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LA ENTREVISTA | DJALMINHA

“Vinicius debe ser resiliente y aguantar el dolor”

Djalminha (Santos, 51 años) dejó estampas históricas como su lambretta o los penaltis a lo Panenka. Salió del Flamengo, como Vini, e hizo historia en el Palmeiras en el que ahora juega Endrick. En A Coruña aún se habla de su calidad.

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“Vinicius debe ser resiliente y aguantar el dolor”
JESUS SANCHO RODRIGUEZ (SANCHOFOTO)DiarioAS

Es difícil dar con él, no le gusta exponerse con entrevistas ante los medios a pesar de que ahora es una de las caras conocidas de ESPN. Tan ídolo en Brasil como en España, Djalminha no deja indiferente a nadie con sus reflexiones...

¿Dónde arrancó la historia de Djalminha en el fútbol?

Empecé a jugar en la calle, pero a los 10 años me pasé al fútbol sala. Luego, a los 14, me fichó el Flamengo. Fue ahí donde empezó realmente mi carrera. Mi padre había jugado, fue un buen defensa...

¿Le recuerda en el césped?

No, no… Cuando él dejó el fútbol yo tenía tres años. Pero claro, vi muchos vídeos después. Mi padre jugó 17 partidos oficiales en la selección y el otro día me enteré de que fueron 17 victorias. ¡Ni siquiera un empate! (risas).

¿Dónde pasó su infancia?

Nací en Santos porque mi padre jugaba allí, pero luego fuimos a Río de Janeiro.

¿Pelé y su padre eran amigos?

Jugaron juntos, claro.

¿Tiene recuerdos de la niñez de estar con él?

Él sí me veía, pero yo no tengo recuerdos de él. Cuando lo encontré después, en los partidos de leyendas, me solía decir: “Yo te cogí en el colo (en brazos), te cogí en el colo…”. Me hablaba mucho de mi padre… Incluso circula una historia por ahí, que fue Pelé quien le dijo a mi padre que yo valía para profesional. Pero no es así, entre otras cosas, porque mi padre no me llevó nunca a jugar a ningún lado (risas).

¿Él no quería que usted fuera profesional?

Siempre me acompañó, claro, pero él lo único que quería es que yo estudiase. Si no, no me dejaba ni jugar al fútbol ni ir con los amigos. Para el fútbol, siempre me dejó libertad.

¿Qué recuerdos tiene de Flamengo?

¡Los mejores! Yo me hice mayor allí. La estructura de base era espectacular. Me hice hombre allí y se lo agradezco.

¿Con quién coincidió?

Salimos campeones de Río y de Brasil. Estaba Júnior, que tenía 38 años y había jugado en la época de Zico. Y con esa edad fue el mejor y pichichi. Estaba Zinho, que había sido campeón del mundo con Brasil en el 94, como Gilmar. Estaba Júnior Baiano, que jugó el del 98, Paulo Nunes, Marcelinho Carioca, Savio… Había muy buen equipo.

¿Por qué salió?

Por una pelea que tuve con Renato Gaúcho, que era la estrella.

¿Qué pasó?

Fue dentro del campo, en un Flamengo-Fluminense. Una discusión de una tontería del partido. Y la directiva decidió que saliera. Me cedieron al Guaraní.

¿Cambió eso su carrera?

¡Cambió mi vida! Pero fue lo mejor que pudo pasarme. En el Flamengo vivía en Río y disfrutaba demasiado de la vida. Era poco profesional. Y al salir todo cambió.

¿De qué manera?

Mi primer año en Guaraní ya fui proclamado mejor jugador en mi posición y gané el Balón de Plata. Y antes de que terminara la cesión me compraron, aunque luego me vendieran a Japón…

¿Y a usted qué se le había perdido en Japón tan joven?

Acepté por el dinero. Soy sincero. No había dudas. Me llamó el presidente, me dijo la oferta y me dio a escoger. Y acepté. Tenía un hijo pequeño…

¿Y cómo fue la experiencia?

Yo no entendí nada. Me compraron, me hicieron un contrato de seis meses, y luego volví libre a Brasil. Otra vez a Guaraní. La venta acabó siendo un préstamo.

Djalminha, con el Palmeiras.
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Djalminha, con el Palmeiras.

