Ryan Edwards rompe el maleficio de los suplentes
El australiano es el primer jugador del Amorebieta que marca gol saliendo desde el banquillo. Un tanto vital para sentenciar la victoria sobre el Sporting.
El Amorebieta, en plena extraordinaria racha de resultados, está rompiendo récords semana tras semana. En la victoria que les reafirma en la lucha por la salvación, también se rompió un maleficio que venían arrastrando toda la temporada los azules que saltaban desde el banquillo. Ningún jugador que entrara de suplente había conseguido ver portería. Hasta este domingo. Ryan Edwards fue el encargado de poner punto final a la maldición. El australiano con nacionalidad escocesa sustituyó a Jon Morcillo, autor del segundo gol, en el minuto 76 de encuentro. Gracias a su conocida polivalencia e innegociable trabajo, Jandro decidió situarle en banda izquierda. Con un Sporting volcado en busca del empate, Edwards asestó la estocada final.
La hinchada zornotzarra tuvo que esperar hasta el descuento de la 32ª jornada de LaLiga Hypermotion para celebrar un gol de un suplente. En una magistral triangulación por el costado zurdo, Dani Lasure filtró un pase profundo hacia el desmarque de Edwards. Dentro del área, pero escorado para el remate, todo el mundo esperaba el pase atrás para la llegada del delantero, Yáñez también. Pero el 10 tenía otros planes. Potente y preciso disparo con pierna izquierda para perforar la portería sportinguista por el primer palo. Una diana que hizo estallar a la grada local y al banquillo, que salió en tromba a abrazar al compañero que acababa de abrir la veda goleadora de los suplentes. No la suya personal. Tercer gol de la temporada para Edwards. Los dos anteriores los firmó en la sexta jornada de liga con su decisivo doblete para derrotar por 2-0 al Mirandés en Lezama.
Ryan Edwards se ha ganado el corazón de todo Amorebieta gracias a su voluntarioso trabajo y empeño sobre el césped. Pero también por su entrañable figura fuera del terreno de juego, siempre con una sonrisa dibujada en el rostro. Su historia merece una serie, de varias temporadas. Nacido en Singapur, cuenta con nacionalidad australiana y escocesa. Su carrera futbolística ha sido un continuo vaivén entre sus dos países con una última experiencia en la liga coreana antes de aterrizar en Urritxe. Un 10 en la camiseta, y en todos los sentidos.
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