Syberia
Syberia - Valadilene
Esta aventura está protagonizada por una joven abogada de Nueva York llamada Kathe Walker. Poco a poco Kathe descubrirá que su futuro está ligado al de Hans Voralberg, un inventor y constructor de autómatas muy excéntrico. Ahora de la mano de la gran aventurera "Lorna" tienes aquí la solución para salir por fin de ese puzzle en el que estás atascado y poder solucionar esta entretenida aventura. ¡Adelante!
VALADILENE
Kate llegó al misterioso pueblo de Valadilene y se dirigió hacia la posada. Al entrar descubrió que no había nadie para atenderla, sólo un chico de pocas palabras llamado Momo. Kate intentó coger su maleta pero pesaba demasiado y Momo no estaba por la labor de ayudarla, así que Kate se acercó al mostrador, recogió una pequeña llave, la introdujo en la espalda del autómata-campana y presionó el botón rojo que lo accionaba. Al instante apareció el posadero.
Kate se presentó amablemente y escuchó las últimas noticias sobre la muerte de Anna Voralberg. Tras la inquietante reacción del niño al tratarse el tema del hermano de Anna, Hans Voralberg, Kate pidió ayuda para que le subieran el equipaje a su habitación.
La habitación parecía bastante confortable. Kate leyó el fax que había sobre la mesilla y se dispuso a llamar a la oficina al número que aparecia en el remitente de la carta, aunque también se encontraba almacenado en la memoria de su moderno teléfono móvil.
Kate decidió que era hora de moverse y bajó de nuevo a la recepción para preguntarle al posadero si había llegado un fax. Lo recogió y habló sobre todos los temas disponibles para recopilar información. Se acercó a la mesa de trabajo de Momo. Recogió del suelo dos ruedas dentadas y descubrió otras dos encima de la mesa. Antes de salir de la posada cogió un folleto sobre la fábrica de autómatas y lo leyó ávidamente.
Tenía que buscar la casa del notario, así que caminó por las calles del pueblo y recogió la gaceta de Valadilene que encontró sobre un banco.
En uno de los portales de las casas vio un peculiar autómata. Empujó una palanca que tenía en el torso y la cabeza se unió al resto del cuerpo. A continuación, dejó sobre sus manos el fax destinado al notario y activó el autómata con la otra palanca.
A la salida recogió una gran "llave" metálica con forma de "T" junto a una percha, en la sala de espera del notario.
Kate se encaminó a la entrada de la fábrica Voralberg, reconocible por los curiosos autómatas que la custodiaban. Bastó con colocar dar cuerda a uno de los autómatas, colocar la llave que recogió en el notario y accionar una palanca para que se abriera sin problemas. Una vez dentro el camino se dividió en cuatro posibles destinos: la casa familiar con sus jardines, una estación de trenes, un anexo de la fábrica y la propia fábrica.
Su primer destino fue la fábrica, impresionante con su gran cadena de montaje. Paseando por las distintas estancias, encontró un autómata sin terminar. Lo descolgó de su posición accionando una palanca. Habló con el autómata, llamado Óscar, y le prometió fabricar unos pies. Para ello debería poner en funcionamiento toda la fábrica. Óscar le proporcionó una tarjeta perforada necesaria para su producción.
Kate salió de la fábrica y se dirigió al anexo. Accionó la palanca y unas pinzas transportaron lo que parecía una especie de generador eléctrico. Volvió a la fábrica y activó el autómata que había junto al generador que la pinza trajo del exterior para que lo colocará donde correspondía. Entro en una pequeña habitación que contenía un extraño mecanismo. tiró de una cadena que activó un molino y tiro de la palanca de la izquierda para conectar el mecanismo con el resto del entramado de la fábrica.
Kate se dirigió a la consola de producción, situada en lo alto de la fábrica y conectada por unas escaleras metálicas al resto de la planta. Introdujo la tarjeta perforada de Óscar en la ranura, selecciono la esa de montaje número 3 (era la única que funcionaba) y seleccionó el tipo de madera. Accionó la palanca de la derecha para iniciar la producción.
Recogió los pies de la cadena de montaje número 3 y se los dio a Óscar.
Entró en el despacho de Anna, al pie de las escaleras y echó un vistazo a la librería, movió uno de los libros y apareció una especie de caja de música con autómatas del que recuperó un cilindro. Se acercó a la mesa despacho y quedó impresionada con el diseño del tren que encontró. ¿Sería el tren del que habló Óscar? Descubrió también el verdadero motivo de la venta de la fábrica leyendo unas notas: Anna estaba endeudada. También leyó la carta que Anna escribió a su hermano Hans.
