BALONMANO | MUNDIAL

España viaja a Egipto a jugar un Mundial que está en vilo

Ayer se retiró la República Checa por los positivos de su equipo, y Macedonia ocupa su puesto Hay más selecciones que comunican contagios

EI Mundial de Egipto que comienza hoy con un partido oficial, el anfitrión ante Chile (18:00, TDP), y terminará el 31 de este mes, iba a ser el más faraónico de la historia, el primero con 32 selecciones, con el mayor potencial de seguidores de siempre por la presencia de los invitados Rusia (sin bandera y sin himno) y de Estados Unidos, que regresa a la élite veinte años después. Sin embargo, la inversión del país con la construcción de tres nuevos pabellones, con la presentación del nuevo El Cairo, ha pasado a un segundo plano: lo que preocupa es el avance de la pandemia.

Un Mundial definitivamente sin público, prácticamente sin medios de comunicación, y en el que por primera vez en la historia se conocen  a las selecciones suplentes: Macedonia y Suiza. El martes por la tarde los macedonios anunciaron por si acaso que no tenían positivos en la selección, y unas horas después la Federación Intercional confirmaba que entraba en la plaza de la República Checa, que debía haber llegado ayer a Egipto y canceló el desplazamiento al reconocer 15 positivos

Estados Unidos y Cabo Verde (debutante) también han retrasado su llegada porque los positivos se han disparado y están reestructurando sus planteles. Brasil (el rival de España el día 15) no contará con el azulgrana Petrus, anunciado ayer como el segundo positivo de su equipo, y Suecia también han reconocido algún caso, mientras que en Alemania han renunciado nueve jugadores de primera fila por miedo a la pandemia y los que van han obligado a que su país tenga preparado un plan de emergencia en vuelo privado medicalizado por el cual puedan enviar a casa a cualquier componente que enferme para que sea tratado en Alemania y evite el confinamiento por cuarentena en el país. “Este asunto era innegociable para ir al Mundial”, reveló el portero Heinevetter, ya en El Cairo con su país.

Sergey Hernández. Hoy viaja España desde Barajas si el tiempo no lo impide y en vuelo chárter, aunque el último jugador en entrar en la lista de Jordi Ribera, el portero Sergey Hernández, ha sido el primero en llegar: aterrizó ayer tras aguardar tres días en Estambul sin poder salir a Madrid con el resto de la Selección B.

España, que en 1999 logró en Egipto la que era su mejor actuación de siempre con el cuarto puesto (luego ganaría dos oros y un bronce), llega con la obligación de mejorar el séptimo puesto del Mundial anterior. Su segundo título Europeo consecutivo mete presión al grupo de Jordi Ribera, quien se ha visto obligado a recomponer toda su preparación en un trimestre aciago: se aplazó por la COVID-19 el partido ante Eslovaquia, no hubo torneo de España, la Final Four le impidió contar con ocho jugadores que van al Mundial, y por último, las nieves de Filomena les impidió disputar el segundo partido ante Croacia y a entrenarse en Guadaajara en condiciones precarias. Pese a todo, Ribera declara que ve al equipo “con buenas sensaciones para afrontar el Campeonato”, con un bloque que está en el epílogo de su carrera y una generación emergente que pide el mando.

Con todos pendientes de la pandemia se pierde la perspectiva de que no estarán por lesión Palmarsson, Karabatic, Karasic, Aginagalde... Estrellas mundiales sin duda.

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