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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 26 DE ABRIL

El gol de Zamora le da el título a la Real (1981)

Santillana espera el resultado de la Real Sociedad en Zorrilla.
Diario AS

Aquella fue una liga tremenda. El Atlético estuvo muchas jornadas escapado, pero perdió su ventaja tras un desquiciante arbitraje de Álvarez Margüenda en su propio campo del Manzanares, que le sacó de quicio. El Barcelona, que le perseguía con posibilidades, sufrió en marzo el secuestro de su delantero Quini y eso le afectó seriamente. Así que al final llegaron en carrera el Madrid, campeón, y la Real, segunda el año anterior. El Madrid visitaba al Valladolid y necesitaba ganar y que la Real perdiera en su visita al Sporting de Gijón. Era el Madrid de «los Garcías», con Boškov, y la Real de Arconada, Zamora, Satrústegui y López Ufarte, con Ormaechea en el banquillo. Los dos equipos habían tenido ya una agarrada tremenda en la liga anterior, en la que la Real fue el equipo revelación. Se mantuvo invicta durante 32 jornadas, incluida su visita al Bernabéu, donde tras ir 0-2 ganando se tuvo que conformar con un 2-2 final, tras protestar mucho un penalti favorable al Madrid. En la penúltima jornada, en Sevilla, perdió su único partido por 2-1, ante un Sevilla primadísimo por el Madrid, tanto que, cuando se adelantó la Real, dos sevillistas fueron expulsados por protestar el gol. Pero nueve contra once, y ante una Real demasiado echada atrás, dos goles de Bertoni dieron la vuelta al marcador. La jornada siguiente el Madrid fue campeón de liga.

Así que aquel final de campeonato se esperó con un interés tremendo. Los dos partidos se jugaron al tiempo y el Madrid fue resolviendo el suyo con cierta solvencia, hasta ganar por 1-3. En El Molinón, la Real ha salido con su equipo de perfecta gala: Arconada; Celayeta, Kortabarria, Górriz, Olaizola; Diego, Alonso, Zamora; Idígoras, Satrústegui y López Ufarte. Hay millares de realistas en El Molinón, donde hasta el público local va con el equipo donostiarra. Aún se recuerda que dos años antes el propio Real Madrid ha privado al Sporting de su primer posible título de liga. Y fue allí, en El Molinón, donde el 25 de noviembre de 1979 (véase más adelante) había nacido el grito de «¡Así, así, así gana el Madrid!» con ocasión de la expulsión de Ferrero por un rifirrafe con San José.

En el 7’, gol de Kortabarria, de penalti, y clamor general. Pero en el 44’ y el 46’, justo antes de ir al vestuario y justo después de salir de él, Mesa marca los dos goles menos aplaudidos en toda su larga y feliz carrera como sportinguista, que dejan clavada a la Real en los 44 puntos que tenía antes del partido. Mientras, el Madrid, que ya gana en Valladolid, tiene los 45 que necesita. La segunda mitad transcurre angustiosa para la Real, que ataca pero no puede con el Sporting, cuyos contraataques también debe controlar. Ormaechea mete al jovencísimo Bakero por el fatigado Idígoras, luego a Larrañaga, medio, por Celayeta, lateral. Los minutos caen como ladrillos. El partido de Valladolid acaba un poco antes. El Madrid se queda en el campo, como todo el público de Zorrilla, atento al marcador simultáneo y a los transistores. Juanito está de rodillas, con los brazos en cruz, porque ha hecho la promesa de bajar a los vestuarios en esa actitud penitente si su equipo se proclama campeón.

En eso, en un último intento, Zamora por fin encuentra un resquicio, se mete por el callejón del ocho y dispara cruzado, por abajo. Castro mete el pie y pega al balón, pero este se eleva seguido por millares de ojos, curva su trayectoria y cae… ¡dentro! Estallan el júbilo y las bengalas. No hay tiempo para más. La Real ha ganado, por fin, la primera liga de su historia, que festeja toda la España antimadridista. Y que el propio Madrid reconoce. Boškov, en Zorrilla, le dice a Juanito: «Levanta, Juan, levanta. Se lo han merecido».