Kate salió de la fábrica y se dirigió a la casa, pero todas las puertas estaban cerradas, así que decidió subir por una escalera mecánica apostada junto a una de las fachadas, pero faltaba la llave. Se encamino a los jardines y paseando por ellos encontró la llave metida en unafuente pequeña. La introdujo en el elevador, trepó por la escalera y se introdujo por una ventana abierta. Una vez dentro, abrión un pequeño escritorio de madera y encontró el diario de Anna. A pesar de lo largo que era, lo leyó entero y empezó a comprender la historia entre los dos hermanos, el padre de ambos y la mecánica de la fábrica. Recogió también un bote de tinta. Al otro lado del ático encendió una bombilla y se asustó al encontrarse de repente con Momo. Éste estaba dispuesto a contarle un secreto a Kate si dibujaba un mamut tal y como Hans lo hacía. Hablando con él, Kate consigue papel y lápiz. Se acercó a la zona iluminada y descubrió un dibujo de un mamut sobre la propia pared. Utilizo el papel y el lápiz para calcarlo y se lo dio a Momo. Solo tuvo que seguirlo hasta una valla que separaba el pueblo del bosque.
Ambos atravesaron la puerta y caminaron hasta llegar a una vereda que no se podía franquear por culpa del caudal del río. Kate subió a la presa e intentó abrir las compuertas pero no era lo suficientemente fuerte. Pidió ayuda a Momo que sólo consiguió romper el madero. Kate lo recogió y fue hasta un bote de madera que reposaba a la orilla del río. Utilizó el madero para hacerse con uno de los remos, pero estaba mojado y mugriento. Volvió a llamar a Momo para que recogiera el remo y después le pidió ayuda para intentar abrir la presa con el remo. Éstas se abrieron y el nivel del río descendió permitiendo el cruce del río. Llegaron a una caverna que sin duda era de la que habló Anna en su diario. Allí encontró el muñeco prehistórico que había obsesionado a Hans durante toda su vida a raíz del accidente.
Kate volvió al pueblo y se encaminó a la iglesia. La puerta principal estaba cerrada, pero pudo entrar en la sacristía del sacerdote. Movió el crucifijo de la pared y encontró un llave pequeña que introdujo en el "bureau" de madera. Abrió los cajones 1,2,4,5 y recogió varias tarjetas perforadas. En el tercer cajón descubrió un fondo oculto al que consiguió acceder moviendo la manivela a la derecha del mueble. De ahí recogió una llave y una carta de confesión del cura.
Se dirigió al ascensor de la iglesia y lo hizo funcionar colocando las cuatro ruedas dentadas en la carcasa que había a su lado. Subió en él. En la estancia había un autómata que hacía sonar las campanas introduciendo las tarjetas perforadas que había encontrado en la sacristía. Una de las melodías era una marcha fúnebre que activó el autómata que había sobre la entrada al panteón de los Voralberg. Se dirigió allí y uso la llave que encontró en la sacristía en el sombrero del autómata. La entrada se abrió y accedió al panteón. Kate ya sabía que Hans no estaba muerto, así que decidió abrir su tumba. Descubrió un nuevo cilindro y un recorte de periódico. Decidió ver el contenido del cilindro volviendo al despacho de la fábrica e introduciéndolo en la caja de música. Esta vez los autómatas cobraron vida y escenificaron un pasaje de la vida de los hermanos Voralberg. Kate se llevó la caja de música consigo.
Kate era consciente que el tren y Óscar representaban su única vía para encontrar a Hans, así que decidió hacer funcionar el tren a toda costa. Se encaminó a la estación. Habló con Óscar sobre todos los temas disponibles. Ócar le pedía un ticket para realizar el viaje. No le quedó más remedio que ir a la ventanilla de la taquilla de la estación para obtenerlo de las propias manos de Óscar. Además le dio una autorización que debía ser sellada para que tuviera plena libertad de movimientos dentro del tren. Kate tuvó que volver al notario para utilizar un pequeño autómata que había sobre la mesa de la sala de espera. Para ello, abrió el sombrero del robot e introdujo el bote de tinta que llevaba consigo. Luego colocó el impreso sobre la mesa y pulso el botón que accionaba el mecanismo. Ya estaba aprobado el impreso! Volvió al tren y se lo dio a Óscar. Le intentó dar el ticket de viaje, pero Óscar dijo que faltaba por colocar ciertos objetos en sus lugares correspondientes en la estancia de al lado. Kate entró y coloco los cilindros en unos estantes, el mamut sobre una base en la mesa de la derecha y la caja de música en el pedestal del centro.
Sólo faltaba dar cuerda al tren. Fue al andén contrario y accionó una manivela y posteriormente una palanca. De este modo se activa el mecanismo para dar cuerda al tren. Volvió a utilizar la manivela para dejarlo todo como estaba. Kate volvió al vagón y le dio el ticket a Óscar. Era hora de marcharse de Valadilene en busca de Hans!