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EL REPORTAJE

El Real Madrid tira del músculo francés

El vestuario blanco tendrá la temporada próxima cuatro exponentes del fútbol que marca tendencia en el mercado a pesar de ser el quinto campeonato europeo.

Tchouameni, en su presentación
Helios de la RubiaDiarioAS

El Real Madrid tendrá la temporada próxima cuatro jugadores franceses en su plantilla: Mendy, Camavinga, Tchouameni y Benzema. Tal circunstancia no debería considerarse como una simple casualidad, sino como una consecuencia lógica de la vigente tendencia que coloca al jugador francés en la cresta de la ola del mercado futbolístico internacional.

¿Qué tienen la Ligue 1 y sus clubes para vender de forma tan prolífica su producto cuando están lejos de tener el potencial de LaLiga, la Premier, la Bundesliga y la Serie A, que, sin embargo, se convierten en sus más directos compradores? ¿Qué cualidades futbolísticas reúnen sus jugadores para alcanzar un alto grado de competitividad en edades cercanas a los 20 años y mantenerla de manera más o menos regular allá donde van?

Dos interrogantes que se reflejan directamente en la lista de traspasos de jugadores franceses en los últimos años. Dos posiciones llaman especialmente la atención: los defensas centrales y los mediocentros. Las dos demarcaciones eminentemente más físicas. Tampoco es casualidad. Entre los primeros, destacan los Konaté (Liverpool), Upamecano (Bayern), Kalulu (Milan), Saliba (Arsenal), Zouma (West Ham), Wesley Fofana (Leicester), Reinildo (Atlético) Koundé (Sevilla), Pavard (Bayern)… Entre los segundos, además de Tchouameni y Camavinga, Boubacar Kamará (Aston Villa), Guendouzi (Arsenal), Ndombele (Tottenham), Kanté (Chelsea), Rabiot (Juventus)…

Para entender un poco mejor el fenómeno en cuestión y por qué los grandes clubes europeos y británicos apuestan descarada

mente por este mercado, nada mejor que recurrir a tres profesionales que conocen la materia de primera mano, porque han trabajado o trabajan en el fútbol francés.

Cordón, campeón de Liga en el Mónaco

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realbetisbalompieDiarioAS

Antonio Cordón, actual director deportivo del Betis, se empapó bien del fútbol del país vecino en la temporada 2016-17, cuando fue máximo responsable técnico del Mónaco que ganó la Liga, jugó la final de la Copa de la Liga y llegó a las semifinales de la Champions .

“Si tuviera que destacar la mejor virtud del fútbol francés haría hincapié en la parte física. Es un fútbol menos vistoso que el nuestro, pero más fuerte en ese aspecto. Manda la estatura, la condición anaeróbica, la potencia. Aprovechan bien la mezcla que le aportan los futbolistas que llegan muy jóvenes de las academias africanas, donde también predomina el físico. Cuidan mucho esa circunstancia. Yo, por ejemplo, cuando estuve allí, tuve seis meses un scouting fijo en África que controlara directamente a los jugadores que pudieran sernos más interesantes”.

Antonio quiere marcar bien las diferencias con el fútbol español y con otros países donde ha trabajado. “No encuentras un equipo que no tenga una media de 1,80 camino del 1,90. Trabajan bastante bien los Centros de Formación de la Federación y de ellos se benefician los clubes. Un concepto que no existe en España. No existe la guerra entre clubes que hay aquí por sacarse jugadores alevines, juveniles o cadetes. Allí procuran que los críos vivan cerca de sus familias y se desarrollen futbolísticamente a través de esos centros federativos, además, por supuesto, del propio fútbol base de cada club. No se quitan jugadores. Tienen suficientes para todos. A nivel de selecciones inferiores forman equipos que parece que juegan hombres contra niños”.

