Burnout Paradise y la herencia de Criterion Games

Ya lo decía Guns N’ Roses: “Take me down to the paradise city”. En plena cresta de popularidad, Criterion Games dio en el 2008 un giro de ciento ochenta grados a su saga estrella. De los takedowns al límite del quitamiedos pasamos a abrazar el mundo abierto. Paradise City era el patio de recreo para conectar con nuestros amigos y disfrutar de las mismas carreras callejeras de siempre.

Parece que fue ayer. Con 12 años a sus espaldas y una remasterización de por medio, el cielo de este festival del motor tiene una última curva que derrapar. El port para Nintendo Switch parece apuntar al mes de junio, por lo que en MeriStation os traemos las claves de la obra cumbre de Criterion Games y qué le deparó al estudio a partir de él.

“Evolucionar o morir”

Esa fue la máxima del equipo. Según describen en su propia página web, con Paradise sabían que “teníamos que cambiarlo todo”. Burnout 3: Takedown y Burnout: Revenge quedaban lejos. La fórmula seguía funcionando, pero no tanto el estilo de juego. Por ello, su primer desarrollo basado en Xbox 360 y PlayStation 3 tuvo presente las oportunidades que les brindaba el nuevo hardware.

“Las pistas cerradas dieron paso a una extensa ciudad libre, y te sincronizamos en tiempo real con tus amigos para perderos en un círculo de desafíos que te recompensaban por conducir como un lunático”, explican. Con Xbox Live y PlayStation Network ya asentados, las funcionalidades en línea de Burnout Paradise fueron la principal sintonía de su comunidad. ¿Recordáis la reunión a ocho jugadores en el campo de béisbol? Ya forma parte de la memoria colectiva.

Las maneras de interactuar con un mundo abierto desde la perspectiva de un juego de conducción fueron concisas. El desbloqueo y completado de pruebas en cada semáforo hacía mejorar nuestro carnet de conducir, cuyo punto álgido llegaba al presentarnos nuestro próximo némesis. Como casi una reinterpretación de Most Wanted 2005, a medida que avanzábamos debíamos acabar con el próximo conductor relevante de las calles de Paradise City. Al ser únicos, sus vehículos eran 'una fuente de ingresos' que nos facilitaba las pruebas a continuación.

Si los coches no nos eran suficientes, el equipo dio el paso a introducir cuatro motocicletas. Las dos ruedas eran una versión más limitada de la experiencia base, aunque igual de salvaje a los mandos. Criterion Games siempre ha apostado desde sus inicios por el riesgo, por probar nuevos horizontes. Lo hicieron en el shooter con Black. Nada les paró para que la retahíla de contenidos postlanzamiento expandiera sus posibilidades. Coches de juguete, un nuevo mapa lleno de cabriolas llamado Big Surf Island, policías contra ladrones con versiones alternativas de 33 modelos de coches diferentes… Burnout Paradise se convirtió en un paquete de experiencias total.

Las versiones remasterizadas, incluyendo la de Nintendo Switch, cuentan con el espectro completo de contenidos descargables. La mejora técnica permite disfrutarlo en consola a 60 imágenes por segundo.

Paso por Need for Speed y el sello Burnout

Pese al éxito de público con él, Criterion Games centraría sus esfuerzos en la franquicia Need for Speed. Antes de que Ghost Games tomara las riendas, la saga pasó por sus manos durante dos entregas tan diferentes como reconocibles.

Porque a falta de Burnout, Need for Speed: Hot Pursuit olía a neumático quemado al paso de las estrechas curvas de las entregas clásicas. Ya fuese como policía o conductor callejero, las persecuciones estaban medidas a la perfección. El alma de siempre con una nueva capa de profundidad mediante el uso de las ventajas. No funcionaría tanto en Rivals, pero en pleno 2010 sus enfrentamientos fueron de lo mejor de la saga en la pasada década.

Su último gran trabajo en solitario estaría centrado en un soft reboot de la marca Most Wanted. Quizá uno de los Need for Speed más célebres de la etapa de PlayStation 2 (junto a Underground 2), volvería en 2012 para todas las plataformas, incluyendo un excelente port para Vita.

Most Wanted tomaría un modelo de open world similar al visto en Paradise. Quizá en este sentido la exploración se encontraba en un plano secundaria, como vía para acceder únicamente al resto de carreras y a los coches secretos. Aquí lo importante era pintar el Speedwall de morado, batir a tus amigos y escalar posiciones en el marcador de más buscados.

¿Por qué sus juegos fueron tan exitosos? Principalmente porque ofrecían una conducción arcade depurada al extremo. Se encontraban en el equilibrio perfecto entre el traslado del peso del vehículo con la precisión de los movimientos rápidos. En este género en concreto la jugabilidad lo es todo, y eso es algo en lo que Ghost Games no logró dar con la tecla.

El futuro: vuelta al ruedo

Tras haber servido como estudio de apoyo para otros proyectos de Electronic Arts, como el reciente Star Wars: Battlefront 2, el gigante estadounidense confirmó que la licencia volvería a sus manos. “Con una historia dilatada y pasión por los juegos de carreras, así como la visión que queremos crear, Criterion llevará Need for Speed a la próxima generación”, publicó en un comunicado oficial.

Por tanto, la generación a punto de comenzar verá la vuelta de un mítico del género tras más de ocho años de sequía. Ghost Games, en cambio, se convertirá en EA Gothenburg para reenfocarse como estudio de apoyo. El futuro de la saga está por venir.