Datos para meditar

De la docena de etapas condenadas a llegar al sprint, ayer pudimos presenciar la mejor etapa de todas. La ausencia de Cipollini y Petacchi dejó el camino abierto a mucha más gente y presenciamos un espectáculo digno de una clásica. Los 20 últimos kilómetros fueron de gran emoción, mientras que en etapas como estas sólo tienen interés los últimos cinco. Datos como éste tienen que hacer meditar a los organizadores sobre lo contraproducente de meter tanta etapa llana. El ciclismo no está ya como para desperdiciar nada, se nos está viniendo abajo el kiosco y hay que afinar para ofrecer espectáculo. Y además tuvo un justo vencedor, Lombardi, que fue a por todas y sabe aprovechar sus oportunidades cuando no está su jefe, Cipollini.

Este Giro nos está dejando la recuperación de Simoni y Garzelli, dos corredores que habían desaparecido por sus conflictos con el dopaje. Simoni ha vuelto a ser el gran escalador que conocíamos y Garzelli también es el mismo, salvo que tras tan larga inactividad ha acusado el esfuerzo en la última semana. Hoy quizás pierda el segundo puesto en la crono, en la que espero que gane Aitor.

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