"Pido otro ratito en Dortmund"

Lo decía en nuestra portada de ayer: "Pido otro ratito para Dortmund". Y Del Bosque se lo dio. Un ratito solo. Entró por Pavón, y a esas alturas un Madrid desatado tenía en el campo tal concentración de ataque y de talento que parecía imposible que no cayera el gol. Claro, que también podía caer en la puerta de Casillas, porque el Madrid estaba ya prácticamente sin defensas, jugado definitivamente al todo o nada. El Borussia, un equipo imponente, con sentido táctico y el gigante Koller como héroe omnipresente, crujía. Pero Lehmann no cedía. Gran portero.

Al Madrid le quedaba una bala: Portillo. En la enésima jugada sobre el área alemana apareció su botín derecho, el malo, y la puso abajo, junto al palo, venciendo al colosal Lehmann. Era el premio al gran juego, al esfuerzo y a los méritos de un Madrid descomunal, que sin ese gol estaría prácticamente fuera de Europa. No hubiera sido justo y no ocurrió. El Madrid fue grande. No todos sus galácticos estuvieron en su mejor versión (tocado Figo, flojo Zidane), pero el equipo hizo un esfuerzo colosal en la segunda parte, un ejercicio de búsqueda y paciencia digno de un grande.

El empate no le clasifica, pero le mete en carrera, y de momento con una pequeña ventaja. Pero sobre todo deja la sensación de que jugando así, con esa intensidad y esa clase, este equipo es invencible. Portillo restableció la justicia, sería el resumen de una noche tremenda. Mientras, en A Coruña se vivía otra jornada feliz, con el gol de Tristán y la noticia de la caída de la Juve en Delle Alpi ante el Manchester. Se dispara el Manchester en ese grupo, como el Milán en el del Madrid. Pero la segunda plaza está al alcance de los dos equipos españoles. La Champions nos sonríe. Y esta noche más.

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