AS COLOR Nº282

Barry McGuigan: el Ali irlandés que unió a un país fracturado

Fue campeón del mundo, pero su legado trasciende del deporte. McGuigan fue una de las personalidades que ayudó a la paz entre católicos y protestantes en Irlanda.
Juego amistos, Irlanda vs USA

El 12 de abril de 1983 Barry McGuigan, un joven prospecto irlandés, buscaba su primer título como boxeador profesional: el campeonato británico el peso pluma. McGuigan había nacido en el pequeño pueblo de Clones (Irlanda), frontera con Irlanda del Norte, y de los 14 combates previos que tenía en el pugilismo rentado había disputado ocho en Belfast. Su combate más importante hasta la fecha lo iba a disputar también en la capital norirlandesa. McGuigan gustaba a sus paisanos irlandeses y también encandilaba en Irlanda del Norte. Estaba en un brete, debía posicionarse en medio de del conflicto armado que vivía Irlanda entre católicos y protestantes. Su decisión sería clave en su futuro… y optó por los valores del boxeo: respeto y no violencia.

McGuigan saltó al ring con un pantalón en el que no aparecía la bandera de Irlanda, lucía la de la paz de las Naciones Unidas. Además, tampoco hubo himno oficial, su padre Pat McGuigan (cantante) interpretó la canción: “Danny Boy”, pieza típica irlandesa en la que un padre canta a su hijo que se marcha a la guerra. El joven púgil, sólo tenía 22 años, se había posicionado, pero no lo hizo con ningún bando, lo hizo por la paz y el diálogo. “El boxeo es entretenimiento, a la gente le encantaba olvidarse de los problemas durante un rato. El hecho de que no me vistiese de verde, blanco y dorado, ni tampoco luciese ningún mensaje era poderoso. No elegiría, la gente lo apreció”, ha reconocido años más tarde. Ganó el título, pero fue lo de menos esa noche.

Su gesto llegó a todos los bandos y se erigió como un símbolo para resolver los problemas de forma pacífica. McGuigan antes de ese combate ya había dejado clara su postura neutral. El boxeador era católico, y dos años antes se había casado con su novia de toda la vida, Sandra Mealiff, protestante. Otro hecho que mostraba que la convivencia pacífica era posible. Su posición hizo que en ambos bandos del conflicto armado tuviese fans, lo que provocó que en sus combates se viviese una unión que no era posible en otros ámbitos del día a día o en otros deportes, donde había grandes enfrentamientos.

McGuigan se erigió como un símbolo y repitió su propio ‘himno’ en sus combates más importantes. Además de héroe nacional, logró levantar en cuatro ocasiones el título europeo del peso pluma y tres el mundial WBA, un entorchado que cedió en Estados Unidos en 1986, pelea a la que llegaba tras 27 combates sin conocer la derrota (la primera de su carrera fue en su tercer pelito). Después de ceder el cetro mundial intentó volver a coger lustre, sumó tres victorias, pero tras caer ante Jim McDonell, decidió colgar los guantes. Como boxeador será recordado, como pacificador es historia. El irlandés emuló a Muhammad Ali con un mensaje pacificador, unió a un pueblo roto durante sus combates. El boxeo une.

Barry McGuigan posa para un reportaje fotográfico durante su carrera.

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