Los niños de Mallorca se llevaron un chasco

La Selección Española de Fútbol está en Mallorca, para enfrentarse a la alemana. Para las vísperas estaba previsto un encuentro de los jugadores con niños de la isla. No se produjo. La Federación está abandonada a un ejercicio de autofagia y nadie trabaja ya allí. Así que un acto tan simple como el encuentro con escolares de la ciudad en la que va a jugar el equipo nacional no se pudo celebrar. Los niños fueron ilusionados pero se tuvieron que volver a sus casas con ánimo lúgubre, decepcionados. Villar no piensa sustituir por ahora a Gerardo González, pero empieza a echarle en falta.

La Federación está en otra bola. Está tratando de poner sordina a las previsibles denuncias que teme que surjan tras el despido de Gerardo. Por obra del propio Gerardo, o de sus amigos, o de sus conocidos, o de tipos decentes que queden ahí dentro. Villar y Padrón temen ahora un reparto de tartas de mierda, y así todos. Nadie se atreve a asomar la cara por si se lleva un inmundo tartazo. Consecuencia: no se hace nada y la Federación Mallorquina se queda con los niños decepcionados porque los jugadores no han acudido a su encuentro, como era hábito en estas ocasiones.

Todo porque la Federación tiene una definición equívoca. Recibe una subvención oficial de la que está obligada a dar cuenta y la da. Pero además obtiene cantidades mucho mayores por la explotación comercial del nombre de España como selección futbolística. Y cuenta por ley con autorización para disponer de los mejores jugadores del país. Y de las cantidades así obtenidas no da cuenta. Quienes deberían hacerlo son unos desahogados que no se sienten obligados a ello ni por ley ni por su laxa conciencia . Y abusan de eso. Y esa caja en manos de tales incultos provoca este espectáculo.

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