Domingo Catoira, el hombre tranquilo
En la vida es muy importante saber afrontar con cierta tranquilidad las situaciones complicadas. Acelerarse en exceso o convertirse en un manojillo de nervios a las primeras de cambio no suele traer buenas consecuencias. Impide poder pensar o razonar con acierto. En eso, creo, estaremos todos de acuerdo. Y luego está el Real Valladolid, el paraíso de la tranquilidad, de la calma chicha, del no pasa nada, del ya dejará de llover. La palabra mágica la pronunció el pasado domingo el director deportivo del Real Valladolid, Domingo Catoira…“Tranquilidad”.
Tranquilidad con el equipo último de la tabla. Tranquilidad cuando estás sin entrenador tras tener que destituir a Pezzolano después del 0-5 encajado ante el Atlético de Madrid. Tranquilidad cuando eres el equipo más goleado de la categoría y el que menos goles anota. Tranquilidad cuando llevas un punto de los últimos 15. Tranquilidad cuando Francisco te rechaza ahora después de haber hablado hace un mes con él y no volverlo a llamar. Tranquilidad cuando tocas a un entrenador con equipo y el Huesca te cierra la puerta. Tranquilidad cuando has tenido que seguir contando con el técnico del filial porque no te queda otra. Tranquilidad cuando gran parte de la afición rechaza al actual propietario y toda la ciudad está hasta las narices. Tranquilidad cuando nunca más se supo de la Ciudad Deportiva, cuando Kenedy, el jugador que más cobra, ha jugado siete minutos esta temporada. Tranquilidad cuando casi te elimina el Ávila de la Copa del Rey. Tranquilidad cuando Ronaldo quiere vender este mes y no aparece todavía un comprador que ponga la oferta encima de la mesa.
Conclusión, los aficionados y la Prensa, que sí muestran preocupación ante la que se avecina, somos un grupo de paranoicos asustadizos que deberíamos subirnos al carro de la “pachorra” de la que hace gala el genuino director deportivo que tiene en la actualidad el Real Valladolid. Buen ejemplo de lo que hay que hacer es Álvaro Rubio, que esta semana dijo: " Yo no veo la situación tan complicada o dramática”. Lo dicho, Catoira les ha abducido ya a todos. Todo es una continuación del “esto lo vamos a sacar, estamos trabajando muy bien cada día en los entrenamientos. Competimos con todos los rivales”. Son declaraciones habituales de los jugadores o de Paulo Pezzolano. Insisto, Catoira les tiene a todos hipnotizados. Esta gente no lee el periódico y no se ha visto la clasificación. Viven en su mundo, en su burbuja, cobrando sus buenos sueldos y ajenos a la realidad.
Vuelvo al principio. No es cuestión de perder los nervios ni de caer en el histerismo, pero todo blanquivioleta de bien tiene que estar preocupado, muy preocupado por la situación y no puede dormir tranquilo. La gran excepción es Domingo Catoira, el hombre tranquilo que desde su particular tranquilidad ya bajó hace dos años al Espanyol y no pasó nada. Él volvió a trabajar y allí dejó a los periquitos, en Segunda, con su tranquilidad. ¿Para qué se va a alterar?
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