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Need for Speed Unbound

Need for Speed Unbound

Análisis

Need for Speed Unbound, análisis. No es Underground 3, pero como si lo fuera

Analizamos la nueva entrega de la saga Need for Speed, la cual conquista por su estética animada, su personalidad y su dificultad y sistema de progresión.

¿Qué pasó con la saga Need for Speed? ¿Nos hicimos mayores? ¿Pasó la moda del tuning? ¿Perdieron el toque sus juegos? Quizás fueran las tres cosas a la vez. Quizás fuera alguna otra. Nuestras únicas certezas son que la serie ha estado en la nevera desde 2019, cuando se publicó su última entrega, Need for Speed Heat, y que contando aquella, acumula cuatro lanzamientos sin superar el 80 de nota media en Metacritic. Ni Heat (2018), ni Payback (2017), ni el reboot de 2015 o Need for Speed Rivals (2013) fueron capaces de ello.

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Para encontrar su éxito de crítica y público más reciente hay que remontarse a 2012, hasta Need for Speed: Most Wanted, el cual no dejaba de ser otro reboot que aprovechó el nombre y las ideas de su prestigioso homónimo. Hemos asistido por tanto a una década de palos de ciego que han llevado a EA a trabajar en la saga sin demasiada fe, o al menos esa es la impresión que genera la falta de marketing en torno Need for Speed Unbound, la entrega que hoy nos ocupa.

Porque ha llegado de puntillas, sin hacer ruido, muy lejos ya del escaparate mediático que la serie tuvo en su día, cuando no era una más, sino uno de los grandes lanzamientos de las Navidades. El Call of Duty del género de carreras. Y ha tenido que ser precisamente ahora, cuando habíamos tirado la toalla, que la franquicia va y se saca de la manga nuestra entrega favorita desde Need for Speed Carbono. Al final va a ser cierto eso de que la noche es más oscura justo antes del amanecer.

Jugabilidad Heat, atmósfera Underground

A nivel jugable no hay demasiados cambios, pero sí muchas mejoras. Estamos ante un Heat 2.0. Ahora bien, la clave de Need for Speed Unbound reside en su atmósfera, la mejor desde los tiempos de Underground 2 y Midnight Club 3. Podría decirse que Criterion Games ha rescatado el esqueleto de la anterior entrega, reforzado el mismo y cambiado todo el armazón que lo recubre.

A modo de ejemplo, uno de los grandes reclamos de NFS Unbound desde que se anunciara son los nuevos efectos y animaciones que aparecen en pantalla cada vez que derrapamos, chocamos o realizamos cualquier acción. Más propios de Rocket League que de un arcade de ambientación realista, y herederos del Spiderverse, está claro que van a dividir a la comunidad, pero contadnos a bordo de su barco.

Nos encanta que al dar un salto se dibujen dos alas de avión a los lados de nuestro vehículo. Que al quemar rueda se llene la pantalla de un colorido humo de nuestra elección. Que al estrellarnos salgan rayos y aparezca el grafiti de una cara con dos cruces por ojos y la lengua fuera. Se pueden desactivar, pero nada como dejarse llevar por los excesos de un juego cuyos personajes son todos, incluso los peatones, de aspecto cel-shaded. Un juego con Rosalía y sesiones de Bizarrap como banda sonora y en el que podemos poner al rapero ASAP Rocky a decir “Bip Bip” para que sea nuestro claxon. Lejos de caer en el cringe, Need for Speed Unbound es divertido, joven y original.

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La historia lo marca todo

Sabemos que a nadie le importa la historia de un juego de coches y que los personajes que no callan ni debajo del agua acostumbran a atragantarse, pero dejadnos romper una lanza por ella y decir que funciona. Se mueve en un peligroso punto entre la parodia de Fast & Furious y la emulación de Vin Diesel y compañía, pero viene de la mano de un excelente doblaje al castellano y mantiene el tipo gracias a que el juego basa todo su planteamiento en ella. Sin la historia, el juego no tiene sentido.

