Syberia
Syberia - Barrickstads
Esta aventura está protagonizada por una joven abogada de Nueva York llamada Kathe Walker. Poco a poco Kathe descubrirá que su futuro está ligado al de Hans Voralberg, un inventor y constructor de autómatas muy excéntrico. Ahora de la mano de la gran aventurera "Lorna" tienes aquí la solución para salir por fin de ese puzzle en el que estás atascado y poder solucionar esta entretenida aventura. ¡Adelante!
BARRICKSTADS
Kate se quedó preocupada al comprobar que el tren se había parado y habló con Óscar del tema. Por lo visto tendría que buscar la forma de dar cuerda al tren para poder continuar su viaje. Salió del vagón por la escalerilla izquierda y se puso a caminar hacia la derecha hasta llegar a una extraña muralla de piedra. Descubrió que existía un mecanismo de dar cuerda parecido al de Valadilene. Si pudiera llevar el tren hasta esa zona su problema quedaría resuelto. Volvió al vagón para comunicarle su descubrimiento a Óscar y éste le comunicó que los rectores de la universidad deseaban hablar con ella.
Kate salió fuera de la estación y antes de entrar en la universidad decidió investigar un poco. Fue hasta un pequeño muelle en el que reposaba una barcaza. Pidió ayuda e intentó convencer a sus dueños de que remolcarán su tren hasta la muralla que acababa de visitar, pero no lo harían a menos que pagara 100 dólares ¿De dónde iba a sacar tanto dinero? Aceptó el trato y se dispuso a entrar en la universidad, prestando atención al curioso templete de autómatas que presidía la entrada.
Una vez dentro de la universidad, se dirigió al pasillo de la izquierda hasta que no puedo avanzar más. Una puerta se lo impedía. Al otro lado la esperaban los rectores. Habló con ellos sobro todos los temas disponibles y consiguió un trabajo con el que le pagarían los 100 dólares que necesitaba para remolcar su tren. Sólo tenía que arreglar el templete de los autómatas violinistas.
Antes de abandonar la universidad entro en la biblioteca y recogió un libro de una de las mesas en las que había un hombre leyendo. Subió al piso de arriba y se subió a una escalera para coger otro libro que estaba mal colocado en una estantería. Uno hablaba sobre una extraña sustancia que utilizaban los nativos para cazar y que proporcionaba una agudeza visual increíble. El otro trataba sobre el cultivo de una uva exótica.
En otro de los pasillos encontró al paleontólogo de la universidad. Habló con él y comprobó que conoció a Hans, incluso éste le habló del extraño muñeco prehistórico que había encontrado en la cueva años atrás. Kate pensó que quizá sería bueno enseñarle el muñeco al profesor.
A la salida de la universidad Kate examinó el mecanismo de los autómatas. Por lo visto faltaba un huevo para equilibrar la balanza y poder abrir la puerta.
Kate volvió al vagón, recogió el mamut y fue a enseñárselo al paleontólogo. Éste se emocionó tanto que abrió su laboratorio para examinarlo. Kate entro y echó un vistazo a una vitrina que había a la izquierda. Recogió un cilindro que sin duda había pertenecido a Hans. Más adelante, en una mesa de laboratorio recogió unas pinzas y una botella de un extraño elixir ¡justo del que trataba uno de los libros que llevaba!
De vuelta a la estación, investigó todas las zonas que le faltaban por visitar. Encontró al encargado del "aviario-estación" junto a la orilla del río. Habló con él de todos los temas disponibles y mencionó la existencia de una autómata con forma de águila. Kate recogió del suelo un garfio.
Merodeando por el anden, descubrió una escalerilla metálica que ascendía, pero no podía usarla porque tres pájaros traviesos le impedían el paso. ¿No se parecían mucho a los del libro de Amerzone? En ese caso, Kate tendría que encontrar las uvas exóticas que tanto le gustaba a esos pájaros.