Cordón conoció de primera mano la necesidad que tienen los clubes de vender jugadores para sobrevivir. “La gran ventaja que tiene el jugador francés es que tiene una adaptación rápida al equipo que va. No se puede decir que sea un mercado barato, como se demuestra con el caso de Tchouameni, pero son modernos a la hora de negociar. Son accesibles si se les compara con Sudamérica, donde antes era más fácil comprar. Sus jugadores también tienen la virtud de adaptarse rápido, pero ahora están imposibles de caros porque sus clubes no están abiertos a la negociación. En Francia hay un buen entendimiento entre el futbolista y el club a la hora de los traspasos. Se ponen de acuerdo para que ganen los dos”.

Dentro del campo, Cordón destaca que es un fútbol muy individualista y resultadista. “Lo da su sociedad. Es su forma de vivir. En su vida privada van mucho a lo suyo y eso se refleja en su comportamiento en el campo. No piensan tanto en el grupo. Predominan los datos físicos y los jugadores saben que es donde tienen que competir: en los choques, en el juego aéreo, las segundas jugadas, las anticipaciones, los uno contra uno… Los trabajan mucho. La palabra podría ser que es un fútbol resultadista. No piensan que para ganar tienen que jugar bien. Me chocó mucho porque yo venía de la Escuela Villarreal, donde no valía ganar de cualquier forma y si perdías jugando bien no te decían nada, pero si ganabas jugando mal, te caía una gorda. Allí no. Daba igual cómo ganásemos. Al principio de mi año ganábamos, pero jugábamos fatal, pero nadie me decía nada. En España hay más equilibrio en este sentido”.

Óscar García, un superviviente

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DIARIO AS

El técnico catalán, que ya vivió una primera experiencia en Francia con el Saint-Étienne (2017), comenzará en breve su segunda temporada con el Stade Reims. Desde su creencia en un estilo de juego, intenta mantenerse fiel a sus ideas futbolísticas emanadas directamente de Johan Cruyff, pero es consciente de que no puede abstraerse del estilo del fútbol en el que está… Ratifica la fortaleza física del campeonato francés e intenta propiciar el trabajo con los jóvenes talentos para convertirlos en activos que puedan convertirse en jugadores exportables que impulsen la economía de su club.

La fortaleza de esta liga radica en que, a pesar de que un equipo domine claramente, el PSG, del segundo para abajo hay gran competencia e igualdad y todos pueden ganar a todos. LaLiga es superior a nivel táctico y técnico. Desarrolla más estos conceptos en edades de formación. En Francia, aunque se está mejorando en este sentido, todavía predomina el físico. El talento se mide desde este aspecto. Precisamente, mi equipo, el Stade Reims, esta temporada ha sido uno de los menos físicos. Teníamos algunos jugadores con un perfil más técnico, que nos invitaba a intentar controlar más los partidos desde un punto de vista táctico, que era lo que nos interesaba. Lo normal es ver muchos partidos de ida y vuelta. Es donde ellos se encuentran más cómodos”

En plenas vacaciones, el técnico catalán no ha podido abstraerse de la actualidad y está al tanto de la última incorporación del Real Madrid. “Tchouameni ha sido el mejor mediocentro defensivo de la Ligue 1 esta temporada. No encuentro un jugador que pueda parecerse más a Casemiro que él. Para lo joven que es, ha jugado muchos partidos tanto con el Mónaco como con Francia. El Madrid ha hecho un gran fichaje tanto de presente como de futuro”.

Robert Moreno, víctima del sistema

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Luis MillánEFE

El extécnico del Granada tiene todavía reciente su paso por el Mónaco (2019) aunque solo fueran siete meses, 12 partidos, y la pandemia marcara de forma determinante su trabajo en el club del Principado. Precisamente esta situación coyuntural le permitió conocer mejor el funcionamiento interno de los clubes franceses.

