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GOLF |

El mal del Tigre: "Mi cuerpo no funciona como en el pasado"

Woods reconoce que su cuerpo, especialmente la espalda, está al límite: "No importa cuánto lo intente o me exija, simplemente no responde como antes”.

Tiger Woods en Augusta.
JAMIE SQUIREAFP

“Hay días en los que mentalmente es más difícil empujar que otros porque físicamente no estoy como antes. No importa cuánto lo intente, cuánto presione y exija a mi cuerpo, simplemente no funciona como solía hacerlo”, explicaba Tiger Woods a los medios norteamericanos en el Masters de Augusta que ganó Dustin Johnson. El californiano de 44 años se mostraba cansado, igual que se le había visto desde el sábado en el campo de Georgia tras un ilusionante primer recorrido que había finalizado con cuatro bajo par. Los 26 hoyos que tuvo que jugar ese día, por los retrasos por la tormenta del jueves, le han pasado factura. Tanta, que la catarsis que vivió el domingo en el par 3 del 12 con diez golpes, el peor hoyo de su carrera profesional, e han retrotraído a las cuatro operaciones de espalda, más otras tantas en la rodilla izquierda y los problemas de codo, cuello y tendón de Aquiles.

Combinación letal para un Tiger al que se le vio sufrir en Augusta: caminata lenta entre hoyos, gesto de dolor tras cada golpeo, rotación, putt o incluso al agacharse para sacar la bola del hoyo, movimiento que hace con delicadeza. Sus swing se han vuelto mucho más rígidos e incluso robotizado. “Puedo caminar todo el día, pero la parte difícil es agacharme, doblarme y girar. Algo que es parte del juego, por lo que cada movimiento será siempre un desafío con mis problemas de espalda”, reconoce el cinco veces ganador de la chaqueta verde. Incluso insinuó que no se ve sacando más su americana del Augusta National, un privilegio reservado para el vencedor durante un año. Es decir, leyendo entre líneas, Tiger asume ya que es posible que nunca gane otro Masters... ni quiza ningún otro 'major'.

Dustin Johnson y Tiger Woods en Augusta antes de la imposición de la chaqueta verde al ganador del Masters 2020.
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Dustin Johnson y Tiger Woods en Augusta antes de la imposición de la chaqueta verde al ganador del Masters 2020.Patrick SmithAFP

Tras su cuarta operación de espalda en 2017, la que se realizó en el Texas Back Institute para aliviar la presión sobre el nervio ciático que le generaba dolor severo en la zona lumbar y las piernas, el mensaje fue revelador. En el comunicado, además de explicar que la "terapia conservadora que había incluido rehabilitación, medicamentos, actividades limitantes e inyecciones fracasó como una solución permanente" tras las tres 'reparaciones' temporales realizadas por el doctor Charles Rich, entre la primavera de 2014 y el otoño de 2015, para quitar presión y dolor en las vértebras dorsales se leía una frase inquietante para sus legiones de seguidores: "La idea de esta intervención es que Woods pueda seguir jugando al golf y tener una vida normal para poder jugar con sus dos hijos".

Tiger parecía mejor y de hecho en 2019 rugió de nuevo logrando, por ejemplo, el triunfo precisamente en el Masters de Augusta con 43 años. Todo parecía ir en el buen camino, pero en febrero de 2020 resurgieron los problemas. Tuvo que retirarse del Genesis Open por problemas de espalda. "Está algo rígida", dijo su agente Mark Steinberg. Se resintió de nuevo en julio durante la segunda ronda del torneo Memorial del PGA TOUR y ahora en el Augusta, aunque acabó como un gran campeón con cinco birdies en los seis últimos hoyos tras el desastre del 12, ha vuelto a sufrir. “En los días largos acabo dolorido, como estoy ahora. A veces es difícil motivarse. Tengo dolores y debo lidiar con cosas con las que nunca antes había tenido que hacerlo”, concluye Woods asumiendo que el proceso tiene difícil vuelta atrás.

Deterioro algo prematuro para su edad que muchos achacan al tremendo castigo al que sometió a su cuerpo en los inicios: horas y horas de gimnasio, poco descanso, presión mental o una preparación física muy exigente y cercana a la obsesión que entrenamientos militares basados en los navy seals con saltos en paracaídas o ejercicios límite de apnea incluídos.