Análisis de Tails of Iron 2: Whiskers of Winter, un ‘souls metroidvania’ demasiado conservador

Tails of Iron 2: Whiskers of Winter es la secuela del notable Tails of Iron que salió en 2021 para todas las consolas. Una continuación ya disponible en plataformas digitales (por 24,99 euros) que sigue al pie de la letra lo establecido con el primer título de Odd Bug Studio; quizá demasiado. Y es que la premisa es la misma: una aventura de acción en 2D con combates al estilo souls –salvando las distancias–, algo de plataformas y una personalidad metroidvania que no pasa de testimonial. ¿Qué problema hay? En realidad, algunas decisiones tomadas no terminan de encajar con la sorpresa que supuso el primero. En definitiva, más y mejor no siempre es mejor.

Sus creadores han querido ir más allá expandiendo las posibilidades de la primera entrega. Sin embargo, nos encontramos con más, muchos más elementos de crafteo, equipo y armas que gestionar, a lo que debemos sumar las trampas y las habilidades mágicas que se desbloquean con nuestro avance. Demasiados elementos de los que estar pendientes en un título que presumía de sencillez y efectividad. Pero llegamos al elemento más disruptivo: el selector de dificultad. El primer juego estaba muy bien equilibrado a nivel de dificultad, con desafíos de lo más exigentes y una clara esencia souls. Ahora nos encontramos con un selector de dificultad que no solo arruina el propio concepto de Tails of Iron, sino que hace del nivel más accesible un paseo sin gancho ni gracia, a pesar de que el gancho como tal sigue estando presente; de forma literal.

Más allá de estas particularidades que debemos tener presentes si venimos de la primera parte, la secuela se siente muy continuista y conservadora respecto a la aventura de Redgi, lo que no es necesariamente negativo, ya que el mundo creado por Odd Bug Studio es suficientemente interesante. En esta ocasión somos Arlo, el heredero de Invernia que debe reconstruir su reino tras la invasión de los Alas Negras, pérfidos murciélagos que no dudarán en arrasar con todas las ratas del reino. Gráficamente mantiene el estilo del original, aunque en ocasiones el control se resiente un poco, especialmente en plataformeo; en combate seguimos con los golpes rápidos, los fuertes, la esquiva, el parry... Muy bien en este sentido. El apartado sonoro no es especialmente llamativo más allá de los ruiditos de sus protagonistas al ‘hablar’ y la voz del narrador, en perfecto inglés.

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