“Es un fútbol exportador. El 70 por ciento de los clubes basa su presupuesto en la venta de jugadores y eso los lleva a tomar muchos riesgos y dar oportunidades a chicos jóvenes, bien formados allí o que tienen ascendencia de la Guayana o de origen africano. En mi época, el club nos decía que teníamos que fichar jugadores jóvenes para formarlos y luego venderlos. Está el caso de Diego Llorente, lo teníamos cerrado por 20 millones y me dijeron que no porque ya tenía 25 años y no nos iba a ser fácil venderle en dos o tres temporadas. Tienen que hacer dos o tres traspasos por temporada para subsistir. La necesidad les hace inventarse jugadores. Los sacan de donde haga falta y los ponen a jugar. Cuestión de subsistencia pura y dura. El Lille, por ejemplo, después de ganar la liga hace dos temporadas y con la Champions por delante tenía que vender jugadores por valor de 80 millones para mantener la economía del club”.

A nivel futbolístico, Robert destaca: “Lo normal es encontrarte diez jugadores en cada equipo de un gran potencial físico y algunos tampoco tienen mala técnica. Todos quieren salir de Francia. Ninguno te dice que quiere triunfar en su país. Su preferencia es la Premier y luego la Bundesliga. ¿Por qué? Porque es donde, en teoría, pueden desarrollar mejor su potencial físico y no se les va a notar su posible falta de talento”.

Sin embargo, considera que hay excepciones que confirman la regla. Cuando surge un jugador como Tchouameni, que tiene talento y físico, capacidad para tener el balón y entender el juego, no le importa ir al Real Madrid. Cuando hablo de ese talento es su talento, no comparable al que nosotros estamos acostumbrados con jugadores como Cesc, Iniesta o Xavi, que son excelsos. Lo normal es encontrar muchos jugadores de gran físico, pero con poco talento para entender el juego. Van a partidos de uno contra uno en todo el campo. Te empiezan a perseguir y, claro, se imponen por sus condiciones. Te atraen, te esperan para sorprenderte con salidas rápidas. Buscan el duelo permanente. Tácticamente no encuentras nada especial que destacar. No percibí que hubiera un modelo de juego generalizado”.

Robert Moreno pone al mismísimo PSG como ejemplo de las dificultades que plantea un fútbol tan físico como el francés. “Hasta a los jugadores del París Saint Germain, que son los que más proponen, les cuesta imponerse y todos los años pierden partidos contra equipos del medio o de abajo de la tabla. Por eso, además de fichar jugadores de talento, siempre tienen que tener otros futbolistas que destaquen por su aspecto más francés, más físico, que les ayuden a soportar ese juego. Yo no veo al Barcelona de Pep Guardiola siendo tan superior en Francia como lo era en la Liga española”.

Los secretos del fútbol de moda

La primera premisa para responder a las interrogantes planteadas parte de la base de que con la excepción del PSG e incluidos el Olympique de Lyon y el Olympique de Marsella, la Ligue 1 es un campeonato vendedor. La economía de la mayoría de sus clubes cuenta con escasos recursos económicos acrecentados por la pandemia y por sus problemas para vender medianamente bien sus derechos televisivos. Su único recurso es la exportación de jugadores. Pura supervivencia. La estrategia es común: formar futbolistas en sus respectivas canteras con la ayuda de los Centros de Formación de la Federación y recurrir a las academias africanas con las que casi todos los clubes tienen ventajosos convenios. El talento se mide por su físico y los jóvenes más avanzados saltan rápidamente al primer equipo sin miedo a la edad. La materia prima es buena. Solo es cuestión de exponerla.

Desde el punto de vista puramente futbolístico, se trata de un fútbol en el que los jugadores tienen más peso que los entrenadores. Predomina el aspecto físico, el ida y vuelta, las transiciones rápidas en las que el más fuerte gana los duelos y en el que el aspecto táctico no es fundamental. No existe un modelo francés extendido entre sus clubes, como se puede ver en Alemania, España o la mismísima Premier, con excepción de los seis grandes que se salen del estilo británico.

Salvo el PSG, que juega su propia liga, se cuentan con los dedos de una mano los equipos que en mayor medida pretenden llevar la iniciativa del juego como base de sus maniobras. Es cierto que en estas últimas temporadas surgen brotes verdes y equipos como el Olympique de Marsella, el Estrasburgo, el Mónaco, el Lille, campeón hace dos temporadas, el Rennes o el Stade Reims del español Óscar García Junyet, que sí plantean una apuesta distinta.