"Si viene Ronaldo, seré mejor entrenador"

Cuando se le daban vueltas a la posible llegada de Ronaldo al Real Madrid, cuando aún se manejaba el criterio de que más le valdría a Florentino fichar un central de rompe y rasga que apuntalara atrás, cuando era opinión general que Ronaldo era una inversión fantasiosa, una vedette frágil sin nada que aportar a todo un campeón de Europa, Del Bosque bajó el balón a tierra: "Si viene Ronaldo, yo seré mejor entrenador de lo que soy". Y olé. El mejor entrenador es el que tiene los mejores jugadores, si es que sabe manejarse con ellos. Y Del Bosque sabe hacerlo.

Ahora la IFFHS le proclama mejor entrenador del mundo. Felicidades. A Del Bosque no se le suelen escuchar sabias consideraciones sobre el achique de espacios, ni sobre la conveniencia de tener o no el balón, ni sobre la forma de defender el segundo palo o de atacar el primero. Su equipo no exhibe una panoplia de jugadas de pizarra. No está a la moda en casi nada, y si en algo lo está, que posiblemente lo esté, no se le nota. Porque lo disimula o porque no nos fijamos en ello. Pero es el único, de los muchos que lo dicen, que cree de verdad que el el fútbol es de los futbolistas. Ese es su activo.

Tantos años como llevo siguiendo el fútbol los llevo viendo que cada entrenador choca con la estrella del equipo. Cuestión de protagonismo. Y de repente aparece uno que se siente capaz de manejarse con Raúl, Figo, Zidane, Ronaldo, Roberto Carlos... Ya lo dijo: cuantos más futbolistas buenos tenga su Madrid, mejor entrenador será él. ¿Y él que aporta? Aporta su bonhomía, en la que se diluyen los egos. Hace posible un ambiente en el que cada uno de esos genios del fútbol saca lo mejor de sí mismo. Y cuando ganan un título no se pone en la foto, porque sabe que lo han ganado ellos.

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