A grandes rasgos y sin entrar en spoilers, digamos que somos el currito de un garaje de poca monta en Lakeshore City. Nuestro personaje tiene cuentas pendientes con el mundo de las carreras clandestinas y buscará participar en un torneo para el que antes necesita superar cuatro eliminatorias previas. Dichas clasificatorias se celebrarán durante los próximos cuatro domingos y nuestra misión será estar listos para las mismas. Así pues, toda la historia se estructura en torno a un calendario, como si de un juego deportivo se tratase.

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Salimos del garaje un lunes, hacemos algunos eventos y cuando terminamos y volvemos a casa, el tiempo pasa y se hace de noche. Salimos de nuevo, competimos en unas cuantas carreras nocturnas y regresamos para otro time skip hasta el martes. Las jornadas van sucediéndose (divididas de ese modo, en día y noche) y nuestro objetivo es acumular el mayor dinero posible antes del domingo. Después lo invertimos en el taller y nos hacemos con el mejor coche posible para la eliminatoria de esa semana.

La gracia reside en que ganar ese dinero no es tan sencillo como parece. Entre evento y evento nos seguirá la policía y en caso de que nos arresten lo perderemos todo. Además, tras cada prueba se incrementa la presión de las fuerzas y cuerpos de seguridad de Lakeshore, así como la cantidad y tipología de las mismas. Pero la cosa no acaba ahí. Muchas carreras requieren pagar la inscripción, se cobra por orden de llegada y los reinicios son limitados. Estos últimos, al igual que la policía, solamente se restauran tras pasar por el taller y cambiar de día.

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La decisión es vuestra. Marcarse un amarrategui volviendo pronto a casa para asegurar el botín, o bien seguir haciendo pruebas aún a riesgo de que nos cacen o de que metamos la pata en una carrera y no podamos darle a reiniciar, perdiendo la pasta de la inscripción. Si tienes una mala semana, o una demasiado cobarde, el domingo estás muerto.

Este continuo juego de apuestas desemboca en un sistema de progresión mucho, pero mucho más lento de lo habitual en la saga. Se acabó lo de cambiar de coche tras cada carrera y lo de ganar siempre. Habrá veces que regresemos al taller con un agujero en los bolsillos. Aunque hay varios niveles de dificultad (con más o menos reinicios a nuestra disposición, por ejemplo), Need for Speed Unbound es una entrega más desafiante que de costumbre y pone en valor cada avance y progreso que hacemos. Damos pasitos de hormiga, pero son muy reconfortantes y nos encanta la lógica inherente a ellos. Como decíamos, sin la historia, el juego no tiene sentido.

Amantes de la policía y el trash talking

Hay muchos detalles a destacar además de esta inesperada y grata sorpresa que suponen su progresión y su dificultad. Es el caso de la IA enemiga, la cual destaca especialmente al hablar de las fuerzas del orden y del sistema de trash talking y apuestas que rodea a nuestros rivales.

La policía de Lakeshore es de las mejores que haya dado la saga. Así, sin más. La diferencia entre un nivel de búsqueda (o infamia) de una estrella (ahora llamita) y otro de cinco es notoria, palpable. Con el primero ni te reconocerá por la calle aunque te la cruces. Con el segundo serás tú el que no sepa cuándo se está cruzando a un agente, pues hasta la secreta andará tras nuestra pista. Pasaremos de girar un par de veces para perderlos a tener que meternos en túneles ante el seguimiento de un helicóptero, evitar bandas de clavos y ocultarnos en un callejón oscuro con el motor y las luces apagadas. Persecuciones largas, variadas, desafiantes y llenas de emoción, sobre todo por lo que hay en juego (nuestras ganancias de los eventos).

