Campeón de Invierno no es ahora

Dice Queiroz que ser campeones de Invierno da moral, y dice el mismo día Casillas que eso de campeón de Invierno es una cursilería. Está claro que para gustos se pintan colores. Pero más claro aún debería estar que campeón Invierno no es ahora, sino al final de la primera vuelta. Son las prisas de una sociedad cada vez más insaciable e impaciente, que celebra todo de antemano, lo que hace que hayamos desvirtuado el fundamento de esa expresión. Eso y estas minivacaciones que se toma la Liga, que tampoco existían años atrás, y que contribuyen al equívoco.

Al final de la primera vuelta, todos los equipos han jugado contra todos los equipos, y aunque no se haya completado el requisito de en casa y fuera, y la distribución de dificultades haya sido todavía un poco desigual, permite ya hacer una valoración del poder de cada uno. De ahí nació lo de campeón de Invierno, más como un referente (equipo a batir en la segunda vuelta) que como una mención honorífica. Como la primera vuelta siempre termina en Invierno (no necesariamente, y de hecho nunca en España, cuando llegan las navidades), de ahí lo de campeón de Invierno.

Por cierto, que eso de dar una consideración especial al líder de la primera vuelta acabó por hacerse ley en Argentina, donde cada año se proclaman dos campeones: el del Campeonato de Apertura y el del Campeonato de Clausura. Sería exactamente igual a que aquí tuviéramos cada año dos campeones de Liga, el que ganó la primera vuelta y el que ganó la segunda. Con sus vueltas olímpicas, festejos, fuegos artificiales y portadas. Otra muestra, esta vez venida del otro lado del Atlántico, de la impaciencia de nuestra sociedad, cada vez menos dispuesta a esperar.

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