Le pregunto al encargado de la estación sobre Sauvignon y aseguró que no existían plantaciones de esa uva en la universidad. Se fue echo una furia! Le volvió a encontrar sobre uno de los puentes e insistió con la misma pregunta. Dijo que hablara con el paleontólogo. Él la enviará a hablar con los propios rectores, los cuales reconocieron que tenían su propia bodega de Sauvignon. Indignada por las mentiras delencargado de la estación habló con él del tema. El encargado, algo avergonzado, abrió las puertas del jardín donde se escondía el cultivo de tan preciada fruta. De este modo Kate cogió tres uvas y se las dio a los pájaros que bloqueaban la escalera metálica.
Subió por ellas y llego hasta el autómata con forma de ave. Uso las pinzas que recogió en el laboratorio para hacerse con uno de los huevos que reposaban en un nido dentro del propio robot. Se encaminó a la entrada de la universidad y se encontró con al encargado de la estación y éste la obsequió con una botella de vino como muestra de arrepentimiento.
Usó el huevo para equilibrar la balanza de la puerta del templete de los violinistas. La puerta se abrió con solo girar una rueda y una vez dentro accionó el mecanismo que hizo que la música volviera a reinar en la universidad. Fue a los rectores a comunicar que ya había reparado la máquina. Recibió sus 100 dólares y se los dio a los dueños de la barca. El siguiente problema era que la barca no podía abandonar el lugar porque había que abrir las compuertas. Para ello, Kate se acerco al terminal de control de compuertas. El marinero le dio una llave para poder usar el terminal que abrir las compuertas.
Kate llegó al terminal. El teléfono que había no funcionaba, así que decidió usar su propio móvil para realizar la llamada al número indicado en un cartel que colgaba del terminal. Marcó el 2766-6742. A continuación el símbolo # y luego marcó el 4 por encontrarse en la zona de Barrickstads y a continuación el 2 para bajar el nivel del agua.
La petición no sería valida hasta pasadas 24 horas, de manera que Kate tendría que hacerlo manualmente. Introdujo la llave en la ranura del terminal y marco los números 4 y 2. Luego pulso la tecla asterisco. De esta manera se abrieron las compuertas. Fue a avisar a los marineros y el barco avanzó un tramo. Volvió al terminal para repetir la operación pero esta vez marcó la secuencia 4-1-asterisco. El barco quedó ya totalmente libre. Kate fue al anden del tren y anduve hasta encontrarse con el marinero. Le pidió ayuda y éste le lanzó una cadena. Kateañadió el garfio al extremo y lo enganchó al tren. El tren fue remolcado hasta la muralla exterior.
Kate dio cuerda al tren mediante el mismo sistema que en Valadilene. Sólo le faltaba recuperar su mamut.
Fue a la exposición que había preparado su amigo el paleontólogo. A su termino fue al Laboratorio y recogió unas fotocopias sobre la leyenda de los mamuts y el muñeco prehistórico. Volvió al tren.
Colocó al mamut en su repisa y el nuevo cilindro que había encontrado en la universidad, después de haber visto su contenido. Avisó a Óscar para que reanudaran el viaje. Sin embargo, a los pocos metros, el tren volvió a pararse. Óscar quería que Kate le diera un ticket de viaje! Kate fue a la taquilla del exterior para solicitarlo pero necesitaba una visa para que se lo dieran.
Kate se encaminó a una puerta que había en la muralla. Arriba le esperaba el guardia que la custodiaba. Kate le pidió la solicitud necesaria para que Óscar le diera el ticket, pero el guardia se negó porque insistía en que existía un peligro inminente al otro lado de la muralla. Kate echo un vistazo por el telescopio. Enfoco las lentes hasta comprobar que lo que tenía delante no era más que el extraño tronco de un árbol. Miró sobre la mesa y vio que el guardia tenía serios problemas de vista puesto que usaba gafas con lentes bastante gruesas. Se acordó entonces de la sustancia que mejoraba la vista, así que echo un poco en una copa y la terminó de rellenar con vino. Hizo que el coronel bebiera y volviera a mirar por el telescopio. Avergonzado por su nuevo descubrimiento, decidió dar la autorización a Kate.
Volvió a la taquilla en la que le esperaba Óscar y le dio el impreso. ¡Por fin consiguió su ticket! Le dio el ticket a Óscar para partir hacia un nuevo destino desconocido!