La IA enemiga es igual de interesante. No tanto por su comportamiento en carrera, que también, sino por su trato fuera. Puede parecer un comentario de lo más estúpido, pero los nombres contra los que competimos se repiten evento tras evento, cuentan con su propio lore y en acción mantienen un rendimiento de lo más coherente. No pasan de primero a último y viceversa de una competición a otra y se mantienen en el mismo baremo. Pero si son de los mejores y les provocas un accidente, no remontarán mágicamente. No hay efecto chicle. Lo dicho, de lo más lógica y satisfactoria.

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La mayoría de pilotos comentan nuestras acciones en carrera (si les tocamos, si les adelantamos) y reaccionan en consecuencia, produciéndose un divertido trash o dirty talking que no hace sino sumar a la ambientación. Encima, antes de cada prueba puedes apostarte un dinero extra a que quedas por delante de alguien, lo que sirve para reincidir en que Need for Speed Unbound no va tanto de ganar y ser el primero siempre como de ir ahorrando poco a poco y crecer y mejorar gracias a ello.

La guinda del pastel al conjunto la aportan las innumerables opciones del taller. Desde mejorar el propio garaje hasta cambiar el motor y manejo de los vehículos, pasando por tantas piezas como podáis imaginar (inducción, ECU, combustible, escape, aspiración, nitro, suspensión, frenos, neumáticos, embrague, marchas, diferencial, etcétera). Por no hablar de los efectos animados que vamos desbloqueando, cláxones, neones y de las pinturas y vinilos de la comunidad. Añadidle 143 coches a nuestra disposición entre los que no falta una buena dosis de fan service para los más veteranos y voilá, sensacional.

El dilema de los derrapes, el nitro y el control

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Somos conscientes de que la saga nos tenía acostumbrados a un adrenalínico sistema de progresión y que los cambios no gustarán a todos. Los avances son mucho más lentos y exigen técnica y paciencia, técnica y tomárselo con calma, disfrutar. Y aunque a nosotros nos ha encantado, vamos con la otra cara de la moneda. A nivel de manejo, Need for Speed Unbound no deja de ser un Heat 2.0 con todo lo que eso supone. El control de los vehículos sigue sintiéndose raro y en estos tiempos en los que todos hemos tocado el cielo (Forza Horizon) cuesta acostumbrarse.

Los derrapes continúan antojándose demasiado cerrados y lentos, girar es como hacerlo con un autobús y en determinados momentos sentiremos que el coche flota. Salirse de la calzada penaliza demasiado para tratarse de arcade repleto de atajos y objetos destruibles, y la existencia de nitro complica las cosas al rebajar la sensación de velocidad estándar y crear debates absurdos. ¿Derrapar para perder MUCHA velocidad, pero recargar el nitro, o no frenar y seguir a buen ritmo, aunque sin turbo?

En su defensa diremos que nos gusta el método para salir más rápido (por más que nos cueste clavarlo) y que la cosa mejora según personalizamos y potenciamos nuestro coche. También hay avances en agarre, peso y diferenciación. La jugabilidad es de lo más sólida, que nadie se asuste, pero eso, exige acostumbrarse y dista de ser el placer inmediato a los mandos que suponen los grandes referentes del género. Hay que prácticar y entender varias estrategias que no se explican en ningún lado (como salir adecuadamente de los derrapes o el balanceo del coche y sus zona muerta) para sacarle el máximo partido. Hay margen de mejora.

Duración y funciones online

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A nosotros la historia nos ha llevado una veintena de horas. Perdimos mucho el tiempo con actividades secundarias en las tres primeras semanas del calendario, pero fuimos al grano en la última. Por secundarias nos referimos a contrarrelojes con coches especiales, pruebas de ir de un punto a otro sin llamar la atención de la policía y temas de coleccionables (los típicos carteles, monumentos —en este caso, grafitis— y muñecos destruibles). No es lo más variado del mundo y no se rompe la cabeza. Mira qué hacen los demás y lo imita. El mapa de Unbound está más vivo  que el de Heat y recuerda a Paradise City, pero no resulta demasiado inspirado ni es capaz de sorprender y cautivar.

