Manolo Higuera y el argentino Sebastián Ceria compran el Racing
El expresidente del club y el matemático y empresario bonaerense han cerrado ya el acuerdo con Alfredo Pérez y Pedro Ortiz, que saldrán del Consejo de administración
El Racing vuelve a cambiar de manos. El expresidente del club Manolo Higuera ha alcanzado un acuerdo para comprar el 75% de las acciones de la entidad hasta ahora en manos de Alfredo Pérez y Pedro Ortiz, los dueños de Pitma y todavía presidente y vicepresidente del Racing. El abogado y empresario santanderino, también exfutbolista del Racing, de 59 años, cuenta para cerrar la compra con el respaldo económico del matemático y empresario argentino Sebastián Ceria, con una exitosa carrera en el mundo del análisis de riesgo en el mundo de las finanzas, lo que le ha permitido crear, y posteriormente vender, empresas en ese sector. El acuerdo es total entre ambas partes, como han reconocido en sendos comunicados oficiales, y se está en el proceso de protocolarizar la operación, que necesita el visto bueno del Consejo Superior de Deportes antes de poder hacer efectiva la tomas de control de la Sociedad Anónima Deportiva.
Esta compra es atípica ya que el principal soporte económico de la misma, Sebastián Ceria, no participa en la operación con ánimo inversor sino por amistad y por romanticismo, ya que está casado con una santanderina, Alicia, y por esa vía surgió una relación de amistad con Higuera, que le ha acabado convenciendo de arrancar esta aventura. Ceria, que goza de una envidiable situación económica desde que en 2019 vendió su empresa Axioma por 850 millones de dólares a la corporación propietaria de la Bolsa de Francfort, tiene una manera de entender la gestión de su patrimonio muy norteamericana y, entre otras cosas, practica la filantropía. Así, ha regalado el edificio donde se ha instalado la nueva sede de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, la Universidad de Buenos Aires, donde él estudió, y que él define así: “el edificio “Cero + infinito” es un nuevo pabellón que cuenta con 23 aulas de docencia y 10 laboratorios de computación, aulas de seminarios y espacios de estudio para los alumnos. Además de un edificio, se trató de un proyecto educativo a través del cual pude vincularme aún más con la universidad y con mi país”. Casi en el mismo cuaderno filantrópico ha apuntado el dinero que va a desembolsar en la compra de la mayoría accionarial del Racing, de cuya gestión de va a ocupar Manolo Higuera.
Sebastián Ceria, bonaerense de 58 años, se licenció en matemáticas en la UBA, se doctoró en la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh, en Estados Unidos, y fue profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia, en Nueva York, de 1993 a 2000. Antes de dejar la docencia, en 1998 fundó Axioma, una empresa dedicada al análisis de riesgo financiero con sede en Nueva York y oficinas en las principales capitales financieras del mundo y cuya venta le proporcionó el capital que ahora administra. Ceria y su familia, la cántabra Alicia y los dos hijos de ambos, han vivido en Estados Unidos desde hace 35 años, aunque en los últimos tiempos pasan también temporadas en Londres, además de sus citas veraniegas con Mallorca y Cantabria, muchas de ellas compartidas en los últimos años con Manolo Higuera y su familia.
Manolo Higuera, que también posee una parte minoritaria en la empresa que han creado para comprar las acciones de Alfredo Pérez y Pedro Ortiz, va a ser de nuevo el presidente del Racing y contará con el asesoramiento de Ceria en las áreas en las que es un auténtico especialista, el análisis de riesgos financieros, que no son pocos en un club que sigue manejándose con una deuda superior a los 30 millones de euros. Lo que descartan fuentes cercanas a ambos es que esta compra llegue acompañada de la habitual venta de humo que suele acompañar a estas operaciones. Ni prometen grandes inyecciones económicas, ni fichajes de campanillas, ni objetivos grandiosos a corto plazo. Si no sangre, sudor y lágrimas, lo que aseguran es rigor y racinguismo. A Manolo Higuera, que fue quién convenció a Alfredo Pérez y a Pedro Ortiz para entrar en el Racing, le obsesionaba que tras la época de Pitma, que por desgaste de materiales se veía cercana (habían encargado al Banco Santander negociar con posibles compradores), el club volviera a caer en manos de los oscuros fondos de inversión tan habituales en estos casos o, peor, aventureros tipo Alí Syed o Dmitry Piterman.