idea).
Además, nos ha sorprendido varios elementos de este sistema. Debemos subrayar los esfuerzos del estudio por eludir la repetitividad estética de las personas. Durante nuestro paso, apenas hemos encontrado rostros que coincidan en rasgos físicos. Londres es un entorno creíble en este sentido. También merece la pena que destaquemos la coherencia en la que encontramos a todos los oficios por sus calles. Si vamos a un distrito rico nos cruzaremos con ejecutivos, abogados, y demás gentes de altos vuelos; si paseamos por los suburbios, veremos más artistas callejeros, inconformistas políticos, etcétera. Cada zona sigue una lógica de quienes vivirían ahí, lo que influye directamente en la exploración. La interacción con nuestro alrededor es orgánica, juegas y buscas reclutas tal como lo harías en la vida real si estuvieras en esa tesitura. Chapó en ese sentido. Os recomendamos que activéis la muerte permanente al inicio del juego. De esta forma tu forma de jugar se verá influenciada por el temor de perder a un agente querido.
Objetivo: potenciar la infiltración
Parece que esa fuese una de las metas a lograr con la versión final. Desde el inicio, la marca siempre ha apostado por dejar al jugador la capacidad de elegir cómo quiere afrontar las misiones. La primera entrega era la más primitiva en este aspecto, pues pocas veces podías eludir pulsar el gatillo. Su secuela, en cambio, apostaba por ampliar los métodos no letales a través de una mejora sustancial en el diseño de niveles y la posibilidad de no utilizar armamento balístico. Watch Dogs: Legion persiste en este camino introduciendo un nuevo ingrediente a la coctelera: los uniformes.
Fue otro de los temas a destacar durante nuestras impresiones iniciales. Podemos hacernos pasar por miembros de una organización para entrar en zonas controladas bajo la misma temática. Si una operación del Clan Kelley se realiza en un edificio en construcción, podremos uniformarnos como un obrero o como un miembro de la familia. Esta herramientas viene de la mano del extenso sistema de reclutamiento que comentábamos con anterioridad.
Es fácil dilucidar nuestro próximo movimiento: reclutar a alguien que tenga esas ventajas. Siguiendo con el ejemplo, o bien lo hacemos con un albañil o apuntamos directamente a un miembro de los Kelley. Sea como fuere, esta opción amplía el abanico de herramientas que teníamos en estos momentos. Al entrar en esas zonas uniformados, nuestro atuendo especial no evita descubrir nuestra tapadera. Debemos comportarnos correctamente, como lo haría alguien que está dentro de la organización y no tiene nada que ocultar.
En lo jugable se traslada en eludir las distancias cortas, evitar correr y no activar ningún mecanismo que haga levantar sospechas. Ante la duda de si es mejor infiltrarte así o hacerlo con un personaje que no tiene nada que ver, es lógico que nos decantemos por lo primero. Sin embargo, no siempre es así. Debes tener presente que al uniformarnos no podremos cubrirnos ni tampoco correr a la misma velocidad que en estado normal. No al menos hasta que seamos detectados, cuando el personaje se enfunda su particular máscara y comienza la ensalada de plomo.
La infiltración se ve potenciada con otros complementos. El menú de tecnología vuelve con un nuevo surtido de gadgets y ventajas que influyen en nuestra capacidad ofensiva (como puños americanos electrificados o torretas desplegables). Las armas no letales, por ejemplo, se mejoran desde este menú, al igual que la fuerza de nuestro hackeo al interactuar con drones enemigos. Estas casillas se desbloquean mediante la adquisición de puntos tecnológicos, tanto al completar misiones de la campaña como encontrados en el mundo.
Al igual que ocurriese en San Francisco, encontramos un impulso sustancial en el diseño de niveles. Los escenarios ofrecen más formas de abordarlos en todos los sentidos. El hackeo cobra más importancia en este sentido, ya que muchas de las puertas secundarias o sistemas de seguridad están conectadas a enclaves del ctOS que podemos controlar a nuestro favor. El dron de la pasada entrega da paso a una araña robot que podremos seleccionar desde el inventario. Nos ayudará a interactuar con este tipo de infraestructuras y poder colarnos donde una persona no puede hacerlo.
Todos quieren reinar en Londres
Watch Dogs: Legion propone una narrativa atípica. Cuatro historias confluyen en paralelo frente a un evento que desencadena los sucesos iniciales. Sin entrar en revelaciones, nos encontramos una Londres todavía consternada por el Día Cero, un ataque terrorista múltiple donde explotan bombas en varios de los epicentros de la ciudad. Ese rostro iluminado característico del arte promocional forma una falsa amenaza en torno a Dedsec. Todos los dedos apuntan hacia ellos. Pero la realidad es bien diferente.
