Hay un día al año que el campeonato de la regularidad pierde su razón de ser. El trabajo realizado a lo largo de la temporada importa poco, porque te puedes jugar todo en una ‘final’: la última jornada de Liga. Unas horas de fútbol que, a lo largo de las campañas, han sido testigo de alegrías, tristezas o impotencias. De invasiones y disculpas. De murmullos en las gradas y banquillos que quitaban las miradas del campo para centrarlas en las radios o móviles. De historias de euforia y abatimiento que forman parte de la Liga española. Finales de infarto que este año serán añorados: es la tercera vez en la competición (30/31 y 17/18) que se llega con todo decidido.
El 26 de abril de 1981, el Madrid, con Santillana, Del Bosque, Camacho o Juanito en la expedición, llegó a Valladolid en busca de una hazaña. Era la última jornada de Liga y, para ser campeón, tenía que ganar y que la Real Sociedad de Arconada, López Ufarte o Satrústegui perdiera en Gijón. Los de Boskov cumplieron (1-3, con remontada incluida) y, con el pitido final, empezaron a celebrar. Porque todo hacía indicar que el Sporting había vencido al conjunto donostiarra.
Un error en el marcador de Zorrilla frenó la euforia de Juanito y del equipo merengue
Obrado el milagro, Juanito se puso a cumplir su promesa: ir de rodillas hasta los vestuarios. Pero el festejo se transformó en drama. Había un error en el marcador de Zorrilla. Zamora, en el 89’, con un disparo cruzado, había anotado el 2-2 que dio al conjunto txuri-urdin su primera Liga.
En las temporadas 91/92 y 92/93 el Madrid llegó a la última jornada de Liga dependiendo de sí mismo para ser campeón. Y, en las dos, fue el Barcelona quien celebró. En la primera, el Tenerife de Valdano, que no se jugaba nada, consiguió remontar los tantos de Hierro y Hagi (hubo autogol de Rocha y un error de Sanchís y Buyo) con polémica de fondo. Ese año la plantilla culé subió en bicicleta a Montserrat para festejar el doblete de Liga y Champions.
El siguiente curso, la expedición blanca tuvo problemas con el avión en la previa del partido
Pero la pesadilla se volvió a repetir la siguiente temporada. También en el Heliodoro Rodríguez López, también con aquel equipo liderado por la Quinta del Buitre. En esta ocasión, el Tenerife se jugaba la clasificación para la Copa de la UEFA. Objetivo que consiguió gracias a un cómodo 2-0. Aunque en la previa del encuentro hubo contratiempos. Un problema en el avión en el que viajaba la plantilla blanca les obligó a volver a Barajas tras sufrir altas temperaturas en la aeronave. “Fue todo tan anómalo que cuesta asimilarlo a pesar del paso de los años”, explicó Butragueño en AS sobre estas dos Ligas perdidas.
Tuvieron que pasar 24 años para que Djukic viera el penalti por primera vez. Porque era mayo de 1994 y el Superdepor de Arsenio Iglesias, ganando al Valencia, conseguía la primera Liga del club. Pero los minutos pasaban y el 0-0 seguía en Riazor. Hasta que en el último minuto surgió el milagro. Penalti para el Deportivo. A 11 metros de la historia.
Djukic fue el encargado de tirar el penalti clave por el título de Liga
Con Donato en el banquillo, la responsabilidad cayó sobre Djukic. Su mujer le había pedido que no lanzara ningún penalti, pero le tocaba a él. Y, antes de chutar, dudó: “Me salió un desastre, flojo y sin colocar”. González paró y el equipo che, que no se jugaba nada, celebró efusivamente, levantando sospechas sobre el partido. El beneficiado fue el Barcelona, que celebró el título en el Camp Nou.
El Espanyol no se jugaba nada, pero Tamudo tenía otros planes para el derbi. El Barcelona llegaba a la penúltima jornada de Liga empatado con el Madrid (los blancos eran líderes por los duelos directos) y ninguno podía fallar.
