Análisis de Cyberpunk 2077: Phantom Liberty, CD Projekt completa su camino de redención

Cyberpunk 2077 ha recorrido el camino de la redención. Como si John Martson se tratara en Red Dead Redemption, el título de CD Projekt Red vivió un camino de extremos desde su llegada al mercado en diciembre de 2020. Aunque las bases del juego permanecían ahí, la otra cara de Night City (sobre todo en PS4 y Xbox One) llevó al juego incluso a la retirada de tiendas digitales tan relevantes como PS Store. Pero los polacos no se dieron por rendidos. Poco a poco, actualización tras actualización, fueron llegando mejoras, correcciones, novedades que perfilaban una experiencia mejorada, la que debió tener en un primer momento y todavía más.

El lanzamiento de Phantom Liberty, su gran y única expansión de contenidos, no viene solo. Unos días antes hace lo propio sin coste adicional la actualización 2.0 que, pese a que deja a las plataformas de la pasada generación en un segundo plano, introduce novedades de peso en el resto que cierran el círculo de su soporte lanzamiento. Si la expansión está a la altura de contenidos adicionales como Blood and Wine en The Witcher 3, junto al parche se convierte en un momento clave para descubrir (o rememorar) la épica de V y Johnny Silverhand.

Dogtown y la fiebre por el poder

Phantom Liberty se introduce en el arco argumental de Cyberpunk 2077 como una aventura paralela a tus andanzas por Night City. Al contrario de lo que es habitual, en vez de construir a partir del final, sus responsables crean una línea paralela que fluye en sinergia con el resto de los contenidos del juego base. Su introducción engaña. Tras presentarnos frente a las murallas de Dogtown, comienza un prólogo de algo más de una hora completamente lineal.

Cyberpunk 2077 ya nos demostró que se desenvuelve bien en las actividades de corte lineal, las diseñadas para sorprender y dar empaque a los eventos que ocurren frente a nuestros ojos. Misiones como el Desfile o el Konpeki Plaza son buena muestra de ello. Phantom Liberty añade algunos ingredientes al conjunto. Las secuencias guionizadas son espectaculares, por contenido y forma. Pasamos de un rescate con tiroteos cual shooter en primera persona puro, a un encuentro contra un jefe que nos exige movernos constantemente entre diferentes niveles.

Una vez termina este tramo de presentación, saltamos a Dogtown con una sensación diferente a la del resto de Night City. Sí, el distrito está integrado en la ciudad como uno más del mapa, pero tal y como está diseñado se percibe como un ente individual, un microcosmos con sus propias reglas y con mayor porción jugable de la que transmite viendo el mapa desde el menú. Aquí viven quienes se arrodillan ante Hansen y su séquito; incluso la policía no toma partido de los actos delictivos que suceden por sus calles. La autogestión tiene su parte buena, pero también su parte mala: si estorbas acabarás en una cuneta.

Dogtown es bastante vertical. Hay zonas divididas en diferentes niveles que hacen que la ciudad gane en profundidad. También hay muchos interiores donde ocurren el grueso de actividades secundarias disponibles. Phantom Liberty potencia el lado immersive sim que ya mostraba Cyberpunk 2077 en este tipo de contenidos. La aproximación de los niveles es diversa y va más allá del sigilo o la acción. Hay más oportunidades de progresar en un nivel cumpliendo el requisito de una habilidad concreta, y gracias a la actualización 2.0 permite que mantener un perfil bajo sea una opción más viable en niveles bajos (en torno a 25).

Algunas de las misiones principales se impregnan de este estilo. Hay secciones en las que se te ofrecen varios caminos dependiendo de cómo quieras jugar, pero la forma en la que aprovechas los niveles está más potenciada en el terreno secundario que en esa franja. Uno de estos encargos, ofrecidos por el Señor Hands (el fixer principal de Dogtown) nos llevó a liberar a un personaje sobre el que podíamos decidir su destino. Hay varios ejemplos de este estilo que influyen en el final de las misiones y su despliegue en forma de pequeñas tareas posteriormente.

Dogtown es, por decirlo de alguna manera, el distrito en el que todo delincuente desea poder vivir. Es el barrio sin ley, donde traficantes de todo tipo consiguen una porción de paraíso siempre y cuando aporten al gran feudo de Hansen. El escenario en lo visual gana atractivo por lo diferentes que resulta del resto de Night City. En la fotografía, los rascacielos combaten con los edificios que se encuentran en la colina al norte del distrito. Abajo, donde sus habitantes luchan por sobrevivir cada vez que se pone el sol, conviven como pueden en barrios extremadamente pobres. En prácticamente dos manzanas conviven chabolas y discotecas del más alto lujo, dos mundos que son un reflejo de quien dirige las operaciones.

Martini mezclado, no agitado

En esencia, Phantom Liberty es una aventura de espías de corte tradicional. Como decíamos al inicio, el arco argumental corre en paralelo con el del juego base para complementar la historia global. Suma a la construcción de personajes como V y Johnny Silverhand. Las intervenciones de este último desarrollan su trasfondo, dan más sentido a la compleja moral del personaje antes y después de convertirse en una estrella de rock. De hecho, si no has jugado a Cyberpunk 2077, te aconsejamos que disfrutes de la expansión en cuanto superes el punto en el que se desbloquea su acceso. Vas a tener más de 30 horas de contenido por delante solo disfrutando de lo que genera la expansión.

