Gaming Club
Regístrate
españaESPAÑAméxicoMÉXICOusaUSA

Opinión

¿Y la retrocompatibilidad digital, qué?

Solo Microsoft ha garantizado que nuestras compras digitales se mantendrán en Xbox Series X. Sony y Nintendo obvian el legado digital del pasado.

La ausencia de retrocompatibilidad digital en consolas actuales es algo difícil de justificar. Llevo tiempo pensando en que es algo que —seamos sinceros— preocupa realmente a un nicho de la comunidad de jugadores, que una gran mayoría quiere comprar una PS5, Xbox Series X o Nintendo Switch para poder jugar a todo aquello que vendrá después. Pero no quiero hablar del porcentaje de uso de la retrocompatibilidad en la columna de hoy; quiero centrarme en algo perfectamente instaurado en cualquier otro ecosistema digital o en por qué existe aún una limitación de acceso en nuestras compras digitales si cambiamos de dispositivo.

Supongamos que en tu móvil o tu PC —Android, iPhone, Steam, Epic…— te compras un videojuego o una app. ¿Alguien imagina tener que volver a pagar por ello si cambia de teléfono u ordenador y mantiene su cuenta? En estas plataformas se ha respetado, casi desde siempre, que las compras se vinculan a tu perfil porque no son factores que dependan de la arquitectura, de si antes eran CD y ahora son cartuchos… Nada de eso, porque adquieres el derecho de uso de esa licencia.

Soy bastante escéptico con tanto Sony como con Nintendo a la hora de gestionar todo esto en el presente y también en el futuro inmediato; de hecho, Microsoft es la única que nos ha transmitido a través de Xbox One algo que a veces se nos olvida: tranquilidad. Nos han dicho que con Xbox Series X nadie se quedará atrás, que habrá retrocompatibilidad con más de 700 títulos desde el día uno. Que los lanzamientos serán intergeneracionales durante el primer año. Una nueva Xbox que no anula tu actual Xbox One.

Sin embargo, Sony parece estar teniendo dificultades para facilitar la retrocompatibilidad de PS4 con PS5, que tendrá de base 100 títulos; aunque esperan que sean prácticamente todos con el paso del tiempo. Pero ¿por qué todos los juegos que hemos descargado en PS Store durante esta generación no se podrán ejecutar en PS5 de manera digital? Si de verdad velan por preservar la compatibilidad con juegos del pasado, creo que esto es mucho más sencillo de gestionar. Con un mercado avocado a lo digital —máxime con momentos como el actual, donde la venta física se antoja compleja y tardía—, hay que empezar a pensar que no se nos debe obligar a pasar por caja por licencias digitales cada vez que cambiamos de generación de consolas.

Y no me olvido de Nintendo. Hace unos días, en un momento de esos donde quise volver a jugar a Super Mario 3D World para recordar algunos de sus niveles mejor diseñados, me quedé mirando fijamente durante un par de minutos el menú de inicio de Wii U. Sentí alegría y pena al mismo tiempo. Alegría porque, tras años ahorrando y comprando poco a poco multitud de juegos retro de manera legal y ordenada, ahora puedo disfrutar de todos ellos con una emulación exquisita desde la consola o el Gamepad. A la vez, una desazón inevitable al darme cuenta de que, ahora que han pasado tres años desde la salida de Nintendo Switch al mercado, la Consola Virtual ni está ni se le espera.

Tuve que comprar Super Mario Bros. 3 en 3DS y Wii U por separado; a Nintendo no le valió con que tuviese la misma cuenta vinculada a la consola. Ahora, en la app de Nintendo Switch Online echo en falta videojuegos de NES y SNES que ya tengo comprados en las máquinas mencionadas que no puedo ejecutar de ninguna manera en la híbrida. Puedo entender que mis CD de Wii U no se puedan insertar de forma física en Nintendo Switch por una cuestión evidente; lo que me cuesta entender más es que esas copias digitales de N64 o GBA sigan estando ancladas a la consola donde las compré.

La ausencia de retrocompatibilidad digital en consolas modernas debería estar garantizada, también por responsabilidad y preservación (caso Wii Ware). En estos momentos, ni PlayStation ni Nintendo parecen preocuparse, con una política basada en la memoria cortoplacista. Solo Xbox se acuerda de mis compras del pasado y, quizá, a la larga termine pasándoles factura: los jugadores sí tienen memoria.