"Trabajaré por la medalla en Tokio con más determinación"
Alberto Martínez, ya clasificado para los Juegos Olímpicos en los 10km aguas abiertas, explica que tras la cuarentena se ve con más ganas del podio en Japón.
"Este chico tiene algo", siempre repite Fred Vergnoux cuando habla de Alberto Martínez, nadador de aguas abiertas ya clasificado para los Juegos Olímpicos al finalizar entre los diez primeros en la prueba de los 10 kilómetros aguas abiertas del pasado Mundial de Gwangju. Esa determinación se evidencia en la primera palabra del murciano, que esta tarde ha contestado las preguntas del nadador paralímpico Xavi Torres en una iniciativa de la Real Federación Española de Natación (RFEN).
"Hay que estar algo loco para nadar aguas abiertas y estar todo el rato pegándote, atacando.... Y, sobre todo, por el entrenamiento. Tantas horas pasan factura", se arrancó el compatriota de Marga Domínguez, la última medallista española en un Mundial de larga distancia. El confinamiento, como un león enjaulado, solo ha aumentado la voracidad de Martínez. "Estoy muy convencido después de esta cuarentena de que puedo conseguir medalla. Mi determinación nunca había sido tan fuerte. No me gusta decirlo, pero lo voy a pelear y trabajaré para ello", comentó.
Las aguas abiertas han aumentado el nivel en los últimos años. Más allá de una disciplina de especialistas, muchos nadadores han dado el salto de la piscina al mar, como el campeón olímpico Gregorio Paltrinieri. "Me impactó al verlo en una Copa del Mundo. Pero nunca me he sentido inferiores a ellos, todo lo contrario. En los últimos metros, cuando están en el grupo de cabeza, lo que piensas es que no eres inferior y los puedes ganar", argumenta.
Las aguas abiertas es una modalidad estratégica, donde hay que cuidar no desgastarte demasiado antes del último kilómetro, donde se acostumbran a despejar las primeras posiciones. "Te tienes que adaptar a las incertidumbres de la prueba. Hay oleaje, las temperaturas te pueden sorprender. En los Emiratos, por ejemplo, nos acostumbramos al calor, pero al final nadamos con 19 grados en traje neopreno. Y eso modifica todo, pero eso hay que estar preparado para tdoo", comenta. En Tokio, las aguas del circuito de la Bahía pueden alcanzar temperaturas próximas a los 30 grados.
Con cinco años, Martínez ya se lanzó a nadar a mar abierto. Quédo último, pero "mi divertí y aprendi lo que quería hacer". Desde entonces, "nunca me he retirado de una prueba y nunca lo haré". Un espíritu que se pudo comprobar en el último Mundial, en una prueba de 25 kilómetros salvaje, con lluvia y a punto de la retirada por problemas en la carrera, pero que finalmente deparó de nuevo una heroicidad en Corea del Sur. Un espíritu que lleva a Martínez, de apenas 21 años, se cuela entre los tiburones de las aguas abiertas.