Y terminó en un Palmeiras al que llamaron el Dream Team. ¿Eran tan buenos?

Mucho. Era un equipo que jugaría la Liga de España y pelearía por el título. Cafú, Kléber, Júnior, Flavio Conceiçao, Amaral, Rivaldo, Muller, Luizao... Todos jugaron en Europa. Fue el mejor equipo en el que estuve en mi vida. Hicimos 82 puntos de 90 y 102 goles para ganar el campeonato.

¿Qué tenían de especial?

Ni siquiera nosotros somos capaces de explicarlo. Nos juntamos esa misma temporada, no era un equipo que viniera jugando de lejos. Fue con el dinero de la Parmalat, que acababa de entrar en el fútbol de Brasil. Cuando empezó la pretemporada ganábamos todos los amistosos 8-0, 9-1… Y pensamos que eran rivales débiles. Pero empezó la liga y seguían esos resultados, y ahí tomamos conciencia de que era un gran equipo (risas).

Y Lendoiro quiso pescar en esa gran mina…

Y tanto que lo hizo. Y le fue bien. Me cogió a mí, pero también a Flavio, Rivaldo y Luizao.

Ahora parece que a Endrick le está costando un poco en el Palmeiras. ¿Qué tipo de delantero es?

Es un fenómeno, impresionante. Tiene mucha fuerza, es rápido, finaliza muy bien y está siempre mirando al gol. Quiere marcar, no se entretiene en regates… Es un delantero distinto de los últimos que salieron de Brasil, que tienen más dribling o que son jugadores más de banda. Él es un delantero con velocidad y fuerza, y con buena finalización. Y si dribla, es buscando el gol. Si no, prefiere pasar el balón. Por la edad que tiene impresiona. Sólo hay que darle tiempo. En Brasil se sigue esperando mucho de él.

“Endrick tiene mucha fuerza, es rápido, finaliza muy bien y está siempre mirando al gol. Quiere marcar, no se entretiene en regates…”

Djalminha

¿Se parece más a Ronaldo o a Romario?

Bueno, vamos a tener calma (risas). Está usted hablando de Romario y de Ronaldo. Es otro nivel. Tiene que trabajar demasiado para intentar acercarse a ellos. Pero el estilo se parece más al de Ronaldo, sí. Y ojo, no los estoy comparando.

¿Le ve triunfando en el Madrid?

Seguro, seguro… Tiene 16 años todavía. Ha de mejorar mucho, pero tiene todo para triunfar en el Madrid.

¿Cuál fue el mejor que usted vio en un campo?

Yo he jugado con Ronaldo y Romario en la selección, no vi nada mejor que ellos. Pero a nivel de clubes el mejor fue Muller, del Palmeiras. También estuve con Luizao… ¡Y con Makaay! Tenía una conexión con él impresionante. No salíamos juntos, no nos hablábamos mucho, porque él era muy tranquilo, pero en el campo nos entendíamos de maravilla. Él se movía y yo le ponía el balón. Y fallaba poco. Era muy bueno.

Claro.

Y Tristán, que quizá tenía más calidad técnica. Pero Makaay era más veloz y me gustaba más su estilo para ponérsela.

¿Nunca quiso ficharle a usted el Madrid o el Barça?

Tuve una conversación con una persona del Barcelona. Nos llegamos a sentar en un restaurante. Pero mi cláusula era de 100 millones en el año 2000. Era imposible. ¡La cláusula de Rivaldo eran 27 o 28 millones! Me dijeron que tenía que esperar el año y medio que restaba de contrato para ir libre. Pasaron unos días, jugamos ante el Celta, ganamos y yo marqué un golazo, y al día siguiente Lendoiro me llamó para renovarme tres años. Yo estaba contento en A Coruña, y decidí quedarme.

¿Se lo pasaba bien allí?

Nos divertíamos en el campo, pero también fuera. Soy aficionado del Flamengo, pero los del Depor fueron los mejores momentos de mi vida en el fútbol. Aquella Liga ganada fue más importante que levantar la Copa América con Brasil. Fue el título más importante de mi carrera.

Dígame, ¿quién era el más fiestero en aquel Depor?

Bueno, sería más fácil hablar de quién no iba de fiesta (risas).

