Olazábal, a dos golpes de conquistar el British y cazar al "Tigre"

José María Olazábal acudió de rebote al Abierto Británico que se disputa en St.Andrews (Escocia), la llamada Casa del Golf, y se ha erigido en la mayor amenaza para Tiger Woods, número uno mundial, nueve torneos de "Grand Slam" en su palmarés y que lidera el torneo por tercer día consecutivo.

El viento arreció, Tiger pasó apuros y apareció la figura de Olazábal, que firmó 68 tiros (4 bajo par) para situarse segundo a dos golpes de la 'megaestrella' mundial, a la sazón el mejor deportista del mundo que ya ha ganado más de 50 millones de dólares sólo en el capítulo de premios.

A los 39 años, el jugador nacido en Fuenterrabía regresa al candelero golfístico cuando su nombre sonó para jugar en St.Andrews como reserva. Olazábal tiene a tiro el "Grande" que él siempre dice que le falta para sentirse realizado, después de sus dos Chaquetas Verdes de Augusta (1994 y 1999). El vasco ha ganado este torneo en las otras tres categorías (infantil, júnior y aficionado). Sólo le falta el capítulo profesional.

Olazábal es segundo, pero la aristocracia del golf camina por detrás siguiendo los pasos del español y de Tiger. Así, para la montería dominical sobre "El Tigre" el surafricano Retief Goosen (quinto del mundo) y el escocés Colin Montgomerie (siete Ordenes de Mérito pero ningún 'Grande') empatan en la tercera plaza a tres golpes del líder.

Sergio, sexto

Un peldaño más abajo figura Sergio García (sexto del mundo) en compañía del estadounidense Brad Faxon, y a cinco de la cabeza emergieron este sábado el neocelandés Michael Campbell (reciente ganador del Us Open) y el fiyiano Vijay Singh (segundo del mundo).

Ante tales eminencias de este deporte, se puede asegurar sin riesgo de equivocación que nos encontramos ante el domingo más espectacular de un torneo de Grand Slam en los que va de siglo XXI.

"Tengo una oportunidad de ganar y espero aprovecharla", asegura García, que a los 25 años maneja de nuevo opciones para llevarse su primer torneo de Grand Slam que tanto se le requiere.

La caza de Tiger, que este sábado tuvo su primer capítulo, fue fructífera ya que el estadounidense, que parecía lanzado hacia un liderato cómodo, perdió dos golpes de los cuatro de ventaja con los que comenzó la penúltima jornada.

Tiger, en día ventoso, sufrió más de la cuenta, tuvo que "dropar" con penalidad en dos ocasiones y firmó un escueto 71 (uno abajo), que deja el torneo no tan cerrado como se presumía tras sus recitales del jueves y viernes.

La responsabilidad primera de variar una estadística brutal, que refleja que Tiger nunca perdió un 'Grande" cuando salió como líder y ganó 31 de 34 torneos en los que partió también desde la vanguardia, recae en primer término en Olazábal, un jugador que no pudo clasificarse para este Abierto Británico por clasificación mundial (reservado a los 50 primeros) ni tras la fase previa. Sólo la baja de Seve Ballesteros le dio un puesto gracias a que se originó un hueco y corrió puesto en el escalafón mundial.

"Algún día se le acabará el chollo a Tiger. Quién sabe si puede ser mañana. De aquí hasta que termine su carrera golfística irá líder muchas veces y seguramente no todas ganará. Algún día le entrará una 'pirrilera' y se tiene que retirar en la última vuelta", bromeó un Olazábal relajado y que disfruta cada minuto que transcurre en el Old Course de St.Andrees.

Olazábal disfruta y mete "eagles" como el del hoyo 12, gracias a un "putt" de 15 metros que le permite presentar el mejor marcador tras tres jornadas en sus 20 actuaciones en este prestigioso torneo, en donde su mejor resultado fue un tercer puesto en la edición de 1992 que ganó Nick Faldo en Muirfield.

El vasco le pega fuerte a la bola, desde el "tee" más fuerte que nunca y más recto quizá desde que a finales del año pasado varió su preparación física introduciendo cargas específicas con pesas.

Olazábal levanta 120 kilos en máxima sentadilla. Tiger, le dobla, desde cuclillas y también en "press" de banca para pectoral. Ambos, con dos estilos distintos de entender el golf, jugarán mañana en el partido estelar.

"Le he visto levantar kilos y es para asustar. Pero bueno, en piques de esos no me quiero romper la espalda, que tengo 39 años y él (Tiger), tiene 29", bromeó el jugador vasco sobre las veces que han coincidido en el gimnasio.

"Igual me pongo unas hombreras para impresionar", ironiza Olazábal, que asegura que entre Tiger y él existe un "gran respeto mutuo". "El Tigre" tiene aún 18 hoyos por delante para escapar de sus captores.