Tiene mérito
Que el Racing mantenga el nivel competitivo con las bajas de todos los titulares de ataque habla muy bien del trabajo del equipo
El lugar común dice que una imagen vale más que mil palabras. No estoy de acuerdo, así, en general, no es cierto. Muchas fotografías no aportan nada. Las de Nacho Cubero, en cambio, valen dos mil palabras. Por lo menos. Si no se lo creen, analicen la imagen que encabeza este Alargue. Yo tenía pensado valorar como se merece el rendimiento del Racing en base a la importancia de las bajas con las que Romo no pudo contar para montar el once contra uno de los mejores equipos de la categoría. Se lo expliqué al fotógrafo de AS en Cantabria y me dijo: “Tengo la foto”. Y la tenía. Juergen Elitim, Matheus Aias, Jorge Pombo, Cedric Omoigui y Sekou Gassama sentados ayer en el banquillo mientras sus compañeros calentaban. El mediocampista ofensivo, el mediapunta y los tres nueves..., Nada más que añadir señoría. Y faltaba Mantilla. El Racing marca pocos goles, pero de los que había anotado hasta anoche solo uno, marcado por Íñigo Vicente, no lo había firmado uno de los cinco de la foto. Y compitió. Y mereció ganar. Y llegó a embocar tres balones en la portería de Sivera. Les contó arrancar, fueron superados como nunca hasta ahora en los primeros 25′, pero no se vinieron abajo ante un muy buen Alavés y fueron capaces de revertir la situación. Bien el equipo, bien Romo, bien El Sardinero.
¿Y si...?
Ya sé que puede parecer contradictorio decir que tiene mérito medirte a uno de los grandes con un montón de bajas titulares y lo que voy a poner ahora sobre el tapete. Pero es que la segunda parte ante el Alavés, con el Racing valiente y cabreado, me parece que dio para pensar si este equipo no está capacitado de irse más a menudo a por el rival, no esperar tanto y no fiar los contrataques solo a pérdidas del contrario en campo racinguista. La pasada temporada hubo un momento, como contó aquí Cedric, en el que el Racing decidió dar un pase adelante, empezar a presionar más alto y más agresivo y salió bien. Es cierto que tú eras mejor que la mayoría de tus rivales y tenías un superclase como Pablo Torre para armar las contras tras robo de Tienza o Íñigo, pero también en Segunda los pivotes del Racing disfrutan con ese tipo de fútbol, cuando pueden presionar hacia a adelante, y siguen ganando balones por delante del centro del campo potencialmente dañinos para el rival. En Andorra, por ejemplo, ante un equipo que le gusta tocar (y al que el Racing destrozó con agresividad en la final de campeones), ¿porqué no intentarlo?