NFL

El cambio en la regla del punto extra, no fue para tanto

El paso de la yarda dos a la quince pretendía hacer de este lance del juego en algo que fuese mucho más crucial en el desarrollo de los partidos.

USA TODAY Sports

El cambio en la norma del punto extra la pasada temporada fue la modificación más importante en el libro de reglas de la NFL. El paso de la yarda dos a la quince pretendía hacer de este lance del juego en algo que fuese mucho más crucial en el desarrollo de los partidos y, tal vez, un elemento diferenciador en momentos de estrés.

Ya desde la pretemporada se vio que el cambio en la norma iba a tener consecuencias en el juego. Una de las implicancias era que tal vez los equipos tendieran al uso de la jugada de dos puntos en lugar de jugársela con un punto extra (XP) y los Steelers fueron uno de los equipos que mostraron un mayor interés en aplicar este lance para romper la tradición.

En temporada regular este hecho se vio referenciado al ser comparado con temporadas anteriores. Entre las temporadas 2010 a 2014 se intentó la conversión de dos puntos un 4,13 % de las veces tras la anotación de un touchdown (TD). En la temporada que nos ha dejado, este porcentaje ha subido hasta el 7,31 % con un acierto del 46,88 % (45 de 96 intentos), algo inferior a los porcentajes obtenidos en las temporadas anteriores del 52,35 % de éxito (139 de 265 intentos).

Claramente los equipos han cambiado en su forma de afrontar los encuentros tras anotar un TD, pero la revolución no ha sido tan brusca como se esperaba. Este intento de utilizar la conversión de dos puntos sobre el XP se fue desvaneciendo a lo largo que pasaban las semanas, y la tradición volvió a los campos de football.

El cambio en la regla ha traído que el porcentaje de conversión de XP no fuese tan automático como las pasadas temporadas, el cual era de un 99,19 % de acierto en las últimas cinco (6.103 sobre 6.153 intentos). En global, durante la temporada 2015 se ha alcanzado un 94,17 % de acierto (1.146 de 1.217 intentos), una reducción considerable.

Por equipos solo cinco han logrado acertar todos sus intentos: Cowboys (25 de 25), Falcons (34 de 34), Packers (36 de 36), Patriots (52 de 52) y Ravens (29 de 29). Por el contrario, los tres campeones por la cola han sido Jaguars (32 de 39, 82,05%), Bills (34 de 40, 85,00%) y Chargers (28 de 32 87,50 %), junto con otros dos equipos cuyo porcentaje de acierto ha estado por debajo del 90%: Texans (88,89%) y Vikings (89,19%).

Analizando los datos, más allá del porcentaje de acierto, es ver cuándo y por qué se produjeron los fallos. El cuándo es en qué momento del partido, y los datos indican que se fallaron más XP, en los cuartos segundo y cuarto con un 6,42 y un 7,10 % respectivamente, mientras que es el tercer cuarto cuando los kickers parecían mostrarse más seguros, con un 3,69 % de fallo.

El por qué es cómo se produjeron esos fallos. Caben tres posibilidades. La primera es el bloqueo por la defensa, la segunda es por dar en los palos y la tercera es que el ovoide se fuera de ambos palos. Por bloqueo se produjeron 12 fallos, golpeando los palos fueron tan solo 11 (5 a la izquierda y 6 a la derecha) y fuera de los palos fueron 48 fallos (21 a la izquierda y 27 a la derecha).

Haciendo un poco de football-ficción, sumando los fallos exclusivamente no achacables al kicker, resulta que el porcentaje de acierto de los XP ascendería al 99,01 %, una décima menos que el promedio de los últimos cinco años, por lo que se puede decir que las defensas se han puesto las pilas para tratar de evitar un punto en contra.

Otro de los aspectos que se habló antes del inicio de temporada era la influencia que el tiempo podría tener sobre el acierto. Esta variable se ha estudiado con anterioridad atendiendo a los field goals (si os interesa, buscad el artículo “Going for three: predicting the likehood of field goal succes with logistic regression”) y con solo una temporada efectiva con este cambio en la distancia para el XP, es difícil establecer posibles variables. La única cuantificable, por cantidad de datos disponibles, es la afectación que los domes frente a los estadios abiertos puedan tener en el acierto.

Lo que ha ocurrido es que jugar un partido en un dome frente a un estadio abierto muestra claras diferencias en el porcentaje de acierto. De los 308 intentos de XP realizados en domes subieron al marcador 293 (95,13%), mientras que en estadios abierto el porcentaje bajó hasta el 93,84 % (853 sobre 909 intentos), una diferencia palpable.

Pero yendo hacia la esencia que trataba de buscar este cambio de norma, más allá de que los XP no fueran tan automáticos, era que pudieran ser decisivos estos fallos. Lo cierto es que de todos los partidos de temporada regular, no se ha visto ningún dato que tienda a pensar que el fallo de uno de los XP fuese decisivo para que el resultado final del partido fuese diferente. Y esto incluye aquellos partidos donde en lugar del intento de XP se fuera a por la conversión de dos puntos.

Se podría pensar que en los playoffs, en el partido de Patriots contra Broncos, donde el efectivo Stephen Gostkowski falló el XP del primer TD de New England pudo ser decisivo, pero los fallos en varias decisiones en el último cuarto del equipo parece que tuvieron más influencia en el resultado que este error para que los Broncos finalmente accedieran a la Superbowl 50.

Ha sido una sola temporada, pero el cambio, ahora ya definitivo, en la distancia ha traído las consecuencias que la NFL deseaba aunque tal vez no todas las posibles. Es probable que en los años venideros el porcentaje de acierto ascienda y que el intento de dos puntos, que esta temporada aumento, vuelva a los cauces de temporadas anteriores.

Y para el pobre Blair Walsh, sin acritud, una enhorabuena, que este año estrena dome.

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