Lo normal es perder… ¡pero vamos a ganar!
Me las prometía muy felices. Contaba con que David Silva sí estuviera listo para jugar en Barcelona. Estábamos todos. Bueno, falta el pobre de Brais Méndez, que lo tenemos lesionado. Seguro que era quien más ganas tenía de jugar en el Camp Nou, para quitarse la mala sensación de su expulsión en el partido de Copa del Rey, como una especie de revancha contra sí mismo. Aunque la oportunidad le llegará, más tarde o más temprano, es lo bonito del fútbol, que siempre te ofrece nuevos retos allá donde te caiste. Pero cuando pensaba que, esta vez, íbamos con todo es porque en el encuentro de cuartos de final de Copa de esta temporada tuvimos que jugar sin Mikel Merino y sin David Silva. Mucho lujo para un equipo como el nuestro. Y aún así nos creímos que podíamos eliminar al Barcelona. Ese es el verdadero valor de esta Real Sociedad de Imanol Alguacil, que cree en lo imposible, con un punto a veces de irracionalidad.
Pero esta Real cree con argumentos. Lo lleva demostrando toda la temporada. Sino no estaría cuarta a día de hoy, después de haber vivido más del 90% de la Liga en puestos de Champions League. Y entonces estuvo muy cerca de volver a ganar en el Camp Nou, probablemente el escenario más negro de su historia. Solo hemos ganado allí tres veces. De 83, entre Liga y Copa. El balance no puede ser más desalentador. Pero así llevamos ya muchos años, viajando al Camp Nou pensando que “ésta puede ser”, con esa ilusión que luego acaba en tristeza o decepción. Pero la última visita en Copa dolió mucho, no os puedo engañar. Porque sentíamos que la Real estaba preparada para eliminar al Barcelona, y creíamos que con David Silva sobre el campo, se podía soñar más que nunca. Pero el día anterior cayó lesionado y no pudo viajar. El palo fue durísimo, y aunque Imanol trató de ocultarlo en la sala de prensa, moralmente dejó tocado al grupo. De hecho, Merino llegó a reconocer después que el partido que más le fastidió perderse fue ese de Copa, porque en el vestuario se sentían tan fuertes como para lograr la proeza de eliminar al Barça en su campo.
Luego se hizo un partidazo, aunque se perdió m, y caímos eliminados. La Real hizo méritos más que suficientes como para forzar la prórroga y llevar la eliminatoria hasta las últimas consecuencias. Y entonces lo pensé. Creo que, incluso, lo dije abiertamente en Carrusel Deportivo. “Me hubiera gustado ver este partido con toda la Real en condiciones, y sin tener que jugar con uno menos por la expulsión de Brais”. Bueno, pues el fútbol parecía que nos daba ahora esa oportunidad. Pero el fútbol es muy puñetero. Mucho. Y tenemos que volver a Barcelona… sin David Silva. Ya es mala leche. Al menos, está vez sí está Mikel Merino. Algo es algo. Menos da una piedra, que dicen, ¿no? Y están todos los demás, que no son mancos. Y una larga lista de motivos para ganar al Barcelona: romper el maleficio 32 años después, dedicarle la victoria a Iñaki Alkiza, el malogrado esta semana presidente que presidía el club en 1991, hacer historia como la Real que más partidos ha ganado fuera de casa en una liga… y sobre todo, la Champions League. ¿Qué puede haber más importante y atractivo este sábado en el Camp Nou? Y se lo juegan los txuri-urdin. No hay mejor momento, ni excusa más contundente. Volvemos sin el equipo al completo, me quedo con esas ganas; pero seguimos teniendo opciones. Todas. A pecho descubierto. Total ya sabemos lo que nos pasa históricamente en el Camp Nou. Parafraseando a Jose Mari Bakero hace tiempo en Zubieta: lo normal es perder… ¡pero vamos a ganar! Carajo, ya toca.