El primer protagonista fue Van Nistelrooy, que se vistió de héroe en Zaragoza. Con un doblete, contrarrestó los dos tantos de Diego Milito (2-2). Concretamente, fue en el 88’ cuando el neerlandés cerró el marcador. 17 segundos antes de que Tamudo silenciara el Camp Nou.
Tamudo y Van Nistelrooy cambiaron el líder de la Liga en 17 segundos
Porque en Barcelona también hubo duelo de goleadores. Messi había conseguido remontar el tanto inicial del capitán perico, con una Mano de Dios incluida. Pero todo cambió. No se había terminado de cantar el empate en La Romareda cuando Tamudo, con un tiro cruzado, superó a Víctor Valdés. El Tamudazo había cobrado vida y, en 17 segundos, el Madrid había recuperado una Liga.
Así, culés y merengues llegaron empatados a la última jornada. Los azulgrana no fallaron ante el Nástic (1-5) y el Madrid se complicó el alirón en el Bernabéu. Los de Capello empezaron perdiendo contra el Mallorca y el sufrimiento blanco se alargó hasta el 67’, cuando Reyes puso el empate que cambiaba todo. El atacante reinó en la remontada con dos goles, acompañados del tanto de Diarra (3-1). Un título con protagonista propio: “Debería cobrar por el uso del Tamudazo”, explicaba el atacante en AS.
Las leyendas son difíciles de apagar y al Villarreal le tocó sufrirlo. Porque cinco años después del Tamudazo, el protagonista del apodo estaba en un Rayo Vallecano que se jugaba el descenso. La permanencia dependía del duelo directo contra el Granada. Y, cuando Segunda estaba más cerca que nunca, llegó Tamudo. Un remate de cabeza en el 91’ (1-0) dejó a la Franja en Primera, desató la invasión del campo… y mandó al conjunto amarillo a Segunda.
Un gol de Falcao acabó con el descenso del Villarreal
Porque el Atlético de Madrid de un Simeone recién llegado, con Courtois bajo palos y Falcao arriba, remató al Submarino. El colombiano ayudó a su actual equipo con un tanto en el 88’, poco antes del Tamudazo de Vallecas. El cual, además, está marcado por la polémica. "Fuera de juego si hubiera habido VAR, pero como no lo había...", explicaba el excapitán perico sobre el gol que salvó al Rayo.
Baraja y Rivaldo se empeñaron en ser los protagonistas de una noche con mucho en juego. El Barcelona tenía que ganar para poder estar en la previa de la Champions, una plaza que tenía agarrada el Valencia. Era una final que desembocó en un baile de goles en el Camp Nou.
Rivaldo rescató al Barça con una chilena histórica
El brasileño anotó dos tantos que fueron frenados por el actual técnico che. A cada celebración culé le seguía un empate de Baraja (2-2). Cuatro grandes dianas que aguardaban una aún mejor. Porque en el 87’ De Boer puso un centro que Rivaldo, en el borde del área, controló con el pecho. Y, según bajaba el balón, enganchó una chilena imparable para Cañizares. “Esos goles de Rivaldo no se nos van a olvidar”, explicó el portero, que vio a los aficionados saltar al césped al final del partido.
La última jornada liguera ha recogido goles extraordinarios, como el de Assunçao de falta para meter al Betis en la Champions por primera vez en su historia. Otros simbólicos, como los de Liceranzu a la Real Sociedad para que el Athletic ganara el derbi y la Liga. Pero también ha tenido equipos abonados al sufrimiento como el Atlético de Madrid, que sus dos últimos títulos los ha conseguido en el último partido (en la retina quedará la diana de Godín en el Camp Nou para ganar el trofeo al Barcelona). Hasta la primera edición del campeonato la consiguió el conjunto culé en el final de curso.
Historias patrimonio de la Liga que aguardan a otras nuevas