Lo mismo ocurre con su online, con servidores para 16 personas, pruebas de 8, equipos de 4 y los mimos modos de la historia, pero sin bots. Por más que podamos personalizar nuestro perfil y presumir de coche, efectos y tarjeta, no es lo más fascinante del mundo. Casi que queda como un acompañamiento para que haya veamos a gente real navegando por el mapa mientras vamos de una misión principal a otra. El plato fuerte es en solitario.

El primer Need for Speed a 60 fps

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Para cerrar, y entrando en lo audiovisual, no se trata del juego más vistoso y espectacular que hayamos visto en el género, pero hay que reconocerle el mérito de ser el primer juego de la saga Need for Speed en ofrecer 60 imágenes por segundo en consolas. La ciudad goza de mucha más vida que la de Heat, está llena de elementos destruibles y en apartados como las texturas y los materiales, el trabajo de Unbound es soberbio. El resultado es nítido, sólido y bonito, en especial en ciudades y entornos urbanos, y casi más de día que de noche. El aspecto gris, lluvioso y sucio de todo no es sino una acertadísima decisión artística que refuerza esa atmósfera y ambientación para la que sólo tenemos elogios.

En la versión de PS5 analizada nos ha llamado la atención lo rápido que entramos al juego desde el menú de la consola, pero no tanto sus tiempos de carga (pocos y cortos, pero ahí están). El Dualsense también alza la mano con efectos cuando subimos y bajamos de marcha de los que sacan una sonrisa boba. Y en lo sonoro, realzar de nuevo el fabuloso doblaje al castellano de Unbound y una de las mejores playlist que hayamos visto en mucho tiempo:

*Este análisis se realizado con un código proporcionado para la versión de PS5.

Conclusión

Need for Speed Unbound ha resultado ser toda una sorpresa y un juego al que cualquier amante de la velocidad debería dar una oportunidad (tenéis 10 horas gratis con EA Play). Su atmósfera es lo más próximo a un Underground 3 que hemos tenido desde los tiempos de NFS Carbono. Los nuevos efectos visuales le sientan de lujo, compramos su coqueteo con el anime y la selección musical nos parece acertadísima. Pero no todo son excesos y estridencias, lazos y puentes hacia las nuevas generaciones, sino que también encontramos ideas y planteamientos de lo más hardcore. Para muestra la curiosa estructura de su modo historia, el inesperado nivel de desafío que plantea su dificultad y un sistema de progresión que si bien nos encanta, sabemos que chocará de primeras y no gustará a todos. Porque se acabó lo de ganar siempre y lo de cambiar de coche tras cada carrera. Esto va de apostar y arriesgar, pero centrándonos en sobrevivir más que en ser los primeros. De ir ahorrando para crecer y mejorar. Asímismo contamos con un importante salto gráfico y nuestros únicos peros son en temas jugables —el control es Heat 2.0— y en temas de variedad, modos y opciones online. Aunque existe margen de mejora en prácticamente todo, Unbound nos ha devuelto la fe en la saga y os aseguramos que ofrece un gran rato al volante. Merece la pena darle al nitro.

Lo mejor

  • Tiene la mejor atmósfera de la saga desde los tiempos de Underground 2 y Carbono.
  • Primer Need for Speed a 60 fps en consolas.
  • Los efectos de animación heredados del Spiderverse.
  • La playlist es perfecta.
  • La policía y las apuestas y el trash talking con la IA enemiga.
  • Su nuevo sistema de progresión y un desafiante nivel de dificultad.

Lo peor

  • Dicha progresión no gustará a todos, menos en una saga que nos acostumbró a cambiar de coche tras cada carrera.
  • A nivel jugable es Heat 2.0. Su control sigue requiriendo acostumbrarse.
  • En cuanto a mundo, modos y opciones, sobre todo online, no es la más variado y original del mundo.
8.2

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.