Cristian contra el Imperio del Calcio

El Campeonato Internacional de Fútbol 7 alcanzó 1.210.000 espectadores de audiencia media. Para valorar el dato vale como referente decir que se acercó al Madrid-Barça de ACB (con el interés del pase del Madrid a la Copa en juego), que dio 1.396.000 espectadores de media. Además, el Fútbol 7 fue ofrecido en abierto en Canal +, canal codificado donde las emisiones en abierto son escasas y no suelen ser muy buscadas por la audiencia. Como último referente, vale decir que esa audiencia del Fútbol 7 es propia de los buenos días de El Día Después, programa estrella de la cadena.

Y yo me alegro, porque mereció la pena el espectáculo. Pesándolos por separado en una báscula, habríamos encontrado una diferencia enorme entre los dos finalistas. El Inter ha acudido al torneo con unos mozallones que parecían muy por encima de la edad pactada. Como venían con ficha federativa, hay que descartar la trampa. Sin duda es que allí buscan eso desde las categorías alevines: tipos fuertes, tácticos, chocadores. Gattusos, en definitiva. En el Barça lo que veíamos era niños. Alguno más altito, pero todos escurriditos, con físicos aún endebles, lejos del desarrollo.

Pero eran mejores futbolistas, y por eso ganaron. Particularmente Cristian, un nueve atrevido, de los que se emplazan arriba, que pide, que busca, que encara y que finaliza. Con astucia, regate y frío instinto en el mano a mano. Con un aire físicamente insignificante, pero con una quinta velocidad como la de

Cruyff. Para jugadores así se inventó este torneo, no para mozallones de desarrollo adelantado, a los que haría más provecho jugar en categorías superiores. Lo hermoso de la final fue eso: el triunfo del talento sobre el físico. Por eso celebro que se haya visto tanto.

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