Son 43 partidos y ninguna baja

Contemos: cada grupo de la Champions ha exigido a nuestros equipos seis partidos. Como son cuatro, me salen veinticuatro. Con las dos eliminatorias previas que pasaron Celta y Depor, veintiocho. Más siete partidos por dos eliminatorias en la UEFA (Villarreal, Mallorca, Barça y Valencia, a éste le falta el partido de vuelta), me salen 43. A espera de lo que haga hoy el Valencia en Rotterdam, y soy optimista, podemos hablar de 43 partidos europeos disputados sin ninguna baja. Mantenemos a los ocho, y seguro que esta noche va a seguir siendo así, con permiso del Maccabi.

Ese es el nivel de nuestro fútbol, que crece y crece en una Liga muy competitiva, beneficiada por su alto nivel económico, por las muchas influencias que ha recibido, por la abundancia de internacionales de todas las latitudes en nuestros equipos, incluídos los más molestos. Pero no es sólo eso. Es sobre todo la mejora de la exigencia general. Con La Quinta del Buitre primero, con el Dream Team después, se generó en España, en todas las aficiones, un gusto muy definido por el fútbol bien hecho. Ya no bastaba ganar como sea. Los públicos pidieron más: que se jugara bien.

En los últimos años hemos asistido a morros torcidos en aficiones de equipos ganadores, como el Depor y el Valencia, sólo porque veían a sus entrenadores caer en la tentación de hacer un fútbol defensivo en determinados partidos. Algo impensable años atrás, cuando valía con ganar y no se pedía otra cosa. Ahora ya no vale ganar jugando feo, jugando defensivamente. Nadie lo quiere, nadie lo pide, pocos lo predican y las aficiones lo rechazan. Y jugando bien, cada uno en su medida, es como se eleva el nivel general y se consiguen logros como esta marcha triunfal en Europa.

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