¡Makaay no iba!

Makaay no iba, no. Ni Donato, ni Mauro Silva. Para los demás, ya tengo que pensar (risas).

¿Llevaban mal lo de ir concentrados?

Lo que pasa es que todos éramos jugadores con experiencia. Joven sólo estaba Scaloni, aunque tenía más ganas de ganar que nosotros (risas). Y cuando era la hora de jugar, había que ser profesionales. Naybet era impresionante, Makaay, Fran, Mauro Silva, Flavio, Donato, Manuel Pablo, Romero, yo mismo… Era increíble. Y sabíamos disfrutar cuando salíamos, claro, pero más aún sabíamos cuál era nuestra obligación al jugar. Dicho esto, cuando íbamos de fiesta, íbamos de fiesta (risas).

¿Por dónde salían?

Los jueves salíamos mucho porque los viernes había baño y masaje. Íbamos por el centro y nunca tuvimos un problema con la gente. No nos escondíamos.

Sigamos con el fútbol… ¿Quién le enseñó a hacer la Lambretta?

Yo siempre me fijé mucho en otros futbolistas. Si veía una jugada bonita, intentaba copiarla. Así fue el tema de los penaltis a lo Panenka. Al primero que vi tirarlo así fue a Gianluca Vialli. ¡Yo era juvenil, y empecé a entrenarlo! Y luego nunca fallé un penalti así.

¿Y la Lambretta?

La vi en un programa de fútbol que tenía una leyenda del Santos, ‘Los grandes momentos del fútbol’. Enseñaba cosas de los años 60 y 70. Y vi a Manuel María hacer eso y dije: “¡Qué cosa más linda!”. Y lo entrené tanto que lo hacía a la perfección. Y pensé: ‘Bueno, un día, si tengo la posibilidad, voy a hacerlo’. Y aquel día, ante el Madrid, salió así, de manera espontánea. No fue premeditado. Y quedó como una marca de Djalminha.

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OSCAR PARISDiarioAS

En su carrera quedó otra marca, el cabezazo que le dio a Irureta. ¿Se arrepiente?

No me arrepiento de nada de lo que hice en mi vida. De todo recogí frutos, para bien o para mal. Y ya está.

¿Cómo era su relación con Irureta?

No tenía problema ninguno con la persona, pero no concordaba con casi nada de sus ideas futbolísticas.

¿No le parecía buen técnico?

Dejaba mucho que desear. Su mentalidad era defensiva. Ponía al equipo atrás. No podíamos jugar Valerón y yo juntos. A veces ponía a tres pivotes fuera de casa...

“Irureta dejaba mucho que desear como técnico, echaba al equipo atrás... O jugaba Valerón, o jugaba yo”

Djalminha

¿En qué momento está ahora el fútbol brasileño?

Me preocupa la base, porque no se están formando grandes jugadores de calidad. En Europa demandan jugadores de calidad, no más de lo mismo de lo que ya tienen allí.

¿Vinicius es distinto?

Ha evolucionado más de lo que muchos creían. Tuvo dificultades cuando llegó a España. No tenía buen pase o finalización, aunque sí regate y velocidad. Hoy es otro jugador y está en el camino para triunfar. Rodrygo es otra cosa, tiene más calidad técnica, más actividad dentro del juego. Y con el talento que tiene tardó un poco más, pero ya es una realidad en el Madrid.

¿Vinicius puede tomar el relevo de Neymar?

Brasil todavía necesita mucho a Neymar, es el único jugador distinto de verdad, de otro nivel, que tenemos.

¿A usted le pegaban mucho en el campo?

No, porque en el centro del campo es más difícil que te encuentren. Yo regateaba, pero la daba rápido. En banda es más complicado, hay un marcador encima de ti todo el tiempo. Me acuerdo de Savio, le cazaban mucho en el Madrid también. Pero Vinicius tiene que ser listo para no buscar la bronca del adversario.

¿Le da ese consejo?

Le diría que se vuelva más fuerte para aguantar el dolor. Porque no tiene que cambiar su manera de jugar nunca. Es su fuerte, lo que mejor hace. Ha de ser resiliente y aguantar el dolor, porque está poniendo el fútbol en el Madrid.