CD Projekt ofrece una de las mejores narrativas que ha logrado formar en sus últimos trabajos. Consigue atraparte en una especie de obra teatral en la que intervienen pocos actores, pero cada vez que aparece uno en escena se come la pantalla. No hay extremos: las motivaciones de cada personaje se desdibujan hasta el punto en el que te sientes una marioneta en manos de auténticos expertos en el arte del espionaje.

La narración consigue hacerte sentir débil, en manos de otros que en cualquier momento podrían desecharte. Como V, estamos forzados a continuar con la aventura por nuestra propia supervivencia, pero al mismo tiempo logra que tengas la sensación de que en cualquier momento alguien te va a clavar el puñal. Las lealtades son frágiles; los juramentos, papel mojado en manos de gobiernos que viven una guerra a un nivel que está fuera de nuestro alcance.

Solomon Reed, interpretado por un auténtico coloso como Idris Elba, por momentos supera a Silverhand. Su interpretación es excelente y da empaque al tono de misterio que mantiene la historia. No queremos entrar en detalles sobre otros personajes para evitar ciertas revelaciones, pero otros rostros como Songbird y Alex le siguen muy de cerca en calidad. Lo que más nos gusta de Phantom Liberty es la relevancia que le da a las conversaciones y sus diálogos. Están a un alto nivel. Nos recuerda a los momentos álgidos de The Witcher 3, por poner un ejemplo externo a Cyberpunk 2077. Esta apuesta por el combate dialéctico influye en el ritmo. Por momentos es lento, aunque no logra que se convierta en algo negativo: se toma su tiempo en preparar los momentos relevantes de la historia, y cuando ocurren ciertas escenas agradeces haber tenido ese tiempo de desarrollo. Eso sí, los preparatorios de algunas escenas generan expectativas que luego no cumplen, pero son pocas.

2.0 y la nueva experiencia Cyberpunk 2077

Phantom Liberty como conjunto es excelente, pero la actualización 2.0 lo complementa haciendo que Cyberpunk 2077 se juegue mejor que nunca. La mejora más evidente se encuentra en la forma en la que tu personaje progresa en poder. Todos los árboles de habilidades han sido rediseñados para que el desarrollo de builds agrupe más elementos que antes. Por ejemplo, si antes una build centrada en armas de cinto requería invertir muchos puntos de habilidad en sus habilidades relacionadas, ahora tienes habilidades que agrupan más familias de armas.

La energía, por ejemplo, ahora interviene desde el momento en el que apuntas y aprietas el gatillo. Con la carga llena tendrás unos instantes ralentizados que hacen que las primeras balas salgan más precisas hacia el objetivo. Y si formas una build de armas cuerpo a cuerpo, esa misma energía la gastarás en hacer evasiones que te permiten zafarte del rival. Estas novedades están relacionadas con el nuevo sistema de cyberware. Como ya nos mostró Edgerunners, al colocarnos implantes iremos gastando la capacidad de nuestro sistema, y tendremos que tirar de las habilidades relacionadas para romper los límites y poder ser un auténtico tanque bípedo.

Otra de las mejoras se encuentra en el inventario. Las armas dicen adiós a la estadística de DPS. Encuentres la que encuentres de un mismo modelo rendirá igual que la que tengas. Los cambios se encuentran en los niveles. Las rarezas del loot se mantienen, y cuanto más nivel tenga un arma, mejores estadísticas tendrá sobre la base. Quienes añaden la salsa son aquellos modelos emblemáticos, que ahora son efectivas en todo momento y ofrecerán mejoras pasivas que aportan autenticidad frente al resto. La ropa sigue la misma línea. El blindaje ahora es una estadística que rellenar mediante cyberware; cada pieza de equipo puede aportarte alguna mejora pasiva, pero nada más.

El combate se siente mejorado. Por un lado, tenemos las mejoras en inteligencia artificial, que hace que los comportamientos de los enemigos sean más defensivos y coherentes cuando actúan en grupo. Pero a los mandos se nota un control mejorado. El gunplay tiene menos asperezas. Las ayudas son menos intrusivas y la curva de dirección del stick derecho controla la cámara de manera más suave. Hay mucho trabajo en este sentido: da gusto combatir.

El reclamo principal de este 2.0 se encuentra en el nuevo sistema policial. En la práctica funciona como en cualquier Grand Theft Auto. Si cometes un delito será advertido a las fuerzas de seguridad de Night City (o los chatarreros, si te encuentras en Dogtown), y dependiendo de tus actos irá escalando en hasta cinco estrellas. Para zafarte sigue el mismo proceso, es decir, huir de los conos de detección hasta que estés sin peligro durante un tiempo. Se nota su presencia. Aunque es fácil escapar en estrellas bajas, una vez que estás entre 4 o 5 las cosas se ponen bastante serias. Eso sí, debemos señalar la manera en la que impacta en el rendimiento del juego cuando aparecen, al menos en la versión de PS5. El framerate es bastante irregular cuando te persiguen.

Las persecuciones en vehículo son un buen añadido y es algo en lo que se profundiza si tienes la expansión. Puedes sacar el arma corta que tengas equipada mientras conduces para disparar de manera incesante contra los enemigos. La mira es automática en cuanto tienes la cámara enfocando a tu perseguidor. Esto hace que no puedas mirar a la carretera mientras disparas hacia atrás, pero es algo que añade riesgo a cada momento de persecución. La cantidad de novedades altísima y también salpican a elementos como la interfaz. Estamos muy sorprendidos de los cambios. Realmente convierte a esta versión de Cyberpunk 2077 en la experiencia definitiva para disfrutarlo.