El partido que uno perdió y el otro empató

El Racing-Osasuna pasará a la historia como el partido que uno empató y el otro perdió. Esa fue la decisión del Comité de Competición, que viene a apoyarse en la doctrina que fijó en su día Disciplina Deportiva en el caso del Getafe-Compostela, uno de los varios precedentes del caso. Se castiga con un punto al Racing por el despiste de su entrenador, pero no se le da el partido ganado a Osasuna. A efectos de los navarros, vale el empate. No me parece la peor de las soluciones, aunque sé que admite discusión. Y la admite, sobre todo, porque hay precedentes para todos los gustos.

Eso es lo malo de nuestra justicia futbolística: que en general no ha hecho justicia, sino política, y ha generado decisiones tan diversas para todo tipo de situaciones que cualquiera puede sentir agravio comparativo ante cualquier fallo, porque encontrará precedentes con los que le hubiera ido mejor. Pero, francamente, a mí no me hubiera gustado que le dieran el partido por ganado a Osasuna, porque la presencia fugaz de cuatro extracomunitarios no le perjudicó en nada. En cuanto al Racing, tampoco me parece demasiado mal que sufra algún perjuicio por su error.

Es cierto que este fallo tiene la virtud de enfadar a los dos. El Racing siente que le quitan un punto conseguido en el campo, por un despiste corregido rápidamente, en el que no hubo ni intención de favorecerse ni beneficio casual alguno. Osasuna encuentra que según la pura letra de la norma deberían darle ganador por 0-3 y santas pascuas. Y por tanto se siente despojado de dos puntos. Yo no sé en qué parará el previsible baile de recursos, si lo hay, pero sí siento que en esta decisión hay una especie de lógica natural que me complace más allá de las pasiones que levanta el asunto.

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