Una chispa vuelve a surgir para prender la llama de la revolución. Ahí entra un rostro anónimo, que a su vez anima a más camaradas a unirse a las filas de la organización. Muchas preguntas y pocas respuestas. De pronto, las fuerzas que permanecían entre bambalinas surgen a primera línea de fuego. Albion, un grupo paramilitar comandado por Nigel Cass, alza la voz en favor de lograr estabilidad… a la fuerza. En definitiva, falsa seguridad que condiciona una suerte de estado de sitio. En tiempos revueltos hay quien tira la caña para pescar su preciado trofeo, como Mary Kelley y su clan. Los Kelley buscan poder a través del tráfico de órganos, parte de los temas recurrentes de la saga en esta mirada al horizonte.
Una de las señas de identidad de la saga es precisamente interpretar las posibles consecuencias de los próximos avances tecnológicos. En ese cuarteto de historias encontraremos el conflicto ético de los aumentos tecnológicos, el avance de las inteligencias artificiales y hasta qué punto llegaría una mente maestra para intentar dar el siguiente paso evolutivo. No todas las historias tienen la misma fuerza. Precisamente esta, protagonizada por Skye Larsen, no tiene la suficiente duración como para dejar poso. Ocurren los acontecimientos demasiado rápido, y cuando logras empatizar un poco se termina.
Otros personajes que parecen que iban a tener más protagonismo, como la mencionada Mary Kelley, sigue los pasos en negativo de su compatriota Larsen. Apenas en tres o cuatro cinemáticas se resuelve todo el pastel. El verdadero peso recala principalmente en Cass, junto a la célula antiterrorista británica. La campaña principal tiene una duración aproximada de 18 horas, dependiendo de lo rápido que seas y lo que tardes en formar el equipo mínimo para poder completar los objetivos.
Una vez completes la historia (o durante el transcurso de la misma), encontrarás otra de las ofertas de mayor relevancia en el catálogo de Watch Dogs: Legion. Debemos liberar a Londres de la ocupación de Albion distrito a distrito. La compañía plantea una serie de actividades cíclicas con las que reducir la influencia de los paramilitares en cada gran zona de la ciudad. Misiones tales como hackear un núcleo del ctOS, destruir un puesto de vehículos acorazados y liberar prisioneros, entre otros. Sobre el papel suena a la mecánica tópica que se hace bola tras repetirlas una y otra vez. Y lo cierto es que en parte es así, solo que su número es muy reducido, incluso quizá en exceso, por lo que no se nota tanto.
Apenas necesitas cuatro o cinco horas para liberar una ciudad. Algunos distritos incluso tienen 4 actividades en total hasta desbloquear la misión de liberación. Es una parte del contenido ligerísima de jugar, incluso puede que se convierta en tu primera tarea mientras buscas sangre fresca. La cotidianidad de estos objetivos choca con las propuestas de estas misiones finales. Suelen romper con el esquema cuadriculado de la aventura en tercera persona que predomina durante la travesía. En el videoanálisis que acompaña a estas líneas podéis ver algunas de ellas, como una carrera contrarreloj, una sección plataformera por las tripas del Big Ben o varios ataques a ras de suelo controlando un dron militar. Esos momentos encapsulan lo mejor de la cara B del título.
Hablando de la ciudad en sí, la recreación de Londres está a la altura de lo que podemos esperar de Ubisoft. Los enclaves más importantes del núcleo urbano se han trasladado con suma precisión. Si alguna vez la has visitado en la vida real, puedes guiarte por los recuerdos entre una y otra. De Picadilly Circus a Trafalgar Square, o el Imperial War Museum, en el que presiden sus dos cañones antiaéreos. Pese a la reimaginación natural de sus conexiones, sobre todo a la hora de encajar en ese espacio los niveles dedicados para el juego, es similar en calidad a lo que encontramos en Assassin’s Creed. Intachable.
Ampliación, no evolución
Lo decíamos durante la apertura de este análisis. Watch Dogs: Legion se siente una ampliación de la fórmula, no una evolución de lo planteado en 2014 y 2016. Esa continuidad de la fórmula le hace compartir sus puntos fuertes y debilidades con sus antecesores. En el lado negativo seguimos encontrando una inteligencia artificial torpe, que no reacciona todo lo bien que debería en estado de búsqueda. En combate sí está a un mejor nivel, buscan tu flanco y no te dejan respirar. Más allá de eso hay ciertas asperezas que deberán pulir de cara a la continuación.
