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MINNESOTA VIKINGS

Zimmer amenaza con pegar a un coordinador de los Rams

El entrenador de los Minnesota Vikings se enfadó mucho con un golpe propinado a Teddy Bridgewater, que calificó como "sucio".

Mike Zimmer habla, muy enfadado, con el árbitro del Vikings-Rams.
Adam BettcherAFP

Mike Zimmer, entrenador de los Minnesota Vikings, sufrió ayer un golpe que le dejó KO. Fue figurado, porque el real se lo llevó su QB, Teddy Bridgewater, pero la sensación que tuvo fue como si el mismo recibiese el mazazo y se quedase tirado en el campo, inconsciente.

Y es que hay pocas cosas más duras para un entrenador de la NFL que ver a tu pasador recibir un golpe de estas características. Lamarcus Joyner, el defensive back de los Saint Louis Rams, se lanza con todo a por el jugador de los Vikings a pesar de que es obvio que éste ha iniciado el slide. En el impacto, Bridgewater quedó inconsciente y abandonó el campo por el protocolo de conmoción cerebral. A lo largo de la semana un neurólogo independiente evaluará su estado y dirá si puede jugar la semana que viene. Parece que sí, según todas las informaciones que salen del entorno de Minnesota, pero eso no impide que Zimmer sintiese agonía con el momento y que, ahora mismo, siga muy enfadado.

El golpe es sucio, que duda cabe, pero se añade el hecho de que el coordinador defensivo de los Rams es Gregg Williams, quien fuera suspendido por la liga y estuvo más de un año apartado de la misma por ser la cabeza pensante del Bountygate de los New Orleans Saints. En aquel escándalo Williams había establecido un pago por lesión dentro del vestuario y el QB rival era la pieza mejor pagada. Brett Favre lo sufrió en sus carnes en una mítica final de la NFC, en la que le sacaron del campo a golpes, muchas veces con la jugada acabada.

Zimmer aprovechó esta circunstancia para salir a rueda de prensa y dejar muy claro dos cosas: una, que el golpe era sucio y que ellos no jugaban sucio; dos, que el historial de Greg Williams hablaba por sí mismo y que si lo viera en la calle habría una pelea. En román paladino, que le apetecía untarle los morros.

Lamarcus Joyner ha asegurado que la jugada no fue sucia y que en modo alguno quería hacer daño al QB de los Vikings. De hecho, ambos se conocen de sus años de instituto en el estado de Florida, donde los dos eran estrellas, y sus familias también se conocen y se aprecian desde hace años. Así que, por su parte, sencillamente cree que fue una jugada rápida y violenta, y nada más.

Pero el entrenador de los Vikings no opina lo mismo. Y tiene derecho a no hacerlo. Cuando alguien tiene la fama, justa y ganada a pulso, de haber sido un guarro ha de tener especial cuidado con estas cosas. Jeff Fisher, el entrenador jefe de los Rams, ha salido en su defensa, pero la verdad es que no se puede sentir más que empatía por un tío como Mike Zimmer que, siendo un entrenador defensivo como es, vio como su espléndida temporada quedaba suspendida en el aire por un golpe tardío, sucio y evitable. Seguro que la liga no deja pasar la oportunidad de pronunciarse al respecto, en forma de multas, esta misma semana.