El galáctico nuestro de cada año

El fichaje por parte de Florentino de un galáctico cada verano se ha convertido en una de las tradiciones nacionales. Ya no concebimos verano sin galáctico, como no concebiríamos Nochebuena sin el discurso de felicitación del Rey. Y cada vez será más difícil, porque el sector se ha inquietado. Me explico: todos han llegado a la conclusión de que dejar armarse tanto al Madrid es un peligro, y que lo que al principio parecía un capricho frívolo ha resultado ser un provechoso plan deportivo y económico. Ha resultado ser un círculo virtuoso, en feliz expresión de Laporta.

Por eso en el Madrid temen que cada vez se lo pongan más difícil. El gran problema para los demás no es que el Madrid reúna megaestrellas, sino que, contra todo pronóstico, éstas se toleren entre sí y toleren al entrenador. Eso es lo que no había ocurrido nunca y en el Madrid ocurre tal prodigio hasta el grado de que se dan casos como los de Zidane o

Beckham, que juegan en el Madrid mejor de lo que jugaron nunca. Los que han fiado sus estrategias al modelo del entrenador fuerte, el trabajo y el tacticismo, descubren ahora que le han dado mucha ventaja al Madrid.

Con todo, el objetivo de este año, Henry, es alcanzable. Primero, porque él querrá venir, como todos antes. Segundo, porque Arsene Wenger está anotado para el futuro en la agenda del club, y ambos lo saben. Tercero, porque el Arsenal, aunque diga lo contrario, necesita dinero, metido como está en el cambio de estadio, que le hará pasar un periodo de penuria. Cuarto, porque Etoo puede aliviar el esfuerzo económico del Madrid y el daño deportivo que para el Arsenal supondrá la baja del francés. Y quinto, porque, a las malas, el Arsenal preferirá que vaya al Madrid antes que al Chelsea.

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