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Quarterbacks

Los Colts enloquecen y cambian a Hasselbeck por Freeman

Matt Hasselbeck, que el próximo mes de septiembre cumplirá 41 añazos, se puede convertir en el quarterback más atractivo de la próxima agencia libre.

Matt Hasselbeck ha completado una gran temporada con los Colts pese a que el equipo no esté interesado en contar con él en el futuro.
Jim SteveUSA Today Sports

Os voy a contar un secreto. Josh Freeman se planteó hace unos meses jugar en la liga española de football americano. Mientras tanto, ni siquiera conseguía triunfar en la Fall Experimental Football League. ¿Qué es eso? ¿La FXFL? Pues eso. Sin embargo, el 29 de diciembre lo ficharon los Colts, desesperados, para que fuera su titular en el partido que despedía su triste temporada. Un triste quarterback para un triste final victorioso contra los ‘imparables’ Tennessee Titans. Lluvia de lágrimas. Charlotada.

Pero en Indianapolis debe haber alguien con fe infinita en la nigromancia, y la fuerza oculta de una racha imparable. “Llevamos dos victorias seguidas, mantengamos a los héroes de la hazaña”. Miró la alineación, vio a Freeman, le sonó de algo, y se vino arriba. “Este sigue el año que viene, como que me llamo… Y ahora que lo pienso, ¿Y cómo me llamo?”

Y claro, para hacer sitio a un genio como Freeman había que limpiar un poco en el vestuario, y quién mejor que Matt Hasselbeck, ese señor mayor que no tiene ningún futuro en la NFL. “Y además termina contrato. A la calle con él”.

Así que, de golpe y porrazo, sin que nadie lo esperara, Matt Hasselbeck, que el próximo mes de septiembre cumplirá 41 añazos, se convierte en el quarterback chollo de la próxima agencia libre.

Hasselbeck jugó el año pasado ocho partidos después de la lesión de Andrew Luck, aunque también se perdió varias semanas por achaques propios, entre ellas la que cerró la temporada. Como siempre había hecho a lo largo de su carrera, que vivió su punto culminante con la disputa de la Super Bowl con los Seahawks el 5 de febrero de 2006, Hasselbeck movió casi siempre las cadenas con soltura, elegancia, y sin estridencias. De hecho, en algunos momentos se habló de que Luck debía aprender de su suplente a conducir un ataque con paciencia e inteligencia. Sin buscar siempre el pase más largo, sino eligiendo simplemente el más acertado.

En resumen, Hasselbeck cumplió con creces con lo que se le pide a un quarterback suplente. Y todo por el módico precio de 3 millones de dólares. Cantidad que, estoy seguro, bastantes equipos estarán encantados en pagarle. Incluso es posible que alguno supere esa cifra, con tal de asegurarse un relevo de calidad en caso de urgencia, algo que la NFL de2015 havuelto a demostrar que es indispensable para un equipo con aspiraciones.

No tengo muy claro el motivo de la marcha de Hasselbeck. La primera opción, como ya he explicado, sería un ataque de locura transitoria en los despachos de los Colts, lo que visto lo visto en la franquicia desde hace más o menos un año, no parece descabellado.

La segunda opción es que Hasselbeck, simplemente, esté harto. Y creo que esa posibilidad no es descartable. No es una cuestión de edad, aunque los 40 años son tela marinera, y os lo dice alguien con larga experiencia es esas lides. Más bien es una cuestión de prioridades. En 2010 Hasselbeck abandonó los Seahawks, se fue a los Titans, y en una sola temporada confirmó que estaba harto de que le partieran la cara, y prefería adoptar un papel más secundario en los últimos años de su carrera. Desde entonces ha sido feliz en su rinconcito de la banda, dando palmas y palmaditas…. Hasta que sucedió lo inesperado.

Cuando Luck se lesionó, Hasselbeck se miró al espejo, se fijó en las canas quwe intentaban abrirse camino en su calva, se dio la vuelta, miró a los tipos que formaban la esperpéntica línea ofensiva de los Colts, y quizá se planteó pedir asilo político en Corea del Norte. Desde ese día, se llevó tortas hasta en el cielo de la boca. Con la elegancia que ha presidido siempre su siempre infravalorada trayectoria, pero tortas al fin y al cabo. Le veías levantarse después de cada sack, y daban ganas de saltar al campo para ayudarle, y cederle el asiento en el autobús. Y el pobre resoplaba, y parecía decir: “¡Dios mío, aparta de mí este cáliz!”

Será interesante ver qué decisión toma Hasselbeck en las próximas semanas: retirarse y marcharse tranquilamente a su casa a lamerse las heridas y a contar batallitas a los nietos cuando se tercie; aceptar la oferta de un equipo sin grandes aspiraciones pero con un quarterback fuerte y sólido que le permita dar palmas y palmaditas un tiempecito más sin sobresaltos; o jugarse el todo por el todo, ahora que ha cogido carrerilla, y apostar por un equipo, quizá los Cowboys, con aspiraciones de grande y quarterback de cristal, para intentar apurar un último trago de gloria.

Decida lo que decida, bien estará. Hasselback, un grande, ya ha hecho todo lo que debía, aunque muchos ni siquiera se han enterado.