Hacia el pleno en la Champions

Vigo celebra mientras escribo estas líneas. Vigo celebra porque el Celta sigue adelante en la Champions, contra todo pronóstico. No nos engañemos: todos lo dábamos un poquito por perdido. Quizá ellos mismos se daban por perdidos y no hicieron gran cosa hasta el gol de Kaká. Pero luego empató pronto Jesuli, y en el descanso todos pensamos ¿por qué no? Y el propio Celta pensó ¿por qué no? Y se fue a por el partido, con arrojo, y como la vida premia a los valientes no sólo ganó, y ganó bien, sino que de Amsterdam le llegó la noticia que completaba su felicidad. Y adelante.

Metido el Celta, podemos contar con los cuatro, porque el Depor y la Real lo tienen hoy lo bastante a mano como para que lo demos por casi hecho. La Real tiene un problema, es evidente, pero ese problema le afecta más en la Liga. Ese problema es el cambio de chip, el descenso de las emociones de la Champions a la pelea cotidiana de cada domingo. Ahí se despista, como el Celta. Es un problema difícil de dominar, que necesita tiempo, el tiempo que llevan Depor y Madrid en Champions. Pero esta noche, en casa, y con el objetivo tan a mano, la Real no puede fallar.

Por su parte, el Madrid ya estaba metido. Se trataba sólo de salvar el primer puesto. Un objetivo utilitario y menor en el que, la verdad, no puso mucho interés. Noche de lluvia y de discreta presencia de suplentes. Minutos para Borja, Miñambres, César y Portillo. Noche, en cierto modo, de reconciliación entre el carro del pescado y su entrenador, que tan reacio se muestra a tirar de ellos. Y objetivo logrado, porque con el empate sobraba. Todo estaba hecho de antemano, en los cinco partidos anteriores. Y el Madrid, ya se sabe, ahorra todo lo que puede para los esfuerzos de la primavera.

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