Tampoco nos sigue convenciendo la conducción, demasiado artificial. Las físicas al impactar con el escenario influyen de una manera poco creíble. La colisión no se penaliza y el rendimiento de los vehículos tras varios impactos no sufre pérdida alguna. Es un problema que se ha arrastrado prácticamente desde sus inicios, deben poner solución en la próxima aventura. Dentro de los ruegos nos gustaría (si fuese posible) volver a poder colapsar los cruces de tráfico y crear coberturas dinámicas con los coches.
El esquema es el que es. Pocos cambios de mentalidad de diseño hay con respecto a seis años atrás, en ese sentido pocas sorpresas, pero seguir sobre las bases ya construidas tiempo atrás tiene buenos argumentos positivos. Es un mundo abierto que entra fácil, que comprendes en cuestión de minutos y entretiene. Plantea un nivel de interacción superior a la media dentro del género, y las mecánicas de hackeo suponen ese punto fresco que solo puedes encontrar en Watch Dogs. A todos esos ingredientes ya conocidos le sumas Play as Anyone, que ya de por sí es un metajuego gigante y repleto de momentos únicos. Las piezas encajan.
La versión a la que hemos tenido acceso corresponde a la de Xbox One X. En ella podemos encontrar un nivel gráfico óptimo para un juego de final de generación. La pantalla se ve nítida, y la tasa de imágenes por segundo es estable. Hay texturas que están por debajo de la calidad de los modelados, pero en general cumple sobradamente en lo visual. Se nota que es un juego que comparte ventana de lanzamiento con la versión de nueva generación. Hay muchos efectos visuales que se sienten preparados para hacer uso del trazado de rayos, como charcos o el reflejo de la ciudad sobre el techo de los vehículos.
No tener un protagonista controlable único crea una situación compleja. ¿Cómo son las actuaciones de los reclutas? Debemos decir que el análisis se ha realizado con el doblaje en inglés; las voces en castellano no estaban disponibles durante los días de acceso anticipado. En el idioma de Shakespeare resuelven bien la papeleta. Los diálogos están cuidados, y las entonaciones varían dependiendo de la edad y el sexo del personaje. No hay problema alguno ahí.
Conclusión
Watch Dogs: Legion ha cumplido sus promesas. Ubisoft Toronto ha centrado sus esfuerzos en hacer que la mecánica Play as Anyone funcione correctamente. Y sí, lo han hecho. El nivel de interacción disponible está por encima de la media dentro del género del mundo abierto. Realmente sientes que quienes te rodean tienen una vida, van más allá de un rostro digital aleatorio. Puedes reclutar a cualquier personaje del juego, independientemente de su ocupación o situación personal. Pero el sistema va más allá al tejer conexiones entre los ciudadanos. Tienen padres, tios, amigos. Estos sufren la pérdida de un ser querido y actúan en consecuencia. Intachable en este sentido. Como decíamos durante el análisis, esta tercera entrega se siente una ampliación, no una evolución de lo visto en 2014 y 2016. Encontramos un mundo abierto construido sobre los mismos cimientos que sus antecesores, tanto para lo bueno como para lo malo, y se añaden nuevos ingredientes a una fórmula todavía más divertida de jugar si cabe. La infiltración se ve potenciada gracias al sistema de uniformes, que catalogábamos como si de un Hitman light se tratara, por no hablar de los gadgets desbloqueables vía menú tecnológico. En conclusión, Legion sacia la sed de Watch Dogs entre sus seguidores, al mismo tiempo que puede reunir a recién llegados atraídos por su gran mecánica inédita. La secuela debe ir mucho más allá: es hora de dar el siguiente paso de calidad.
Lo mejor
- Poder reclutar a cualquier persona, un sistema complejo y repleto de posibilidades jugables.
- Infiltración ampliada. Nuevos gadgets, más opciones no letales y mejora del diseño de niveles.
- Las misiones de liberación de distritos, momentos que rompen con lo habitual durante la aventura.
- La recreación de los enclaves del centro de Londres, calcados a los de la vida real.
Lo peor
- Comparte los defectos de los anteriores: inteligencia artificial torpe, conducción y físicas regulares...
- Narrativamente algunas historias pierden fuerza por lo cortas que son.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.