Martin Mystère: Operación Dorian Gray
Martin Mystère: Operación Dorian Gray - Acto II
Descubre al asesino del profesor Eulemberg.
Usamos el coche deportivo rojo para viajar por la ciudad. Nuestro destino: la villa del profesor Eulemberg. Una vez llegamos, tendremos una corta secuencia de diálogos, con la periodista y Malcolm, el policía. Dentro de la casa nos espera Travis, con el que tendremos una distendida charla.
Martin Mystère: Operación Dorian Gray (PC) |
Al finalizar, respondemos a la llamada. Es el fontanero que dice que se dirige a nuestra vivienda para solucionar el tema de la inundación del lavadero. Ya que Travis está interrogando a la ama de llaves, podemos hablar con dos policías que inspeccionan el mobiliario en busca de huellas o indicios. También podemos ir a la biblioteca, sin poder acceder al escritorio del profesor todavía.
Vayamos al piso de arriba. Delante del dormitorio del profesor se encuentra un desagradable policía que no nos permite el paso sin la documentación pertinente. Si es verdad que nos la hemos olvidado en otros pantalones, debemos regresar a casa. Entramos en el lavadero, que ya está accesible (puerta de al lado de donde pasaba Java el plumero al principio del juego).
De ahí recogemos unos útiles guantes de látex que seguro nos harán buena falta a lo largo de la investigación. Hechamos un vistazo a la lavadora, más concretamente en la abertura. Divisamos ropa humedecida dentro, pero no podemos abrir la compuerta porque está atascada de moho y suciedad. Así pues, vamos a la cocina en busca del quitagrasas adecuado para la ocasión. Encontramos uno en el estante superior del mueble que hay debajo de la mesa.
Volvemos al lavadero y utilizamos el producto abrasivo por encima de la compuerta. La abrimos y nos hacemos con la documentación olvidada en la ropa lavada. Ahora podemos volver a hablar con el policía de la primera planta de la villa del profesor. Le mostramos la documentación y nos permite entrar.
Profesionalidad ante todo: nos colocamos los guantes de látex (los conseguimos del lavadero de nuestra casa). Observamos las iniciales grabadas en el pañuelo sostenido en la mano del cadáver. Fíjate en los retratos encima de la cómoda, en una de ellas distinguimos, además de Eulemberg, al tal Alexander, en un paraje de la jungla. Cogemos el retrato y nos fijamos en él. Separa el marco de la fotografía para desvelar un sobre oculto. Posiblemente la podamos abrir sin maltratarla con vapor. Así que volvemos a casa.