El paseíllo torero de Joan Gaspart

Anuncia Gaspart que esta noche, la del primer partido de este mes de su predimisión, va a ir andando al fútbol. Para dar sensación de normalidad, dice. Lo normal para ustedes y para mí sería que fuera en coche, que es lo que hace siempre, pero la idea de normalidad que tenga este hombre no tiene por qué ser la misma que la que tenemos los demás. Así que para dar sensación de normalidad hará la excepción de ir andando, supongo que rodeado no sólo de algunos amigos, sino de un tumulto de cámaras y micrófonos, que constituirán la aportación a la normalidad de mi belicoso oficio.

No vive lejos del Camp Nou, según me consta. Al otro lado de la Diagonal. Un paseíto cuesta abajo. A pesar de eso, buena parte del tramo lo hará en coche. Dará pie a tierra a medio kilómetro del campo. Supongo que lo que trata de demostrar es que puede caminar en día de partido por la zona del Camp Nou a pesar del destrozo que ha hecho en el club. Seguro que puede. Los culés son muy educados todos, salvo los boixos, que son su peña y esos con él no se meten. Si acaso acosarán a los periodistas que le rodeen, y ésa será a su vez su contribución a la normalidad.

Lo que no está anunciado es cómo regresará a casa. Primero, es cuesta arriba. Segundo, será tarde, bajará el relente y pulularán por la zona señoritas de honra distraída (o señoritos disfrazados de tales) en cuya proximidad no debe dejarse ver un padre de familia de hogar cristiano como el suyo. Y encima está el riesgo de la alteración de la normalidad que pudiera provocar una eventual victoria del Athletic. Los minutos inmediatos a una derrota del Barça los boixos no conocen ni a su padre. O sea que si se diera el caso lo mejor sería pedir un taxi que subiera a recogerle al mismísimo palco.

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